IX

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╬ Canción favorita ╬

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╬ Canción favorita ╬

Sus orejas se movieron sutilmente ante el tarareo femenino, maldita sea.

Se maldijo por milésima vez al haber cometido aquel error la noche que la tormenta eléctrica apagó toda la aldea. Creyó que la chica estaba dormida y por eso había entrado a su hogar para confirmar que el imbécil de Eggman cumpliera con no acercarse a la chica.

Pero no, la chica se encontraba despierta y, aparentemente bailando o haciendo alguna estupidez de esas porque la encontró moviéndose de forma tonta en el centro de la habitación. Estaba por irse pero el verla tan de cerca lo hizo moverse sin pensarlo y...

Gruño ante ese recuerdo.

Desde ese día, Amy sabía que la vigilaba de cerca y ahora andaba sola con la esperanza de que el se acercara de nuevo.

Se quedó de pie sobre la rama más alta de aquel árbol, mirando como Amy pasaba justo frente suyo sin dejar de tararear aquella suave melodía.

Conocía perfectamente esa canción. Rose no dejaba de tararearla cada vez que podía, cuando se enfermo la chica la susurraba mientras lo cuidaba, en las noches que ella lo creía dormido en el sofá se acercaba a él y lo cubría mientras tarareaba como si fuese una canción de cuna, cuando cocinaba o hacia sus arreglos florales, cuando leía o cocinaba, también cuando limpiaba o tejía.

Cerró sus ojos, disfrutando de la melodía que brotaba de la joven, cosa que nunca diría, ni pensaría, mucho menos admitiría.

Esa canción comenzaba a gustarle, sobre todo porque cuando la escuchaba, en su mente aparecía la sonrisa tranquila de Amy Rose.

Esa canción comenzaba a gustarle, sobre todo porque cuando la escuchaba, en su mente aparecía la sonrisa tranquila de Amy Rose

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