Capítulo 8

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Iba a morir joven, estaba más que resignado.

Comodísimos sillones de cuero, mantas de cachemir, agua Evian y una copa de champagne Ruinart listos para recibirnos. Ningún detalle había sido abandonado al azar.

La primera vez que Kinn me pidió directamente acompañarle a Italia me aseguré de rechazarle, pero vamos, ¿quién rechazaría un vuelo con gastos incluidos a italia por segunda vez? si, era testarudo y orgulloso, pero todo tiene un precio y Kinn había comprado probablemente más que mi orgullo con aquel vuelo en jet privado con escala a Viena.

—¿Cuántas horas de vuelo son? —Pregunté.

Aún con Kim habiéndole aclarado más de una vez a Kinn que se preparara para viajar domingo por la noche, Kinn nos había hecho a él y a mi abordar aquel Global Express sin compañía extra a las ocho pm del día sábado bajo la creativa idea no tan contemplada por su hermano de extender su escala en Viena y así poder tener aunque sea un par de horas de paz y ocio previo a enfrentarse a lo que sea que estuviese en italia y no le permitiese hacer lo mismo en dicho lugar.

—Aterrizaremos a media noche hora Austria.
—Espera, esas son... —Intenté hacer números dentro de mi cabeza.
—Trece horas de vuelo.
—¡¿Qué?! ¿Qué esperas que haga durante trece horas?

Apartando la vista de su móvil, Kinn alzó su rostro dispuesto a observar mi reacción desbordante de estupefacción.
Desajuste mi cinturón y abandoné mi asiento junto a una de las ventanas para tomar asiento frente a Kinn en la mesa de al lado.

—Usa tu teléfono. —Sugirió.
—¿Hola? Estabas conmigo cuando lo abandoné en casa.
—Mira una película.
—Lo intenté hace dos horas y me aburrí porque lo he visto todo ya.

Kinn puso los ojos en blanco antes de retornar su vista hacia la pantalla de su celular.

—No lo has visto todo ya, sólo no quieres probar con algo nuevo.
—Lo he visto todo, mis gustos son versátiles, pruébame.
—Ya lo hice.

Mi silencio llegó al punto de parecer permanente tras prevalecer durante varios segundos en los cuales me dediqué a intentar descifrar a qué se refería con sus últimas palabras. Logré dar con una respuesta tan solo después de verle sonreír.

—Kinn... —Le advertí.
—¿Qué? Has demostrado ser bastante versátil, hubiese jurado que no estabas interesando en los hombres.

¿Eso significaba que aún no había dado con el vídeo?

—No me gustan los hombres.
—¿No? —Ver a Kinn observar su propia entrepierna de reojo me hizo enrojecer— Estoy perfectamente seguro de que lo que tú y yo compartimos entre las piernas nos hace hombres por selección.
—¿Alguna vez he dicho que me gustas? Parece ser que confundes algo.

No tenía excusa, ¿pero cómo era posible explicarle que no me gustaban los hombres cuando él había sido un claro error dentro de mi sistema de flechazos? No quería que pensara era especial para mi o algo, digo, ni siquiera es como si me gustara Kinn, simplemente me atraía y aquello era algo que estaba más que seguro de no haber sentido o ser capaz de sentir por cualquier otro hombre, pero no podía ir y decirle eso sin hacerle sonar como "la excepción" para mi.
Los ojos de Kinn volvieron a atraer como imanes a los míos.

—No hace falta que lo digas, tu cuerpo me corresponde.
—¿Qué mi cuerpo qué?
—¿Quieres que lo repita o que te lo demuestre? —No supe responder de inmediato— Dime, ¿lo has hecho a tantos pies de altura?

KinnPorsche / MileApo [Horizon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora