𝖨𝖥 𝖮𝖭𝖫𝖸 ⸻ kuchiki b.

i. cold like ice... like nothing.

Noche. Una obscura y fría, helada noche se posaba sobre la sociedad de almas, más específicamente, en el distrito Rukongai, donde aquellas almas descansaban junto a sus asignadas - pero muy felices - familias.

En aquella noche, dos personas hacían un pequeño rondin de rutina estrictamente ordenado al escuadrón cinco.

El capitán Hirako Shinji se quejaba de su trabajo, alegando que hacía demasiado frío como para estar fuera tan tarde.

Por otro lado, el teniente Aizen Sōsuke, acostumbrado a la actitud de su superior decidió ignorarlo. Sin embargo, algo que no pudo ignorar fue un leve reiatsu elevarse y desvanecerse por algún lado, ¿acaso alguien estaba en la calle soportando aquel frío? se preguntó deteniendo el paso.

— ¿Eh? ¿qué pasa, Sōsuke-kun? — cuestionó el de melena rubia larga en cuanto se dio cuenta de la actitud de su teniente.

— ¿No siente ése pequeño reiatsu? parece que hay alguien fuera. — comentó.

El Hirako analizó el ambiente y se dio cuenta de que aquello era verdad, así que siguió aquel desprendimiento de poder, llegando así a un callejón muy oscuro.

— ¿Quién está ahí? — cuestionó levantando la voz, esperó pacientemente a la persona para que saliera y se diera a conocer, cosa que no sucedió. — Vamos, no te haré daño, vengo del Seireitei, capitán del quinto escuadrón, Hirako Shinji. — volvió a hablar. Una lata salió disparada y le dio en el pie.

Aizen se posicionó frente a su capitán tomando el mango de su zanpakuto.

— Sé que tal vez tengas miedo, pero estamos aquí para ayudar, puedes salir. — habló con voz pacífica el de anteojos.

Aquel reiatsu desapareció por completo, lo cual los alarmó un poco, pero segundos después, de aquella oscuridad salió una persona.

Menos de un metro treinta, cabellos despeinados, cortos y de color verde obscuro con dos mechas frontales un poco más claras, piel tan pálida como la nieve, ojitos sin brillo de un bonito azul. Era una niña. Estaba temblando, traía puesto tan solo una yukata gris desgastada, su piel comenzaba a tener tintes morados, ninguno de los hombres era médico pero sabían que podría tener hipotermia si no la ayudaban.

El teniente rápidamente se quitó su abrigo, sin embargo, el rubio ya se le había adelantando al envolverla en su haori de capitán.

— Ya que te quitaste el abrigo, pásamelo, mi haori no es suficiente. — comentó aquel capitán, por alguna razón, ver a aquella niña le había partido el corazón.

Porque sí, tenía uno.

El castaño hizo lo que el hombre le pidió, después de aquello, Hirako tomó en brazos a la pequeña, y decidieron regresar al Seireitei, además de que llevarían de urgencia a la niña al escuadrón cuatro.

Estaban rompiendo las reglas al ingresar a un ser sin registro ni permiso al Gotei 13, pero poco importaba.

°°°

— Debo preguntar, capitán Hirako, ¿de dónde saco a esa niña? — cuestionó confundida la capitana del escuadrón cuatro.

— En nuestra vigilancia en el distrito Rukon, ahí estaba expuesta mientras elevaba su reiatsu, estaba muy débil y quizá lo hizo sin saber. — comentó el teniente castaño.

— Vaya, pero espero que tengas una buena razón para haberla traído porque no creo que al capitán comandante le agrade aquello. — finalizó la mujer dejándolos solos en el pasillo.

— ¿La regresará a donde la encontramos? — cuestionó Aizen.

— Ella tiene reiatsu, tal vez quiera inscribirla en la academia de shinigamis.