Capítulo 7. "Ayuda mutua"
O L I V I A
No sé qué pensar.
Hace un par de horas que salí de la comisaría y di, otra vez, mi declaración. Me estaba muriendo de los nervios, la vez que había dicho todo fue el mismo día del robo, en el banco, de esa forma no tenía mucho de que preocuparme pues todos los empleados presentes fuimos interrogados, pero en esta ocasión fui la única a la que llamaron y no me lo dijeron directamente pero me da la impresión de que estoy en la lista de sospechosos, a lo mejor no de los principales pero sin duda lo estoy, y eso se debe a Eliot Davis, estoy segura.
Fui honesta e intenté no soltar comentarios sarcásticos como lo hice en la primera declaración, aunque el cambio en ambos casos es notable, en la primera estaba indignada y enfadada de que siquiera me preguntaran algo que no estaba controlando y en la de hoy estaba más asustada e intimidada. Intento no pensar demasiado, tengo que ser positiva, solo espero que ya me quiten el ojo de encima y se den cuenta que no tengo nada que ver, lo más probable es que así sea, cuando me despedí del agente que me interrogó, tenía pinta de que me había creído. Ya me libré de esto, estoy casi segura.
***
Me lleva la que me trajo.
Estoy a punto de romperme a llorar, no quiero quebrarme otra vez pero es que se me está cayendo a pedazos lo poco que ya había logrado construir por mi cuenta estos días. No sé qué hice mal, para este punto no solo maté a un duende, maté a una granja completa. Menuda suerte me cargo.
En la mañana, el agente de la comisaría me pidió mi número de teléfono para mantenerme informada de cualquier detalle que me involucrara, se lo di porque me mantuve tan optimista que no pensé que lo fueran a utilizar, menos tan pronto. Hace unos segundos terminé de hablar con él y no sonaba nada alentador. Me dijo que habían encontrado algo que me colocaba en una posición de desventaja y que era necesario que fuera para confirmar algo que ya venían suponiendo, mi preocupación creció cuando con voz tranquila pero con la amenaza filtrándose en su tono, dijo que me presentara hoy mismo y que no me dilatara tanto, que si yo daba indicios de requerirlo, ellos me enviaban a una patrulla para recogerme. Lindo.
No me siento bien, nada está bien. Necesito relajarme, respirar, noto como me está costando inhalar aire. Camino apresurada a la cama y me siento, recargándome con una mano de mi rodilla y con la otra de la orilla de la cama. Me tomo unos segundos para intentar conectarme conmigo misma de nuevo e intentar identificar qué es lo que me está sucediendo. Saco los pensamientos que me hacen daño de mi mente y me concentro en respirar correctamente. Lo estoy logrando, aún hay un pequeño nudo en mi estòmago pero al menos ya no me siento tan alterada.
No sé cuánto tiempo pasa, pero cuando me siento lista, me adentro a la ducha para intentar destensarme.
***
Voy a ir, tengo que hacerlo porque sé que no tengo otra opción. Pase lo que pase, me siento bien conmigo misma porque al menos yo estoy conciente que esta vez no obré mal y no tengo nada que ver en todo lo que sucedió, que haya personas que no me creen no me afecta o al menos voy a intentar que no lo haga para poder sobrevivir, estoy bien, estoy relajada y lista para lo que venga.
Me asiento a mí misma, preparándome para salir y enfrentarme a lo que venga. Abro la puerta de la habitación y salgo recorriendo el pasillo con dirección a la puerta de salida.
Cuando paso por la sala de estar, me sorprendo de ver que Danna y Steve están tumbados en el sofá (que me van a dejar) e intento pasar inadvertida, pero Danna se da cuenta que voy de salida y se incorpora.
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Avaricia ©
Fiksi UmumLa avaricia de Olivia Onoa siempre la ha impulsado a conseguir todo lo que quiere. A sus cortos 20 años de edad es una de las principales jefas al mando del banco de Nueva York. Pero no todo es tan perfecto. No todo lo hizo por mérito propio. Ella...