Cuando Todo Cambió (Parte 2)

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Narradora:

Había pasado una semana desde el insistente de la foto, las dudas que rondaban en la cabeza de Cesar lo tenían algo decaído, trataba de actuar con normalidad para que nadie lo notara, pero Doflamingo se dio cuenta de que algo no andaba bien, le preguntó varias veces, sin embargo siempre le respondía que todo estaba bien. Después de un tiempo llegó a la conclusión de que su comportamiento  había cambiado desde que vió la foto, así que decidió buscar una forma de distraerlo del asunto. Pensó en cuál sería la distracción más efectiva cuando se le ocurrió que era el momento de saber si estaba listo para convertirse en parte de la familia oficialmente.

Doflamingo junto a algunos miembros había salido a hacerse cargo del dueño de un restaurante quién pidió un préstamo a la familia y no había pagado sus deudas, mataron al dueño y a todos los empleados del lugar excepto a uno el cual llevaron a su guardia para que Cesar realizara su prueba de fuerza de voluntad. ¿Acaso sería capaz de matar a alguien igual que su padre a los 8 años?

Cesar estaba sentado con Dellinger observando como Buffalo y Baby 5 practicaban puntería, Doflamingo aprovecho del momento y se acercó a la zona.

Cesar: !Papiiii ya llegaste¡ — corre para abrazarlo.

Doflamingo: Fufufufu así es y te traje una sorpresa.

Cesar: ¿Enserio? — sus ojos brillaban de ilusión mientras buscaba por todos lados.

Doflamingo: ¡Claro! ¡Hoy vas a unirte oficialmente a la familia!, comenzarás a salir a misiones y podrás hacer lo mismo que todos, pero para eso debes hacer una pequeña prueba.

Cesar: ¡Siiiiiii! ¿Qué tengo que hacer? ¡Haré todo lo que me digas!

Doflamingo: Fufufufu ¡Traiganlo! — ordenó, en ese momento Machvise traía en sus hombros al hombre y lo colocó en frente de los blancos — ¡Buffalo dale tu pistola a Cesar! — este  cumplió la orden, mientras que el menor tenía curiosidad — ¿Ves al hombre que Machvise trajo? — el pequeño asiente — Lo único que tienes que hacer es matarlo y serás un miembro oficial de la familia.

Cesar se puso nervioso, sería la primera vez que mataría a alguien, se puso frente al hombre y apuntó, su dedo estaba en el gatillo preparado para disparar, pero algo lo frenaba.

Cesar: «¿Qué te pasa? ¡Hazlo! Es muy fácil, todos lo han hecho, ¡Tú también puedes! ¡Papá cuenta contigo!»

Doflamingo: ¿Qué esperas hijo? ¿No quieres ser parte de la familia? — lo retaba mientras perdía la paciencia.

Cesar: Y...y...yo — miraba al hombre, estaba herido, tenía una mordaza en la boca y su miraba mostraba desesperación, rogaba piedad, sus dudas se hicieron más grandes y no podía reaccionar — ... pri... primero dime ¿Por qué mataste a mi mamá si era parte de la familia?

Doflamingo: ¿Quién te dijo eso? ¿Quién te habló sobre ella? — dijo con cierto enfado.

Cesar: ¡Eso no importa! ¡Sólo dime porque! — no dijo que fue Trébol para protegerlo.

Doflamingo: Ella no vio el futuro, no comprendió el poder que teníamos y el que obtendremos, se preocupó por cosas sin sentido y eso la hizo inútil, no tuve otra opción !AHORA DISPARA¡

Regreso su vista hacia el hombre y en el vio a su madre y al verla no pudo evitar ver a la familia. Les tenía mucho afecto y se le vino a la mente las palabras de Trebol y al imaginar que debía matarlos en caso de traición, no tuvo valor para disparar, no podría matar a ninguno de ellos o a alguien más, en especial si no sabe que es lo que hizo mal esa persona.

Cesar: — N... no lo haré — lanzó la pistola a un lado — no quiero matar — todos se sorprendieron por tal acto — perdóname papi, pero si me atrevo a matar a un desconocido, sé que no dudaré en matar a la familia y tú siempre dices que lo más importante es protegerlos, a mí no me importa si me traicionan ¡Yo no quiero lastimarlos! Todos son muy importantes para mí.

En ese momento la mayoría tenían el mismo pensamiento, ¿Qué le iba a pasar a Cesar? Pasaban sus miradas de Cesar a Doflamingo temiendo por la vida del pequeño.

Doflamingo no estaba de humor para una excusa tan patética como esa, así que sacó su pistola y le disparó al hombre, Cesar al ver aquella cruel imagen, vio una escena muy familiar que se encontraba muy oculta en su memoria. La cuestión era que cuando era un recién nacido estuvo presente el momento donde su madre murió viendo todo lo que pasó, ese recuerdo no le gustó para nada, quedó paralizado del miedo y al ver la escena aclaró todas sus dudas, no quería matar.

Doflamingo: Lo vez Cesar no es difícil, mañana traeré a otra persona y espero que jales el gatillo.

Cesar: !NO LO HARÉ¡ — todos se sorprendieron por la reacción — !YO NO MATARÉ A NADIE, YA NO QUIERO SER PARTE DE LA FAMILIA, YA NO QUIERO SER COMO TÚ¡ — salió corriendo a la calle, quería huir de aquel lugar. El padre amable y cariñoso que tenía fue asesinado por un demonio ante sus ojos, ya no podía estar con asesinos, pero Doflamingo lo detuvo con sus hilos — !SUELTAME¡ !DEJAME IR¡

Doflamingo: Cesar... — dijo decepcionado — Creí que serías más listo y más parecido a mí, que te enseñé lo suficiente para que entendieras nuestro propósito, pero parece que me equivoqué y no fui un buen maestro, pero te haré un último favor y dejaré que conozcas a tu madre como querías.

El pequeño temblaba y gritaba mientras trataba de liberarse, sabía lo que le pasaría y quería escapar aunque sabía que era imposible, sus lágrimas caían, tenía tanto miedo que cerró los ojos y esperó a que una bala lo atravesara o que los hilos lo cortaran, sin embargo no ocurrió nada.

Doflamingo al mirar asu pequeño no pudo evitar dudar. La razón por la que había guardado la foto era el hecho de que en ella se encontraba la mujer que amó, la única mujer en todo el mundo que vio más allá del pirata al que todos temían y encontró a una persona diferente, y en ese momento reconoció que se había lastimado a si mismo al matarla y no podría soportar perder a su hijo ya que el parecido con su madre era muy notable y era lo único que conservaba de ella.

Doflamingo: «¡Maldita sea Alaia!, ¿Qué clase de debilidad dejaste en mí?» — No... — dijo finalmente — Todavía puedes cambiar de opinión, estoy seguro que con el tiempo recapacitaras, pero por ahora ¡Estás castigado!

Llevó al pequeño a su habitación mientras todos observaban sin salir del asombro de los anteriores sucesos.

Cesar: — Gritando y pataleando — ! DÉJAME IR¡ !YA NO QUIERO SEGUIR AQUÍ! ! SUÉLTAME POR FAVOR!

Doflamingo: — Lo tira hacia su cama — Estoy muy decepcionado de ti Cesar, pero sé que pronto cambiarás de opinión y te darás cuenta de que es importante y necesario acabar con todo aquel que se interponga en tu camino, sin importar de quien se trate — cierra la puerta con seguro y se asegura que no hubiera forma de que el pequeño pueda escapar.

Los ejecutivos no estuvieron de acuerdo con perdonarle la vida y trataron de usar su influencia para que "hiciera lo correcto", sin embargo, está ves no les funcionó, pues Doflamingo había salido muy lastimado sentimentalmente las dos últimas veces que les había hecho caso, por esa razón esta vez se puso muy firme y decretó que nadie podía matarlo sin importar lo que el hiciera, Cesar tenía prohibido morir.

El hijo de Doflamingo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora