A Gulf Drimer no le interesa el matrimonio y mientras lleve honor a su tribu su padre no le exige más, cómo es el Kunatap su deber es viajar y ayudar al Karalis cosa que hace con gusto y dedicación. En unos de sus viajes se cruzan con Mew Drastu re...
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Gulf y Mew estaban comiendo en un exclusivo restaurante parisino, bajo las velas, aquello era más de lo que el joven consorte hubiese imaginado, envidiaba a los que realmente estaban enamorados.
—Volveremos aquí cada aniversario.
Gulf no creía que aquello fuera posible, pero asintió feliz, soñar no costaba nada, luego de cenar, ambos caminaron lentamente hasta llegar a su hotel, ya que querían disfrutar de todo el ambiente romántico de la ciudad del amor.
—Qué lindo aquí hay ratones—dice Gulf notando cómo varios salen de una alcantarilla—¡hasta nadan!—exclama emocionado notando varias ratas nadando en un estanque—Rayos, si que son feas—a esa conclusión llegó Gulf.
Mew tomó la mano de Gulf y aceleró el paso, odiaba las ratas y más aquella que eran feas y asquerosas.
—Ciudad del amor mis polainas, más bien ciudad de las ratas—murmura Mew mientras acelera el paso.
—¿Mew Dratu?—llama una voz que Mew no conocía.
Mew da la vuelta y se sorprende.
—¿Te llamas así?
Mew ve al joven, el cual tenía si a caso dos años más que Gulf el cual era de cabello negro, estatura alta y cara algo aniñada.
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—¿Disculpa, pero te conozco? —Mew sentía que sí.
—Joe, ¿por qué caminas tan rápido?—dice un rubio sin aliento.
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