ʀᴇᴄᴜᴇʀᴅᴏs ᴀᴍᴀʀɢᴏs I

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Prefectura de Aomori (Tohoku), Japón.

Ojalá la lluvia sonase más fuerte, tan fuerte como para no escuchar los gritos, los golpes y sollozos.

Ojalá el fuera tan fuerte como para detenerlos, como para saber cómo pedir ayuda. Pero no lo sabía, y eso estaba bien ¿No? Su madre le insistía en que, realmente no tenía nada que hacer y era responsabilidad de ella.

Se removió sentado en su futón, con la televisión encendida, iluminando el cuarto oscuro. La luz daba contra su cara e iluminaba igualmente algunas de sus lágrimas.

"Por favor, detente, Osamu está arriba...Te lo suplico"

Tapo sus oídos, tomo una almohada cercana y cubrió su cabeza con ella, más gritos y algo cayendo, rompiéndose, esperaba que no fuese el corazón de su demacrada madre, no otra vez.

Pero lo era.

Trato de prestar atención al programa que tenía la función de entretenerlo momentáneamente, alguna película de la edad moderna, específicamente, una película vaquera.

Hombres con graciosos y grandes sombreros montando caballos, con trajes y chalecos de cuero extraños, botas altas y pistolas plateadas con marrón. Limpio sus lagrimas con el puño cerrado mientras reía.

Bebiendo en bares hasta la miserable ebriedad, como su padre. Iniciando peleas por causas tontas, soltó una pequeña carcajada rota al ver estas escenas.

Sus grandes ojos color miel observando con atención al vaquero que parecía ser el protagonista, tomando una botella de cerveza, como las que habian en la cochera de su casa; rompiéndola en una mesita pequeña y redonda, como la mesa del teléfono al lado de las escaleras de su casa; acuchillando a otro hombre con ella, y ya no supo con qué relacionar esto, trato de pensarlo detenidamente; cuando el sonido de la puerta siendo abierta de forma estrepitosa lo interrumpió.

"Cariño... ¿Qué haces despierto? Es tarde, pensé que estabas dormido" Una sonrisa que se veía dolorosa, sus pupilas castañas se contrajeron al ver los brazos enrojecidos de su progenitora, con marcas de dedos en ellos.

"¿Que programa estás viendo? Apaga la tele, es hora de dormir" Su suave voz arrullaba y estimulaba su sueño, bloqueado anteriormente ante la sensación de peligro y pánico inminente que le traía escuchar la puerta principal abrirse y cerrarse por las noches. Los gritos y platos siendo tirados de la mesa. Al verla acercarse, apago el aparato y empezó a recostarse como se le indicaba.

Llamo a su madre, esta le sonrió en respuesta, inquirió por su estado, ella borro su sonrisa, luego hizo el esfuerzo por traerla de vuelta, sus ojos se oscurecieron en tristeza por aquella falsa sonrisa.

"¿No podías dormir? ¿Quieres que me quede contigo para que te duermas? Duerme, bebe"

Hizo un puchero ante aquel en su opinión poco acertado apodo, quiso decirle a su madre que el ya no era un bebe, en su lugar callo, su madre rio un poco.

Los finos dedos de la mayor desenredaban suavemente sus rebeldes mechones cafés, apartado el flequillo de su frente, acariciando esta por un segundo, para después reanudar la tarea. Tarareando tranquilamente, concilio el sueño con falanges de algodón acicalándolo.



Cuando sea amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora