A Gulf Drimer no le interesa el matrimonio y mientras lleve honor a su tribu su padre no le exige más, cómo es el Kunatap su deber es viajar y ayudar al Karalis cosa que hace con gusto y dedicación. En unos de sus viajes se cruzan con Mew Drastu re...
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Mew miró la cabaña donde vivía su padre, era hermosa y pequeña, contaba con una sala donde había un sofá de cuero marrón, dos sillas de madera desiguales, y de centro de mesa un tronco partido a la mitad, el cual están barnizados, atrás del sofá una cocina equipada con lo necesario y al fondo una escalera. Mew imaginó que arriba estaban las habitaciones.
—Tienes miles de tareas de tierra y una fortuna decente¿y vives en algo tan pequeño?
—No necesito más qye esto hijo.
—Entiendo, tu mujer es simple.
—Lo era—sonrió al recordarla.
Mew no lo podía creer.
—¿La profesora murió?
El semblante suave y amable levemente se transformó mostrando nostalgia y tristeza.
—Un año después de casarnos murió, pero fue el mejor año de nuestras vidas a pesar de su enfermedad.
—Por eso ella abandonó a su hija.
—Ella, al igual que yo, quería experimentar que se sentía vivir con el amor de su vida bajo un mismo techo antes de partir, su hija era pequeña y merecía al menos criarse con su padre. Espero que esté bien.
Mew no le diría nada, no valía la pena poner más tristeza en su alma, agradeció que las noticias de Drakata no llegaban a ese pequeño planeta.
—Abandonaste tu poder y a tus hijos por un año de supuesta felicidad.
—Firmé mi renuncia al trono junto con el destierro, no me quedaba de otra, tu madre quería hacerme sufrir a toda costa, así que me quedé esperando que mis hijos me hicieran la visita—habla Dukan mientras sonríe, aquello le había dejado de doler hace mucho.
Mew sintió una tristeza en su corazón y mucha vergüenza, puesto que cuando su padre dejó todo tuvo que encargarse de un imperio que esperaba que él fallara para poner a un monarca diferente a él m.
—Puedes volver.
Dukan miró a su primogénito.
—Hermoso hijo, de verdad me alegro tanto de verte, pero Drakata ya no es mi hogar, me gusta esta vida simple, tenía 13 años cuando me casé con tu madre y a los 17 tomé el trono, mi vida estaba planificada, aquí me siento libre.
—Padre, al pueblo aún le duele tu partida.
—Hijo, escuché unos años atrás que eres un gran rey, no sé por lo que enfrentas, pero encontrarás la manera de resolverlo. No me necesitas.
Mew, sonríe, al parecer todo estaba jodido, pero si tenía que arrodillarse para conquistar a su esposo lo haría.
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