XI

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╬ Perseguir ╬

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╬ Perseguir ╬


Lanzó el objeto creado por el mismo demonio al otro lado de la habitación mientras emitía el grito más agudo que nunca en su vida se había escuchado así misma hacer.

Su respiración estaba agitada y sus orejas aplastadas contra su cabeza. Oh no, no, no no. Por supuesto que no.

De reojo observo su reflejo en el espejo del tocador. ¿En verdad podía verse tan vulnerable y nerviosa? ¿Podía tener la cara tan roja?

Cubrió ambas mejillas con sus manos a la par que cerraba sus ojos, repitiéndose la misma negativa de hace unos minutos. No, no, no. Claro que no. ¡Ella no, no de nuevo!

Ya había superado esa fase de adolescente ridícula, ya era una mujer plena y madura, era alguien que no caía fácilmente por el típico badboy inalcanzable de preparatoria, ella no...

Volvió a emitir un chillido, ahora más suave que el anterior al mismo tiempo que enterraba su rostro entre las cobijas de su cama.

Al otro lado de la habitación, olvidada en el piso, se encontraba la causante de todo ese remolino de pensamientos, sentimientos y confusiones. Una revista juvenil que en la portada presentaba posibles temas de interés para su público pero, si se ponía la suficiente atención, se podía notar que está se encontraba abierta justo en la sección de un típico test para entretencion del lector.

En letras rosadas, grandes y rodeadas de muchos corazones, podía leerse claramente:

"Amor o amistad ¿Que es lo que sientes por ese chico?
¡Descúbrelo con ayuda de este sencillo test!

¿Será el indicado? ¿Debes dejar de perseguir un imposible o es hora de jugarsela?"

Por otro lado, a algunos kilómetros de aquel lugar, un erizo azabache se sostenía el brazo lleno de algunas heridas, unas más serias que otras pero nada de gravedad, cojeaba ligeramente de su pierna derecha dentro del bosque de la isla. Aquella "batalla" en una de las tantas dimensiones a las que solía ir, le había dejado bastante agotado y no deseaba otra cosa más que descansar para reponer fuerzas y así continuar con su siguiente misión.

Levanto su mirada al cielo y siguiendo la posición del sol supuso que no pasaba de media tarde, así que todos en ese lugar estarían comiendo alguna asquerosidad en el horrible restaurante local ¿Que le pasaba a esa gente que seguía comiendo ahí?

Sin pensarlo mucho, se dirigió al único lugar donde sabría que tendría algo de paz y comida decente sin que nadie le molestará, por al menos unas tres horas según recordaba. La mocosa estaría en alguna actividad de su estúpido team y no regresaría hasta cerca del atardecer.

Se teletransportó hasta la que por un tiempo había sido su propiedad, reapareciendo justo al lado de la cama de aquella habitación. No hizo demasiada ceremonia antes de dejarse caer en el mueble importandole bastante nada el ruido que acababa de hacer, alertando a la joven que se encontraba en la alcoba de enfrente.

Oh genial, lo que le faltaba, no solo acababa de ser la burla de un estúpido test, ahora tenía un inoportuno ladrón.

"Algo con que descargar la frustración." —Una sonrisa digna del doctor Eggman se asomó en los labios femeninos. Si, justo eso necesitaba, algo, o alguien en este caso, en lo que desahogar la vorágine de pensamientos que la embargaban en ese momento.

Su martillo no tardó en aparecer entre sus manos mientras se dirigía hacia la puerta de su habitación. El sonido lo había detectado cerca de su ubicación así que, o el ladrón estaba en el baño o en la habitación de...

—Muy mal lugar para robar, bobo. —Murmuro antes de abrir la puerta para salir de su alcoba y dirigirse al cuarto que estaba frente al suyo— Muy mal lugar.

Sus orejas se movieron en espera de detectar algún otro sonido, pero no escucho nada, todo volvía a estar sumido en un profundo y algo nervioso silencio. Apretó el agarre en el mango de su mazo antes de tomar la perilla de la puerta y abrirla rápidamente.

Estaba por soltar un grito de advertencia cuando la estampa frente a ella la detuvo.

"¿Debes dejar de perseguir un imposible o es hora de jugarsela?"

Oh, claro que no.

Amy Rose había superado esa fase de fangirl obsesionada, esa chiquilla que perseguía a su ídolo por todos lados solo para obtener un poco de su atención, esa enamoradisa niña que solo veía las cosas color rosa.

Ella ya no perseguía, eso era un juego de niños, ella esperaba pacientemente a que ese idiota regresará y cuando estuviera con la guardia baja...

—Te atrapé, Shadow The Hedgehog. 

 

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