→․Pjatʹ

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Chuuya se miraba tan abrumado mientras dormía, sin embargo, seguía viéndose atractivo

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Chuuya se miraba tan abrumado mientras dormía, sin embargo, seguía viéndose atractivo.

Al menos a los ojos del raro de Dazai.

Miro al pelirrojo con fingida indiferencia. Tratando de engañarse a sí mismo que el por supuesto que no pensaba que Chuuya se veía realmente hermoso mientras dormía sobre aquella silla.

Dazai ya tenía su ropa usual puesta, solo esperaba a que su acompañante despertara, no es como si pudiera simplemente irse, tampoco quería.

Odiaba los hospitales.

Pero no dejaría a Chuuya aquí. Le gustaba molestarlo, pero él no hacia las cosas porque si, también debía vigilar los pasos de Chuuya.

No es que le enterneciera que lo haya salvado, claro que no.

Chuuya parecía alguien realmente leal, de ahí su protección hacia los suyos, aunque empezaba a pensar que Chuuya era simplemente protector, el protegía a los demás. Tal vez por eso lo salvo, pero se miraba tan mal...

Analizo lo que sucedió, llego a la conclusión que Chuuya cargaba alguna clase de cansancio mental y/o trauma laboral, tomaba muy en serio el compañerismo. No cualquiera manda al diablo a sus sospechosos por su compañero.

Él era su compañero, Chuuya y él lo eran, esta misión se complicaba cada vez más, en el buen sentido, al menos para Fyodor.

Dazai no sentía algo como el remordimiento o la conciencia pesada, no dejaría a un lado la misión encargada por Fyodor aun después de esto. Después de la muerte de Oda las cosas perdieron sentido o razón, de ahí su falta de remordimiento, su misión era encontrar uno.

Oda se lo pidió.

Después de que la Port mafia asesinara a lo más parecido a su familia, el vagaba buscando ser una persona buena, salir de la parcial iluminación y parcial oscuridad, no sucumbir ante la parte oscura de su mente y buscar una luz, aquella que Oda se merecía y no logro obtener.

Oda se vio envuelto en los problemas de la mafia, por alguna razón que el a día de hoy desconocía, no podía concebir la idea de que un hombre bueno como Oda tuviera las manos sucias con la mugre mafiosa, un hombre que dejo como última voluntad que el buscara la felicidad.

Alguien como el no podría alcanzar algo como la felicidad, era nadie desde el principio, las cosas malas les sucedían a todos, tanto a la gente mala como a la gente buena.

Y él estaba entre esa diferencia. Lidiaba con la falta de identidad desde pequeño, lidiaba con el abandono desde pequeño, lidiaba con la indiferencia y negligencia desde que tenía memoria.

Oda le dio aquel deseo de cambiar, de reprimir el hombre oscuro que debería ser y ser alguien que probablemente no era. Buscar la autenticidad en el mundo corrompido.

Cuando sea amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora