Los años habían pasado, el mundo había cambiado y su nombre se había convertido en una leyenda. En un mal presagio. En un mito oscuro. Algunos rumores aseguraban que ya había muerto y otros... que nunca existió. Pero él seguía ahí, vivo entre la gen...
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REENCUENTRO
Capítulo 3: Confiar en una ladrona
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—¿Me estás diciendo que dejaste que una mujer que es un cuarto de lo que eres tú, te quitara la billetera, Utagawa? —le preguntó Goro, con ironía y sorna en cada palabra.
El hombre apretó sus puños con ira.
—¡La muy maldita me engañó! Ni siquiera la sentí, Goro... ¡Carajo! —gruñó y se puso de pie—. Voy a encontrar a esa perra y voy a darle su merecido...
—No —lo frenó, tomándolo del brazo y bajándolo para que volviera a sentarse—. No lo harás.
Utagawa lo miró con el ceño fruncido, sin comprender.
—¿Qué...?
—¿No lo entiendes todavía? ¿Es que tu cerebro es tan lento? —preguntó con voz templada, ladeando su cabeza ligeramente sin ninguna expresión en su rostro—. La niña no sólo te engañó a ti, Utagawa. Nos engañó a todos —sonrió—. Llevamos días buscando a una mujer que sea capaz de engañar al Rey Bestia y la acabamos de encontrar.
Utagawa negó.
—No, no no no. Es una pésima idea. Todo el mundo sabe que no se debe confiar en una ladrona, Goro.
—No se debe confiar dinero a una ladrona —terció—, pero no vamos a darle dinero. Cuando la encontremos, no tendrá otra alternativa más que obedecernos y hacer lo que le ordenemos si quiere seguir ocupando esas bonitas manos. Y eso sólo es lo que ya sabe hacer muy bien: engañar.
Utagawa chasqueó su lengua, disconforme.
—Es una ladrona de calle —mencionó otro—. No la dejarán entrar al evento, no así.
—¿Y qué será más fácil? —preguntó Goro— ¿Enseñarle a una modelo a engañar como una ladrona? O, ¿enseñarle a una ladrona a comportarse como una modelo?
—Ninguna —respondió el mismo hombre, con una sarcástica sonrisa de lado.
—Es verdad, ninguna. Pero con ella, al menos ya tenemos la parte más importante: la mujer. Y por lo demás, no está nada mal.