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Capítulo 6: "La espera terminó, no sé nada de vos

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Capítulo 6: "La espera terminó, no sé nada de vos..."

28 de julio de 1942

       Para Jeannette, mi preciosa prometida.

    Han pasado muchos años, es la primera carta que te escribo, debido a que antes no lo permitían,, pero, no puedo aguantar, por ende, esta carta la mandará un compañero mío que escapará...
   Me emocionaría contarte más, pero, no sirvo para escribir una carta, realmente soy pésimo, aunque si es la única forma de comunicación contigo, lo haré sin dudar.
   Seguramente estés bien, ya te imagino haciendo tu rutina diaria, extraño cuando pintabas, cuando leías, cuando desayunábamos juntos, una de las mejores cosas del día.
   Se habla por ahí de que el conflicto finalizará pronto, ojalá sea así.
   Me gustaría hablar sobre tu padre, pero seguramente ya te ha llegado la notificación de su baja...   Él fue un gran soldado, de los mejores que he visto y luchó por su país e ideología, realmente le admiro.
   Apenas llegue, lo próximo que haré es besarte y verte con el precioso vestido de bodas que utilizarías, realmente, una belleza del momento.
   En caso de que mi retorno no sea posible, por favor, sigue con tu vida y olvídate de mí, no lo digo con mal intención, lo hago con la mejor.
Me gustaría contarte más, pero esto deberé ser breve.

Con cariño, tu prometido, Brian.

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La persona procede a ingresar su carta dentro de un sobre y entregársela a un soldado.

—Solo es esto. —dijo el soldado que le entregaba la carta a otro.

—Perfecto, mucha suerte, Brian.

El muchacho pelirrojo, pálido, pecoso y de ojos azules, asiente.

—Sí. Sé que llevarás eso a cabo dentro de unas horas. —dijo Brian.

La puerta de la habitación es abierta, allí ingresaría un soldado de un cargo más alto que ellos.

—Perfecto. O'Donell y Aznar, deberán venir conmigo, los de arriba, les buscan.

Ambos soldados se miran sorprendidos y se ven obligados a dirigirse a donde están los altos cargos a través de un viaje en tren. Cuando llegan a su destino, el soldado que se encargó de comprobar que lleguen a la mansión correspondiente, se retira.

Tras el ingreso de estos dos a la mansión, son recibidos por un mayordomo que los guiaría hasta un despacho de gran lujo, allí, estaría el comandante de la primera división, lo cual asombraría a los soldados.

—Siéntense, por favor. —ordenó el alto cargo.

—¡Sí! —exclamaron ambos soldados, los cuales se sientan en las lujosas sillas, en frente del tipo.

—Seguro se preguntarán el motivo por los que los llamé. La realidad es que actualmente, la guerra estaría por finalizar...—reveló el tipo.

—¿En qué podemos ayudarle? Señor, comandante. —respondió Brian.

—Cuando la guerra finalice... Debo de pedirles que ustedes se casen con mis dos únicas hijas. —reveló el jefe.

Ambos soldados se levantan sorprendidos.

—Disculpe, pero yo no tengo interés alguno en casarme. —desveló el soldado.

—Yo estoy comprometido, con una mujer maravillosa. —dijo Brian.

—Lo sé. Actualmente, poseo una enfermedad terminal y mis hijas deben de tener un esposo para heredar mi fortuna. Me encargué de buscarles buenas personas a través de mis soldados. —reveló el comandante.

—Me alegro de que usted busque esposo para sus hijas, pero no tenemos interés. Además, ¿Con qué motivo? —preguntó Brian.

—Tu padre me informó que te casarías con una plebeya. —desveló el comandante.

Brian se levanta de golpe, insulta varias veces al comandante, aunque es frenado por su amigo.

—Tienes un apellido importante. Mi hija, que heredará gran parte de la fortuna, aceptó esto. —agregó el comandante, a su vez, coloca fotos de sus dos hijas. —Ambas son de buena personalidad, inteligentes y unas bellezas... —dijo él.

Ambos miran sin ganas las fotos.

—Estoy comprometido ¿No lo entiende? —debatió Brian.

—Eso es lo que tus padres querían que te revele. —comentó el comandante.

El comandante coloca en su escritorio unas cuantas fotos de su prometida junto a otro tipo, la primera trataba de que ambos estaban viéndose mutuamente, otra ayudándole, una más, dentro de la casa mientras cenaban y la última es de ella abrazándole. Todo esto dejaría sorprendido a Brian.

—¿Desde cuándo ella? —se preguntó Brian mientras se sentaba.

—Esto sucede desde hace un año y medio, tus padres están convencidos de que debes de dejarle porque parece que lo presentó como su futuro esposo. —desveló el comandante.

El comandante se para y alza su mano hasta la puerta.

—Piénsenlo, les dejaré unas horas para que reflexionen. Aunque, dudo que prefieran volver al frente, debido a que se pondrá turbio el asunto. —comentó el comandante.

Ambos soldados son llevados a un cuarto, este sería el del personal de la mansión, allí habría un mueble, una litera, un escritorio y una silla.

—¿Por qué nosotros? —preguntó el otro soldado.

—Mike... Mis padres han pagado por mí, no me extrañaría que hayan pagado por ti y finalmente saldar la deuda que tenían con tus padres de ese modo. —desveló Brian.

—Justo cuando iba a enviar la carta y escaparme con James...—dijo Mike, a la vez se sentaría en la cama.

Brian se apoya contra el escritorio mientras observaba las fotografías de Jeannette con el extraño tipo.

—¿Estás bien? —preguntó preocupado, Mike.

—No lo comprendo...—comentó él.

—Yo, sí. Tras tantos años, se aburrió y consiguió un tipo...—comentó Mike.

Brian, de manera molesta, lo toma del cuello de la camisa abotonada militar contra la pared.

—Si vuelves hacer ese chiste, créeme que contaré tu verdad al comandante. —dijo Brian.

Brian suelta rápidamente a su amigo, el cual cae dolorosamente al suelo.

—Comprendo...—dijo su amigo. —¿Si ella es más feliz de ese modo? —preguntó.

Brian sube a la litera y procede acostarse.

—No lo sé. No me molestes más. —dijo Brian.

Mike sale de la habitación de manera callada, mientras que Brian abre su relicario con la foto de Jeannette en este.

Próximamente...

Aún así, te esperaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora