XXXV

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Thoma cocinaba con algo de somnolencia debido a la noche anterior, sus ojos ardían del sueño que tenía pero aguantaba cerrarlos para evitar quemarse las manos o el rostro debido a su imprudencia, terminó de hacerlo y ordenó los platos con sumo cuidado, aún así estuviera con algo de resaca no le impedía gustar tanto de la cocina, siempre buscaba que sus platillos fueran perfectos y esta vez había hecho su especialidad una variante de la sopa de miso. Llevó seis cuencos a la mesa en dónde se encontraban Zhongli tomando una habitual taza de té, Childe recargado en él durmiendo plácidamente y Yoimiya en el regazo de este último de la misma manera dormida, Ayato se encontraba a un costado de la mesa como posición del señor de la hacienda, mantenía su codo recargado en la mesa, su mejilla en su mano, con los ojos cerrados visiblemente dormido también y Ayaka aún no había llegado. Quería preguntarle a Yoimiya pero la chica pyro dormía tan cómodamente que le resultaba una pena despertarla, aún así, debía hacerlo para que todos en la mesa pudieran comer el almuerzo, pues habían despertado tarde y con visible resaca a excepción de Zhongli.

Thoma se sentó en la mesa después de dejar la bandeja de vasos con agua fría en su interior en el centro de la mesa, suspiró pesadamente.

Childe se levantó de su posición frotando sus ojos y luego estiró los brazos. — Ah, me duele tanto la cabeza. — Admitió tomándola entre sus manos para frotar su sien.

— Eso es por beber tanto anoche, come algo, seguramente con eso el dolor también baja. — Habló el ex-arconte sin mirarlo y tomando aún su taza de té, Childe asintió con una mueca en los labios mientras miraba a Yoimiya encima suyo, picó una de las mejillas.

— ¡YOIMIYA! — Gritó el pelirrojo asustando a todos en la mesa, esto provocó un sobresalto y a la chica pyro dándose un golpe en la frente con el filo de la mesa. Golpe que provocó que Ayato se sobresaltara despertándose y Thoma abriera más los ojos.

— ¡Cállate cabeza de pimiento rojo, me duele la cabeza! — Se tomó la misma entre las manos. Los quejidos bajos se hicieron presentes y pronto todos en silencio empezaron a comer, inclusive era raro para alguien como Childe mantener la boca cerrada. Poco a poco, la mesa se animó hablando de las cosas que les gustaba para conocerse un poco más entre los extranjeros.

De repente, Thoma se levantó de su lugar logrando captar la atención de Ayato. — ¿A dónde vas? — Preguntó tomándole de la ropa para atraerlo un poco mirándole desde su lugar.

— Iré a ver a la señorita, quizás tiene más resaca que nosotros. — Ayato pronto entendió que debía atender a su hermana, no era común que los dos bebieran y esta vez había sido una ocasión sumamente rara y especial, la chica no era muy tolerante al alcohol así que probablemente se sentiría peor de lo que debería, por lo que pronto le soltó y asintió con la cabeza mientras le dedicaba una vaga sonrisa.

— Ve. — Thoma dió una reverencia hacia el líder se retiró caminando de forma perezosa buscando la habitación de la chica, bostezó mientras notaba como algunas sirvientas le dedicaban más miradas de lo acostumbrado, observaba también como cuchicheaban un poco pero le restó importancia, al llegar a la habitación de la chica tocó suavemente y la puerta se abrió dejando ver a una criada quién sin objetar palabra o tan siquiera dedicar una mirada le dejó pasar. Thoma no tenía permiso de entrar a la habitación de Ayaka sin una sirvienta presente todo el tiempo, a veces era incómodo pero entendía la posición del clan de cuidar a su heredera con filos y armas.

Notó un pequeño bulto en la cama que se removía un poco con quejidos bajitos, tocó por encima encontrando a Ayaka con las manos en la cabeza y cuando ella se dio cuenta de que era Thoma al abrir los ojos, no perdió el tiempo en abalanzarse hacia él con las lágrimas en los ojos. — ¡Thoma! ¡Me duele mucho la cabeza! — Se sorprendió por la reacción de la chica, era normales los dolores de cabeza por estrés pero probablemente un dolor de resaca era demasiado para ella, el olor a alcohol le invadió y sintió algo de náuseas, aunque no podía quejarse ni mucho menos pues él seguramente olía peor y todos los demás también.

boys like boys too | Ayato x Thoma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora