shades of cool; 001

capítulo 3

Cuando Peter se retiró, Bonnie aprovechó para vestirse con la prenda oscura. Su abrigo gris estaba sucio.

Se levantó de aquella polvorienta cama y se acercó a los libros. Las tapas eran gruesas y las hojas estaban amarillas, se notaba que eran viejos. Uno de ellos, tenía grabado en letras doradas "Hamlet by William Shakespeare". Curiosa hojeó las páginas, tristemente le resultaba difícil poder leer. Luego haría el esfuerzo en entender las palabras.

En el laboratorio, no podía acceder a la lectura, salvo que algún enfermero leyera algún cuento de hadas para ella y sus hermanos. Desanimada bufó, no sabría que hacer sóla para matar el tiempo.

Un ruido en la ventana la espantó, cuando se aproximó para descubrir que fue lo que provocó aquel sonido, observó un gato negro, cuyos ojos eran verdes.

–¿Qué haces aquí, pequeño amigo?–Preguntó sonriendo con ternura.

Abrió la ventana y estiró su mano para acariciar el pelaje del gato.

Un maullido se oyó y el felino rasguño la piel de Bonnie. De la cortada empezó a escurrir sangre, la muchacha siseó de dolor y cerró la ventana, decepcionada al haber sido atacada por el animal.

Desganada se dirigió a la cocina y por curiosidad abrió las pequeñas puertas del mueble construido con pino y observó su interior. Cacerolas, tazas blancas, vinagre, recipientes con especias y hojas secas como hebras de té, laurel, tomillo, canela. Aburrida cerró las puertas y se dirigió al armario, en este habían prendas de ropa, velas, y lo que más le llamó la atención, una valija de madera. La sacó de su lugar y la colocó sobre la mesa. Con su mano limpió la capa de polvo que cubría el objeto. Cuando lo abrió se llevó la sorpresa que era un tocadiscos. Emocionada buscó en el armario algún vinilo, y se sorprendió al descubrir que habían varios. Come Fly with Me de Frank Sinatra fue el que escogió. Lo colocó en el tocadiscos, pero no sabía cómo hacerlo funcionar, toco la aguja, giró con la punta de sus dedos el objeto redondo, golpeó la madera pero nada funcionó.

Enfadada, elevó su mano y con una mueca de frustración hizo que la música se reproduciera. Sonrió efusivamente, escapando una risa de sus labios. Limpió cuidadosamente la sangre que brotó de su nariz.

Se acostó en la cama y cerró sus ojos, dejándose llevar por la felicidad de escuchar música después de tanto tiempo.

(...)

001 ingresó al lugar, escuchó una balada y notó a Bonnie dormir plácidamente. Observar las facciones de la muchacha le transmitía tranquilidad. Sus labios rosados, sus pestañas largas y las minúsculas pecas esparcidas por su rostro eran motivo por el cual admirar.

Bonnie sintió aquellos ojos inexpresivos en ella, provocando la interrupción de su sueño.

–Mira lo que te he traído–Dijo Peter.

Winter con la mirada cansada, observó que en sus manos, que tenían gotas rojas, cargaba una pequeña radio.

Su nariz estaba manchada de sangre y su cabello estaba alborotado.

–¿Qué ha pasado?–Preguntó Bonnie con inocencia. Lejos de saber la cruel realidad.

–Nada ¿Qué te ha sucedido a ti?–Interrogó sujetando con sus frías manos el brazo de la adolescente.

–Un gato me ha herido, pero fue mi culpa, no debí molestarlo, no me duele, te lo prometo, no te enojes por favor.–

–Cuando digo no hagas algo que te arrepientas, me refiero a que no hagas algo estúpido, ven aquí–Dijo agarrando a Bonnie con fuerza. Abrió la puerta de la cabaña y salieron afuera. Se acercaron al lago y acuclillaron al lado de este, en el verde césped que provocaba cosquillas en los pies descalzos de Bonnie.

–Perdón.–Dijo la de ojos oscuros, cuando Peter limpió su herida con las aguas límpidas.

–No te preocupes, Bonnie... ¿Haz podido leer?–

–No, es imposible, he olvidado algunas letras.–

–Luego voy a enseñarte, aprenderás rápido.

–Me gustaría saber leer bien, como tú, podría leerte algún cuento o soneto–Dijo gruñendo levemente ante el ardor de la herida. –¿Puedo?–Preguntó pidiendo permiso para limpiar la sangre del rostro del ojiazul.

–Claro.–

Bonnie con cuidado, colocó sus manos en el agua, y pasó sus dedos delicadamente sobre la lívida piel. Cuando terminó su labor sonrió y abrazó con fuerza el torso de Peter, intentando que de alguna forma, la disculpara.

–No estoy enojado contigo.–Dijo suavemente acariciando su nuca.

–Lo sé, prometo que nunca más haré algo torpe.–