Me desperté a causa del sonido de mi despertador. Las siete. Ugh, odio los lunes. ¿Son necesarios en el mundo? Le di un manotazo al aparato para que dejara de sonar de una vez y me volví a acurrucar en mi cama. ¿Qué mierda? Hace calor. Tiré todas las mantas y las sábanas al suelo. Así mejor.
Sin darme cuenta, volví a quedarme dormida. Cuando desperté, ya eran las siete y treinta y ocho. Mierda, tengo que darme prisa.
Me levanté rápidamente y cogí unos vaqueros oscuros, una camiseta azul y mis tenis de siempre, a parte de mi ropa interior. Me dirigí al baño y me di una ducha rápida. Me sequé, me vestí y me peiné haciéndome una coleta alta. Luego me puse un poco de rímel en mis pestañas para que parecieran un poco más largas.
Miré el reloj: las ocho y dieciséis. Jace estaría aquí a las y veinte.
Puse unas cuantas pulseras y un reloj en mis muñecas y mis pendientes favoritos en las orejas.
Salí de mi habitación y me dirigí a la cocina. Puse una taza de leche en el microondas mientras cogía los cereales. Desayuné de pie y en dos minutos.
Las ocho y veintiuno. En momentos como este agradezco que Jace sea tan impuntual.
Volví al baño y cepillé mis dientes. Puse algo de brillo en mis labios y salí de nuevo. De vuelta en mi habitación cogí mi móvil, las llaves y la cartera. Lo metí todo en mi bolso a la vez que tocaban en timbre.
—¡Voy!
Me miré por última vez en el espejo y fui hasta la entrada para abrirle la puerta a Jace.
—¿Estás lista?
—Sí, vamos — sonreí.
—Vamos a llegar tarde.
—Lo sé. Jimmy volverá a echarnos la bronca — dije refiriéndome a nuestro jefe.
—¿Carrera matutina? — propuso.
—Carrera matutina.
—Bajo el mismo ejercicio — dijo, queriendo hacer referencia a "Bajo la misma estrella".
—Calla y empieza a correr si no quieres ser despedido.
***
Las ocho y treinta y dos.
—Llegáis tarde — nos acusó Jimmy, apuntándonos a Jace y a mí con su dedo índice.
—Había tráfico — dije la primera excusa que se me pasó por la cabeza, y con dificultad para respirar, ya que llevábamos corriendo un buen rato.
—Vivís a veinte minutos de aquí. Sé que venís caminando — dijo obvio.
—Lo que quiere decir Nick... — dijo Jace fulminándome con la mirada —. Es que había mucho tráfico y los coches no nos dejaban cruzar... — dijo más como una interrogación que como una afirmación.
—Dejaos de excusas y poneos a trabajar ya, anda. Y mañana despertaos más temprano — dijo tirándonos a cada uno nuestro respectivo delantal.
Preparé las mesas mientras Jace preparaba algo en la barra.
—Pensé que se lo tomaría peor— dijo Jace.
—Seguro que se ha echado novia y está de buen humor — bromeé —. Pobre chica.
—¡Os estoy escuchando! — gritó Jimmy desde el pequeño despacho con el que contaba el establecimiento.
Jace y yo reímos.
Oí la puerta abrirse, dejando pasar a los primeros clientes del día: una pareja de ancianos. Se sentaron en una de las mesas que ya había preparado y me acerqué para tomar el pedido. Sonreí mientras sacaba una pequeña libreta y mi bolígrafo.
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Life is a party.
Teen FictionNick Morgan. Diecinueve años. Fiestas, chicos y sexo. Amor, desamor, amistad y decepción. Tras varios meses de frustración y desesperación, Nick decide irse de casa. Más de mil kilómetros de viaje desde Seattle hasta Sacramento; donde habrá más chic...