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Diciembre 17, 1979.

Las clases volvieron a la normalidad la semana siguiente. En los pasillos podías escuchar las anécdotas de los estudiantes que sí habían ido a la excursión y, quienes no, hablaban sobre las actividades que habían realizado en esas breves vacaciones.

El tema de KyungSoo y JongIn no fue del todo olvidado, algunos aún seguían murmurando sobre esa peculiar relación, pero en definitiva, el acoso estuvo controlado, tal y como el señor Choi le había prometido.

Cuando KyungSoo ingresó al aula, todos se quedaron en silencio. Su mirada se cruzó con la de KiBum, quien solo arrastró sus ojos hacia el frente, evitando sostener algún tipo de batalla silenciosa. Esa era la clase de miradas que KiBum les daba a las personas que no merecían su tiempo ni esfuerzo. KyungSoo lo sabía, sabía que ya había ingresado a su lista negra.

Eso sí, fue inevitable no fijarse en las sombras negras que habían debajo de sus párpados.

Caminó tranquilamente hasta su asiento, a su lado estaba NaYeon, quien lo saludó con una leve venia y una sonrisa tímida. Supuso que no quería generar conflictos a tan temprana hora. KyungSoo lo entendió y no la culpó por eso.

La clase entera se mantuvo en un inquietante silencio durante todo el primer periodo de clases.

Más tarde, cuando la campana dio inicio al refrigerio, los estudiantes abandonaron el salón. Por su parte, decidió quedarse un momento hasta que no escuchara a nadie en los pasillos. Sin embargo, una persona regresó al aula cuando el silencio empezaba a reinar. KyungSoo alzó la mirada.

—Creí que te habías ido —dijo quedo, regresando su mirada a su mochila. Había terminado de colocar sus libros en ella.

NaYeon se adentró en el aula, cerrando la puerta detrás de ella. A juzgar por su expresión, se veía triste o avergonzada, KyungSoo no podía saberlo con exactitud.

—No tengo mucho apetito —respondió volviendo a su sitio—. ¿Tú vas a comer?

—Estamos en las mismas —dijo KyungSoo, sonriendo de lado.

La conversación no estaba siendo para nada cómoda, algo que realmente le pesaba, pues consideraba a NaYeon una buena amiga, a pesar de no tener tanto tiempo de conocerse.

—Oye... Sobre lo que pasó...

—No me gustaría hablar sobre eso —cortó rápidamente, pero de la forma más amable que encontró—. Solo dejémoslo atrás.

—Lo entiendo, es solo que no me gusta que pienses que me quiero alejar de ti —continuó la muchacha—. Me gusta ser tu amiga, tú me agradas mucho. Eres un chico increíble.

—Pero no quieres que KiBum te vea conmigo, ¿no es así?

NaYeon suspiró.

—En realidad, no me importa lo que KiBum opine, pero sé que el resto comenzará hablar sobre eso y lo que menos quiero es alimentar las especulaciones.

—Entonces, ¿estás de acuerdo con la división tan marcada de los alumnos? Eso es encasillar a las personas, NaYeon.

—Lo sé, pero... Esto es todo lo que conozco —respondió con la voz apagada—. He pasado toda la secundaria con KiBum y al principio creí que podíamos ser amigos. Él no era la persona frívola que es ahora. De hecho, todos nos llevábamos bien. KiBum, TaeYeon y hasta... JongHyun.

KyungSoo arrugó el ceño. ¿Había escuchado bien?

—¿JongHyun? Pero si se odian a morir.

NaYeon se encogió en su sitio y mordió su labio inferior.

Once upon a Summer [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora