final

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Aquél abrazo reconfortante terminó luego de unos minutos. Peter acarició con sus dedos las mejillas pálidas de Bonnie, se inclino hacia ella y la besó. Winter cerró los ojos y la sensación de sus labios tocando los ajenos le causó melancolía. Nunca más experimentaría la mezcla de placer e inquietud que el chico le proporcionaba.

Peter deslizó su mano hacia su cintura cubierta por el sweater blanco y apretó ligeramente. Profundizó el beso con ansiedad y Bonnie jadeó por la brusquedad. Acarició su cuello con sus manos suaves y frías por el clima. Luego de unos segundos los dos se separaron del beso.

–Regresaré dentro de un tiempo.–

–Está bien, idiota.–Le dijo observando los ojos oceánicos que le debilitaban.

–No hagas nada estúpido.–

–Lo sé. Escucharé a Frank Sinatra y te extrañaré–Bromeó.

Peter rodó los ojos y besó brevemente sus labios, en forma de despedida.

–Adiós, te quiero mucho.–Dijo Bonnie observando como él abría la puerta.

–Yo también lo hago.–

Y Bonnie Winter quiso morir en ese instante.

(...)

Con la moneda en su mano, pensó. Nadie la conocía. Nadie sabía su historia y mucho menos todo lo que perdía al realizar la llamada. Peter era todo para ella por más que esté dañado. Reencarnaría mil miserables vidas y rogaría al señor para perdonar sus pecados mortales y descansar tranquilamente en el prado.

Pero la vida de almas inocentes era más importante que un joven adonis. El mundo se verá en llamas y un completo caos terminará con todo si no hacía algo al respecto y seguía escondiéndose bajo las órdenes del chico.

Decidida, introdujo la moneda y con sus manos temblorosas sostuvo el teléfono.

–Jim Hopper.–Contestó la voz. Su respiración se entrecortó y las palabras salieron como una grabación.

–Necesito ayuda.–

(...)

Respirar le dolía y su corazón latía tan fuerte que juraba saldría de su pecho. Las gotas de sudor se deslizaban por su frente y cuello. Sintió su pulso aselerado y corrió tan rápido como nunca lo hizo. En el camino algunas ramas de árboles lastimaron su piel provocandole algo de dolor. El sweater blanco ahora era una mezcla de tierra y gotas de sangre. Sus ojos brillaron e insultos salían de sus labios ante la desesperación y algunos pasos torpes. La llovizna comenzó y pensó "Genial ¿Qué más necesito?". El gato negro se hizo presente en el bosque penetrante, el presagio provocó que el mal estar de su estómago volviera.

Cuando visualizó la cabaña sonrió y quiso llorar de felicidad.

Entró estrepitosamente y para su desgracia el chico estaba allí. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo.

–¿Dónde estabas?–Su voz era anodina y no supo reconocer su expresión.

–P-peter, estaba afuera.–

–No voy a creerte.–

El silencio llenó el lugar, Bonnie no sabía que decir. Quería rendirse y llorar en su pecho, pedirle disculpas y dejarse lastimar. A fin de cuentas su vida no tenía sentido sin él.

–No estoy m-mintiendo.–Le dijo con su vista hacia abajo.

–Mírame a los ojos.–Ordenó fríamente. Lo observó y su rostro estaba deformado de ira, la sangre ensuciaba su delgado rostro. El chico rió irónicamente y el miedo se apoderó de ella.

shades of cool; 001Donde viven las historias. Descúbrelo ahora