Al fin libre

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Estos eran los primeros días del año que realmente podía disfrutarlos sin tener que preocuparme por la dichosa universidad y todo lo que conllevaba los trámites de ingreso, eran, al fin, los días que tenía libre antes de que todo volviera a empezar dentro de muy poco tiempo, y temía que ese tiempo fuera demasiado corto como para no poder disfrutarlo al máximo.

Ahora me encontraba en casa y mi madre también lo hacía, solo que no estaba sola, había un señor de una edad medio confusa (ya que cuándo lo ví tenía el cabello totalmente negro lo que le daba una aprecia un tanto juvenil, pero lo que también suponía que se lo había teñido de dicho color y a la vez tenía una barba espesa que se tornaba de blanco por los costados). Yo seguía en cama cuando mi madre entro con aquel señor casi sin previo aviso.

—Aún sigues acostado— dijo aquella mujer un poco sorprendida, el señor estaba detrás de ella.

—Hey— dije levantándome de mi cama ligeramente— no estoy para recibir visitas— miré a aquel señor, a quién se le escapaba una sonrisa nerviosa.

—Necesito que le muestres dónde están las herramientas de jardinería— básicamente ignoró lo que le estaba diciendo— el señor Garrett nos ayudará con el jardín y algunas otras cosas.

Y yo supongo que el señor Garrett era el mismo señor que yacía en la puerta de mi habitación. No nos habían presentado y ya me veía casi en paños menores, más bien había dejado el hábito de dormir en ropa interior porque sino nos hubiéramos encontrado en una situación algo incómoda.

—Esta bien, estaré con ustedes en unos minutos.

Hice referencia a que salieran de la habitación, tenía que ponerme ropa un poco más decente de la que llevaba puesta, ya que mi polera con agujeros por los costados no era la prenda más apropiada para recibir a una visita y más si no era alguien a quien conociera, al menos de un tiempo atrás.

—Saldré un momento, por favor asegúrate que tenga lo que necesita, Rick

Pero antes de que mi madre abandonara por completo la habitación le respondí
—No estaré en casa todo el día, saldré en un par de horas.

Cabe mencionar que no estaba consciente del todo en la hora en la que nos encontrabamos en ese momento.

—¡Ay, pero que lindo!— no lo decía de verdad— ¿A dónde irás?— ahí estaba de nuevo su lado un poco controlador.

—Saldré con Aris— le dije, sin explicarle de cuál de los dos se trataba. Le había mencionado a cada uno por separado por lo que no sé si le había quedado claro que eran dos personas diferentes con el mismo nombre. *inserte risita nerviosa— iré a su casa.

Me miró como si me examinara hasta la más mínima expresión que salía de mi rostro y de mi cuerpo, en general.
—No quiero que regreses muy tarde, jovencito— hace mucho que ella no usaba esa expresión para dirigirse hacia mí.

Se fueron de la habitación y recién pude alistarme y fue cuando me dí cuenta que había dormido toda la mañana, ya era poco más de medio día. Había quedado de verme con Aris (chico) a las 3 de la tarde, por lo que no me quedaba mucho tiempo para entonces. Me puse algo más presentable y le fui a mostrar al señor Garrett todo el "equipo" de jardinería que teníamos en casa, a decir verdad, no parecía que fuera un jardinero, pero no podemos juzgar a las personas por cómo lucen, ¿verdad? Y hablando del "equipo" de jardinería, solo consistía en unas cuantas palas, una grande y otra pequeña, un rastrillo para quitar las hojas, una tijera exageradamente grande y azadón, que me resultaba extremadamente pesado cuando lo usaba, bueno… muchas cosas tenían demasiado pero para mí.

Hoy era el último día de la semana hábil, por lo que habrían muchas opciones para poder hacer con Aris, pero antes de seguir pensando en ello opté por escoger la vestimenta con la que estaría el resto del día. Me decidí por unos jeans negros, un poco ajustado (antes era imposible que me vieran vestido con algo así) y una polera de manga larga a rayas, que más bien parecía un abrigo ligero más que una polera, pero yo decidí usarla como una. Y por último me puse mis zapatos Vans de color crema, para contrarrestar un poco los tonos oscuros que llevaba puestos.

Mamá aún no había salido como dijo que haría, así que me apresure en hacerlo yo antes que me obligará a quedarme en casa a esperar a que regresará de dónde tendría que haber ido. Me despedí de ella con un grito desde la entrada y salí a la calle apresuradamente, escuché que pronunciaba algunas palabras a lo lejos pero ya no alcancé a oírla.

Ahora iba de camino a verme con Aris, a verme con mi novio. Eso sonaba algo raro dentro de mi cabeza, pero cuando lo pronunciaba en voz alta… me gustaba como se oía.

UNA HISTORIA HEARTSTOPPERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora