OLIVIA
El día siguiente lo paso con una resaca de mil demonios, tanto que pierdo el primer par de clases de la mañana, llego tarde al tercero y sueño despierta en el resto, con los ojos perdidos mirando desenfocados. Ni siquiera me acordaba demasiado de lo ocurrido la noche anterior y, aunque no me había emborrachado, sí estaba lo suficientemente exhausta y agobiada. Es lo que tiene salir de fiesta entre semana.
En clase me viene a la cabeza un vago recuerdo del chico de los ojos oscuros... Cedric, ¿no? Noooo, no puede ser. Un chico así jamás se fijaría en mí. Decido comprobar que es solo producto de mi imaginación y abro mi registro de llamadas. Y ahí está, la llamada a las 3:02 de la madrugada, siendo testigo de que no estoy loca y no lo he imaginado. El contacto solo pone por nombre ¨C¨, pero me basta para saber que es él. Mi inseguridad se apodera de mí mientras pienso si debo o no llamarle como me pidió. Nunca me he involucrado con un chico así, tan seguro de sí mismo, tan imponente. Sí, he tenido mis líos y mi par de parejas, pero eran más del tipo chico bueno y guapete. ¨En esta vida solo se vive una vez¨, es lo que pienso mientras hago una perdida de dos segundos, lo suficiente para que la vea y no me responda.
Transcurren doce minutos, doce largos minutos en los que no ocurre nada y me siento muy estúpida por lo que acabo de hacer. Genial, ahora soy la chica desesperada. Pero entonces, mi móvil vibra en mis manos con un mensaje de ¨C¨ y un cosquilleo inesperado me recorre la espalda. Lo abro y leo: ¨Qué bien saber que no estabas borracha. Dime si quieres que quedemos hoy y dónde? -C¨.
Wow, eso fue directo. Nada de ¨¿cuál es tu color favorito?¨y estupideces por el estilo. A una parte de mí le encanta y a la otra le aterra. Entonces decido mentirle (cosa que no hago normalmente) y decirle: ¨Hoy me voy a casa, pero si quieres otro día -O¨. Me quedo esperando una respuesta que no llega y me desconcentro por el resto de la sesión.
*****
Es una noche fría de diciembre y mis chicas me están peinando bien mona porque hoy salimos a esperar mi cumple. He escogido una camisa y unos pantalones que me hacen ver muy estilizada. La camisa transparenta y así evito el look de señora mayor... que solo cumplo 22 años. Un impulso me lleva a escribir un mensaje a Cedric, porque he decidido que no tiene nada de malo ser al menos amistosa con él y ya veré si algo surge.
¨Mañana es mi cumple, así que estoy de celebración. Estaremos en Esencia, por si te quieres llegar¨.
La respuesta no se hace esperar esta vez y me hace abrir los ojos como si me fueran a echar gotitas.
¨También es mi cumple mañana. Saldré a comer con mis amigos y luego iremos al Esencia. Si quieres puedes venir con nosotros, yo invito¨.
¿Pero qué ...? Y me lo dice así tan tranquilo... que también es su cumple. ¿Acaso ya lo sabía? ¿O está jodiéndome? No sé muy bien qué responderle así que no lo hago, aunque me sorprende lo agradable que está siendo ya que no me lo imaginaba así. Terminamos de alistarnos y en menos de media hora estamos en la disco.
Desde que ponemos pie en la disco siento muchos ojos sobre nosotras. La verdad cuando Zoe y yo salimos suele pasar. No obstante, no les presto la más mínima atención, yo estoy buscando unos ojos oscuros. Pasa un rato en el que no lo logro y supongo que habrá cambiado de idea y no habrá venido, o simplemente tendrá mejores planes, a fin de cuentas, se supone que es su cumple. Me aclimato rápidamente y me lo empiezo a pasar como pocas veces, la verdad si en algo soy buena en esta vida es en bailar, en fiestar y en beber. Se me da de maravilla.
Por algún motivo en nuestra mesa continúan apareciendo botellas que no pagamos y supongo que se debe a mi cumpleaños. ¿Pero cómo lo saben? Ah, sí, que lo ha anunciado el DJ. Gracias, supongo. Me gusta mantener una vida privada pero mi amiga siempre quiere ir en mi contra. Llegan las doce y se forma un remolino a mi alrededor de personas felicitándome y abrazándome. Y yo río, río porque estoy muy feliz. Me encanta salir a esperar mi cumple en la disco. Como a cada rato, Zoe y yo decidimos salir afuera a fumar. Así es, dentro no se puede y además nos gusta desconectar del ambiente de adentro a cada rato. El caso es que mientras camino detrás de mi amiga, haciéndonos paso entre la multitud, alguien me toma del brazo suavemente, pero con firmeza. Es él.
- Feliz cumple, supongo- me dice.
- ¡Síiii, feliz cumple para ti también! - le respondo un tanto aturdida por verlo aquí -¿Cuántos?
- Veinticuatro. ¿Tú?
- Veintidós.
La expresión de su rostro está más agradable que la última vez, pero lo que hace en ese momento me desconcierta a la máxima potencia. Saca de su bolsillo una pequeña flor y me la tiende. Es solo un botón sin abrir, pero me encanta. No dice nada, simplemente espera a que la tome en mis manos y se acerca a hablarme al oído.
- Ven conmigo...
Su tono es más bien una petición y espera a que le responda. Por mi cabeza pasan muchos pensamientos en solo un par de segundos, pero el más relevante fue el no querer dejar sola a Zoe. Ni por asomo dejo sola en la fiesta a la única amiga que ha salido a celebrar conmigo mi cumple. Claro que podría haberla traído conmigo, pero eso no sería muy maduro de mi parte al intentar ligar con un chico, además de que ni siquiera se me ocurrió en ese momento.
Mi expresión facial de ¨quisiera, pero hoy no¨ le debe dejar clara mi respuesta, porque me acaricia el brazo y se va tan rápido como vino, diciendo algo que no logro llegar a entender. ¿Se ha enojado conmigo? No lo sé, pero espero otro día coincidir con él. Salgo fuera al aire fresco de la noche mientras Zoe me mira con expresión juguetona. Quiere saber quién es, pero no me preguntará y yo se lo agradezco. Me tiende un cigarro y fumamos juntas y relajadas antes de volver a la pista de baile.
A pesar de su cara de enojado, Cedric no me quita ojo de encima durante el resto de la noche. Sí, ahora lo puedo ver desde donde estoy y él a mí, lo cual me pone un poco nerviosa, pero me gusta. Bailo con otros chicos y su mirada se endurece, aunque es bastante obvio que pasará la noche con la chica pegada a su lado, aunque ella reclame la atención que no le da. Al dar una vuelta por el local, me siento más valiente que de costumbre y le pellizco el trasero. Lo veo reír en silencio, y eso me hace reír a mí también. Nos pasamos el resto de la noche en un duelo de provocaciones mudas, hasta que la noche se acaba y cada uno se va por su lado.
Al llegar a mi habitación recibo un mensaje suyo:
¨Hasta el año que viene será, espero que no desperdicies otra oportunidad de pasar el mejor doble cumpleaños de tu vida¨.
Trago profundamente y me abandono a mi cama, a un sinfín de pensamientos e imaginaciones que lo involucran a él.
ESTÁS LEYENDO
Más que un fuckboy
Teen FictionEl primer amor de mi vida era un hombre que me llenaba de vida en la cama, pero que me destrozaba la vida fuera de ella. A pesar de saber que involucrarme sentimentalmente con ese tipo de chico no me convenía para nada, no parecía poder salir de ese...