Tu espalda ya comenzaba a doler.
Habías estado en ese camarote desde que los piratas te habían secuestrado.
De repente, la puerta se abrió bruscamente, y un cuerpo fue arrojado al suelo de la habitación.
-¡Vamos!-
Grito bruscamente un pirata.
El cuerpo levantó su pecho con un jadeo.
-Hijos de...-
Los saqueadores rieron.
-No diga eso, querido príncipe, puede divertirse con la muchacha-
Unas risas socarronas resonaron por la habitación, antes de que estruendosamente, la puerta se cerrara.
Te apresuraste a ayudar a aquella figura masculina.
La tomaste por el pecho y la arrastrarse junto a la pared.
Miraste su rostro.
Un muchacho muy bello.
Cabellos avellanas levemente ondulados, decorados con una corona de hojas de viña. Ojos verdes, profundos, un cuerpo levemente cincelado, tez blanca. Cubría su desnudez con piel de tigre.
-¿Estás bien?-
Preguntaste, colocando una mano en su mejilla, el suspiró
-Si, no te preocupes-
Tu asentiste y te recostaste en la pared a su lado, escondiendo mitad de tu cara entre tus piernas.
El te miraba.
-¿Quien eres?-
Tu no volteaste la mirarada, estaba perdida en un mar de melancolía.
-Soy Tn, una princesa de Chipre-
Suspiraste.
-Y, ¿Qué haces aquí?-
-Estabamos celebrando el nacimiento del hijo de Zeus, Di-, Dio-, bah, ni siquiera lo voy a intentar-
Dijo sin ganas, haciendo que Dionisio riera levemente.
- Estábamos celebrando su nacimiento, y ellos se colaron a la fiesta, hicieron destrozos, asesinatos y robos, entre ellos, me tomaron como rehén, diciendo que si no pagaban, me llevarían a Creta para venderme a un rey que me convirtiera en su esposa, para saldar una deuda-
Suspiraste con los ojos llenos de lágrimas, uno de tus mechones rubios cayó a tu cara.
-Y, dado que mis padres me odian por arruinar su juventud, dudo mucho que paguen la deuda-
Tu sollozaste, Dionisio hizo una mueca.
-¿Y tu eres?-
Le preguntaste, su pecho se infló en un orgulloso intento de parecer importante.
-Soy Dionisio, el hijo de Zeus, dios del vino, las fiestas y la fertilidad-
Lo miraste por unos momentos, para luego caer al suelo, soltando fuertes carcajadas.
Su rostro triunfal cambió a uno de seriedad y ofenza.
-SI TU ERES DIONISIO, YO SOY ARTEMISA-
Dijiste soltando lágrimas por la risa, el se cruzó de brazos.
-Yo soy Dionisio, mortal insolente-
Otra carcajada salió de tu boca, mientras agarrabas tu estómago.
Limpiaste tus lágrimas, y suspiraste.
-No me creas, pero hagamos una apuesta-
Tu lo miraste desafiante.
-De acuerdo, si yo gano, tendrás que sacarme de aquí y llevarme a casa-
El asintió, de brazos cruzados.
-De acuerdo, pero, si yo gano, y te demuestro que soy Dionisio, vendrás al Olimpo a vivir conmigo-
Tu estrechaste tu mano, el la tomó.
-¿Trato?-
Te preguntó, tu asentiste.
-Trato-
Al terminar el trato, y cuando sus manos se separaron, rápidamente, estiró tu cabello rubio.
-¡Auch!¡Oye!-
Renegaste, el corrió hacia la puerta del camarote y se agachó a su altura.
Tomó el broche de tu cabello y lo ingresó en la cerradura, tu corriste hacia el.
Unos movimientos, y la puerta se había abierto.
Ambos se miraron y comenzaron a correr hacia la popa.
Al llegar a la superficie, todos los piratas los miraron.
El sonido de espadas, se escuchó por todo el barco, Dionisio alzó sus brazos.
Tu te posicionaste atrás de él.
-¡Y aquí es cuando te demuestro que soy un dios!-
Grito y un fuerte destello cegó tus ojos.
Cuando los abriste, el chillido de delfines sonó.
Los piratas, que antes estaban dispuestos a atacarlos, ahora eran delfines que saltaban al mar.
Tu no podías creerlo.
Cuando no había más nadie, el, ahora si, dios se dió la vuelta con sus manos en la espalda y una sonrisa victoriosa de "Te lo dije"
-¿Lo vez, Tn?-
Tu no salías de tu shock.
-E-Entonces, creo que me voy a vivir contigo-
Le dijiste, el asintió con un tono de voz juguetón.
-Serás mi esposa, te lo apuesto-
Te tomó por la cintura y los muslos, para cargarte en un clásico estilo de princesa.
-Y como viste antes, Dionsio, nunca pierde una apuesta-
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𝐃𝐈𝐎𝐒𝐄𝐒 𝐆𝐑𝐈𝐄𝐆𝐎𝐒 𝐈𝐦𝐚𝐠𝐢𝐧𝐚𝐬
RomanceImaginas con los dioses más bellos de toda la antigüedad🏛.