12. Piensa en lo que te dije

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OLIVIA

Cedric comenzó a venir a visitarme cada vez con más frecuencia. Pasábamos interminables noches de sexo y risas susurradas en mi habitación. Me percataba de que cada vez llegaba a mi habitación un poco más temprano. Incluso algunas de las chicas ya lo conocían y veían totalmente normal que él estuviera por la habitación.


Una noche me invitó a salir a cenar con sus amigos y seguir a una disco luego, pero yo, que tenía un examen al día siguiente, le dije que no podía pero que fuera por su cuenta y se la pasara bien. La verdad no me apetecía mucho conocer a sus amigos. Recordaba a Sergio y me preguntaba si sabía que seguíamos viéndonos después de aquella noche en la que nos 'presentó'. Me moriría de la vergüenza porque era un amigo de la familia y no quería que supiera de mi vida amorosa o sexual, mucho menos que andaba con el tipo de hombre que era Cedric. Sí, guapísimo, pero de esos que tienen en la frente alto y claro: PELIGRO.


El caso es que sin saber por qué, Cedric estaba muy callado y de mal humor esa tarde. Quizás no le presté la atención suficiente a su enojo porque comprendo que un tipo como él tiene sus problemas de carácter y yo lo que menos quería hacer era agobiarlo y que se acabara lo que fuese que había entre nosotros. Siempre he tenido la mente muy abierta, pero en su caso, quería ser aún más liberal y abierta, porque en mi opinión, un hombre como él no podía mantenerse encerrado. Así es que se fue a la fiesta con sus amigos y yo me quedé estudiando en la habitación. No me preocupaba en absoluto lo que hiciera con su vida; es más, estaba prácticamente segura de que se liaría con alguna en la disco. No me importaba porque sabía que no éramos nada (ni quería que lo fuésemos) y no tenía motivos para reclamar nada. Pero lo que no me esperaba para nada fue la llamada que recibí cerca de las cuatro de la madrugada.


- Dime -intenté susurrar para no despertar al resto de chicas.


- Dime si puedo ir a dormir contigo, Oli -sonaba extraño. Sí, sonaba borracho. Me estaba comenzando a cansar de sus tonterías y de sus llamadas constantes en medio de la madrugada o antes de un examen. - ¿Por qué no viniste hoy? ¿Por qué me dejaste venir hoy solo, Olivia?


¿Pero qué cojones? ¿Qué me estaba diciendo? Se escucharon voces de fondo que no logré descifrar y volvió a preguntarme si podía dormir conmigo. Estaba muy cansada y lo que menos quería era que llegara en unos minutos... borracho a mi habitación. Quiero decir, la pasábamos bien juntos, pero claramente hoy no iba a ser el caso. No quería traspasar esa barrera y pasar de ser simplemente follamigos a tener un vínculo más cercano y cuidarlo mientras pasaba la peda. Sabía que eso no me convenía, sobre todo porque me tocaría cuidarlo en más ocasiones y un tipo como él suele venir con muchos problemas. Sin embargo, por algún extraño motivo que no comprendía le dije que sí y se cortó la llamada. No pude dormir mucho, a pesar de que tardó más de una hora en llegar. ¡Sí que estaba jodiendo hoy! Cuando se presentó en mi habitación no llevaba más que una camiseta de mangas cortas y se había duchado. Claramente ya no estaba borracho, pero aún percibía su olor a alcohol. Valoré positivamente el hecho de que no hubiera llegado a mi habitación en el estado que lo esperaba, aunque para ello se demorara un poco más en llegar. No dijo nada cuando entró y llegó hasta mi cama. Me preguntaba si era porque no quería despertar a mis compañeras o porque no sabía qué decir (cosa que también me pasaba a mí). El caso es que nos acostamos uno al lado del otro y él se abrazó a mí y me besó en la frente. Y sin más, me dijo: -Yo quiero que seas mi novia, Oli.


*****


No podía sacarme de la cabeza sus últimas palabras, así es que esa noche no pude dormir mucho y me levanté bastante temprano a la mañana siguiente, preparé café para mis amigas, para Cedric y para mí. Mi idea era levantarlo y hacer como si nada hubiera sucedido. Tenía claro que esto no podía convertirse en una rutina, esto de él salir de fiesta y volver a dormir conmigo como si nada. Tenía claro que no me convenía para nada ser la novia de alguien así como él: alguien a quien seguramente mi familia no aceptaría para nada. Era el tipo de chico por el que cualquier pierde la cabeza, se aleja de su hogar, de su familia y se va a vivir una vida completamente salvaje en una relación tóxica. Yo no era ese tipo de chica, y aunque estaba muy bien para experimentar y pasarla bien, mi familia estaba por encima de todo y también mis estudios.


Cuando volvía a mi cama ya estaba despierto, así que solo le tendí la taza de café en silencio. Él se puso de pie y me besó en la frente, mientras uno de sus brazos tatuados me abrazaba. Solo había que ver que no pegábamos para nada para darse cuenta de que una relación entre nosotros no llegaría ni a la esquina, pero de alguna forma él quería tenerme en su vida.


- Que tengas un lindo día -me dijo – Piensa en lo que te dije.


Y sin más, se fue de mi habitación bajo la mirada del resto de chicas, dejándome un sinfín de dudas en mi cabeza.


- Tenemos que hablar -le digo a Zoe y sé que sabe de qué voy.


Camino a la facultad le cuento lo que el trayecto de diez minutos nos permite. Le cuento desde el inicio porque sé que no sabe nada. Le digo sobre la noche en la que nos conocimos y cómo ha sido todo desde entonces. Para mi sorpresa según ella se le ve bastante interesado por mí.


- Lo pude ver cuando me pidió que le dejara entrar a la habitación. Si hubiera sido otro cualquiera nunca le hubiera permitido entrar a nuestra habitación, pero vi en sus ojos que realmente le gustas y que se preocupa por ti, que te quería dar una sorpresa. La verdad pienso que se está portando bastante bien. No pienses en cómo ha sido hasta ahora, piensa en cómo es cuando está contigo. Piensa en si te trae paz, si sientes conexión con él y por supuesto si lo pasan bien cuando están en la cama.


La miro a los ojos tras esas últimas palabras.


- Vale -me dice -Lo capto. Lo pasan más que bien. Solo hay que verte la cara.


Nos reímos.


- Pues quizás sea el momento de que tú le des una oportunidad. Los chicos son todos unos idiotas hasta que encuentran a la que les gusta de verdad. Al parecer esa eres tú para él. Me quedo pensando en sus palabras durante toda la sesión de clases de la mañana. También pienso en cómo sería una relación entre nosotros y, por más que lo pienso, no despejo mi cabeza de dudas. No tengo ni idea de lo que voy a hacer.

Más que un fuckboyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora