capítulo 11

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Una mano en su hombro la despertó. Abrió sus ojos enojada y Peter estaba allí, obligandola a levantarse temprano, como la mayoría de los días.

–¿Por qué me haces esto?–

–Deja de ser tan perezosa.–

Winter rodó los ojos y salió de la cama. Al acercarse a la mesa de la pequeña cocina, al lado de las tazas de té notó que para el desayuno habían muffins de arándanos. Su humor cambió repentinamente.

–Gracias, gracias, gracias.–Dijo abalanzandose hacia Peter. Este la abrazó con fuerza, dejando de lado su vil forma de actuar, ya estaba acostumbrado a las muestras de cariño de Bonnie.

–No hay de que, no es algo conmovedor.

–Hace muchos años no ha ocurrido algo especial por mi cumpleaños.–Le dijo sujetándolo con impetú.

–Entones, me alegra ser el primero en preocuparse por ti.

–¿Cómo carajos sabías que los muffins de arándanos son mis favoritos?–Dijo levantando su rostro del pecho del ojiazul, observándolo dulcemente.

–Me lo haz dicho hace unos años, cuando eras más pequeña. Por más que no lo creas, te conozco más de lo que tú piensas.

Winter se sentía tan feliz en ese momento.

(...)

–¿Qué quieres hacer luego?–Preguntó terminando su cigarro. Los dos estaban afuera, Bonnie desayunaba a su tiempo, ya que no paraba de hablarle al ojiazul sobre lo mucho que adoraba el otoño y los animales del bosque.

–No lo sé ¿Tú que quieres? Podríamos estar aquí fuera o jugar algo. ¡Ya sé! Escuchemos un vinilo de The Beatles.

–Tú decides, es tu cumpleaños.

"Ir a dar un paseo" Se le cruzó por la mente, pero obviamente no le diría aquello si no quería empezar una pelea. Río internamente, ya que Creel se enfadaría, le miraría feo y luego daría una charla sobre por qué tiene que quedarse junto a él.

–Hagamos todo.–

–Está bien.–

Terminó de beber su té y comió como si hubieran pasado años desde que no probaba bocado.

–En tu naturaleza está normalizado ser hiperactiva, no quiero imaginarte luego de toda la azúcar que estás ingiriendo.

¡Ella no era hiperactiva! Él era el pesado que no soporta la diversión.

–¿Podrías no molestarme, Peter? Sigue fumando y métete en tus pensamientos de psicópata mientras yo desayuno tranquilamente ¿¡Por qué comes tan rápido!?–

–Deja de comportarte de esa manera conmigo.– Le dijo tranquilamente.

–¿Qué he dicho de malo?–Preguntó indignada.

–Eres necia.–

–Idiota.–

–¡Cuida tu lenguaje!

–¡No! Ya cállate.

–¡Bonnie Artemis Winter, no me faltes el respeto!–

La muchacha imitó sus palabras y esto provocó que Peter enfadado, la ignorara.

–No actúes como un enojón ¡Y no digas ese nombre espantoso!–Bonnie acarició brutamente los cabellos rubios del chico. Este se alejó y 021 quiso reír.

–Vamos ¿Quién es el mejor amigo del mundo? ¡Tú!–Le dijo sonriendo y observándolo fijamente. Se acercó más a él y abrazó su torso.

–No me ignores, eres un aburrido.–

–No estoy pasándote por alto, simplemente intento tener paciencia contigo.

–Ohh, que fastidioso eres.–Dijo para luego besar sus labios rápidamente con dulzura.

–¿Qué fue eso, Artemis?–Cuestionó mientras una sonrisa intentaba salir de sus labios.

–Nada.–

Se quedaron en silencio. Bonnie oía la respiración pesada del ojiazul y juraba que podría morir en los brazos de él.

Lo quería mucho, sin dudas. Evitando el hecho de que era un asesino.

(...)

Oh, please, say to me, you'll let me be your man. And please, say to me ¡You'll let me hold your hand!–Cantaba Bonnie fuertemente. –¡Auch!–Exclamó cuando se golpeó el brazo contra la mesa.

–¿Te encuentras bien?

–Estoy genial, Peter.–Dijo irónicamente sobando su brazo, procediendo a deslizarse por el piso de madera. Se sentó en el sofá al lado del muchacho y suspiró cansada.

–Gracias por estar conmigo.–Le dijo sonriendo.

–De nada.–

–Y gracias por salvar mi vida.–

–¿Cuándo salvé tu vida?–

–En reiteradas ocasiones, por ejemplo en el bosque o cuando 002 intentó asesinar a 011 y a mi, pero yo me refiero a cuando me ayudaste a escapar del laboratorio.–Los dos largaron una carcajada por lo mencionado primeramente.

Cuando el silencio gobernó el lugar, Peter pasó sus manos frías por la nuca de Winter, y contemplandola atentamente procedió a apretarle suavemente la garganta con los pulgares y echó su cabeza atrás. Sintió la presión de sus labios contra los suyos, con tal fuerza que impidió que Bonnie hablara alguna de sus ingenuas ocurrencias.

Y en ese momento, desconsolada y desesperada por amor quiso decirle lo mucho que lo adoraba con locura, que gracias a él respiraba y moría en su tiránico beneficio. Pero no podía decirle, claro que no, evitaría ser humillada por aquél derrochador de encanto a toda costa.

shades of cool; 001Donde viven las historias. Descúbrelo ahora