El Titan Helios observaba a su esposa dormir a su lado, entre las nubes.
Se levantó levemente, acercándose a ella.
La luz de la luna escondiéndose en el alba.
-Es hora de despertar, mi bella esposa-
El pelirrojo acarició su mejilla, la diosa abrió los ojos lentamente, antes de sonreír débil.
-Mi amado esposo, buenos días-
El titán sonrió, besando su nariz.
Se levantó de entre las nubes, dejando visible su desnudez.
-Ven, cariño-
Dijo extendiéndole la mano, ella la acepto e intento ponerse de pie, pero tambaleó y cayó a los brazos de su esposo.
-¿Qué sucede?-
Le preguntó, ella jadeo.
-Me duele la cadera-
El hijo de titanes sonrío ladino, cargando a su esposa en un lindo estilo princesa.
-Lo lamento, la proxima ves solo serán 3-
La chica se cruzó de brazos, mientras el mayor, sumergía ambos cuerpos en la tina de la gran habitación de su palacio celestial.
Al sentarse, Tn cruzó sus brazos al rededor de él cuello del pelirrojo.
-Mi Helios-
El titán sonrió y olfateó del cuello de su esposa.
-Oh, hija de Apolo, eres tan bella como el sol-
El antes mencionado comenzó a asomar sus rayos a la lejanía.
-Es hora de ver a tu padre-
Te dijo, Tn sonrió, tomando la mano de Helios para salir de la tina.
-Vamos-
Las damas entraron a la habitación, con ropajes en mano.
Helios se cambió primero, al terminar, tomó una copa de Ambrosía y comenzó a ver a su esposa cambiarse, con una sonrisa.
Aquella estaba tan concentrada en verse bien para la aprobación de su esposo ante su padre, que ni se percató de la mirada del pelirrojo.
-Y bien, ¿Como me veo?-
Preguntó dando una vuelta.
Ella tenía una túnica amarilla, con unas largas mangas abiertas que caían desde su hombro hasta su pantorrilla.
Desde el pecho, la espalda y los hombros hasta los pies, un tul transparente con soles de oro bordados en el.
Su cabello suelto, una corona de laureles de oro.
Se veía perfecta.
-Te vez tan hermosa, que Afrodita puede comenzar a esconderse-
La diosa de la luna menguante rió, golpeando levemente el pecho de su esposo.
Helios tomó la mano de Tn, y comenzó a caminar hasta salir del gigantesco palacio de mármol.
Frente a la gran puerta de oro, se encontraba el carruaje del que era la personificación del sol.
Era de oro, tallado con bellos detalles del mismo, con un cómodo asiento, tirado por cuatro corceles blancos.
Helios se apresuró a subir y ayudar a Tn, quien tomó la parte baja de su túnica para subir a este celestial vehículo.
Se sentó al lado de su cónyuge, quien alzó la mano donde portaba la varita que haría partir a los caballos.
Un latigazo bastó para que los pasos de aquellos animales comenzaran a rezonar.
Tn pudo sentir como el carruaje se elevaba de la entrada, y cruzaba las nubes para dejar ver al antiguo hogar de la diosa.
El Monte Olimpo.
Donde su padre, el dios Apolo, los esperaba.
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𝐃𝐈𝐎𝐒𝐄𝐒 𝐆𝐑𝐈𝐄𝐆𝐎𝐒 𝐈𝐦𝐚𝐠𝐢𝐧𝐚𝐬
RomanceImaginas con los dioses más bellos de toda la antigüedad🏛.