INEFABLE

꧁Capítulo: 26꧂

♾NADIA♾
"Que tus miedos sean derrotados por tus anhelos"

Camino con cuidado sobre el bosque oscuro, mientras que mis pensamientos siguen atormentándome por no haber ayudado a nadie durante estos años. Miles de preguntas rondan por mi cabeza, pero ninguna me da la seguridad o tranquilidad que tanto ansío, levanto mi cabeza y miro el grupo que me rodea. Ellos no se sorprendieron cuando me alejé, simplemente ellos siguieron discutiendo sobre sus indiferencias aunque la mirada que me dio Itzan me asegura que él desea saber que sucedió. Cuando regrese con ellos no les dije nada sobre mi reencuentro con mi vieja amiga, sólo les dije que quería acompañar a la pobre señora.

— Estamos cerca —Dasha se asoma entre los árboles— utilizaremos nuestro portal para llegar a uno de los salones del palacio.

— ¿Y cómo pasaremos desprevenidos? —Yael se acerca a su hermana— nos reconocerán a la primera.

— Debemos proteger a Nadia —Itzan se queda atrás conmigo— ¿qué recomiendan?

Los cuatro nos quedamos en silencio pensando en cómo pasar desprevenidos.

— Bueno —llamo la atención de los hermanos— podemos usar los pasadizos secretos del palacio, te llevan a diferentes habitaciones de él.

— ¿Es seguro? —pregunta Itzan.

— Yo escuché que si —habla Dasha— ya saben, cuando era infiltrada.

Un silencio incómodo se forma entre todos, ya que la historia no resultó muy bonita que digamos.

— Entonces... —Yael calma la tensión— ¿empleamos los pasadizos?

— Si —digo rápido— en la entrada principal, una de las estatuas contiene el primer pasadizo que te lleva directamente al pasillo de las habitaciones.

— Podremos acceder a tu vieja habitación —Dasha sonríe— perfecto, recuerdo haber guardo libros de magia.

— Entonces vamos por ellos —Yael aplaude emocionado— ¿cómo entramos?

Nos encontrábamos en el bosque que quedaba cerca del mural del palacio. Un recuerdo vago llega a mí cuando me veo a mi misma con alguien más atravesando este mismo bosque y llegando a una pequeña grieta en este mismo mural donde podíamos acceder a la propiedad.

— Creo recordar algo... —digo bajo.

— Usemos otro portal —habla Itzan— es más seguro.

— La magia alertará a los ángeles guardianes —Dasha rueda los ojos— mejor nos hacemos pasar por sirvientes.

— Chicos... —vuelvo a llamarlos, pero Yael me interrumpe.

— Ni de broma me visto como un sirviente corriente —dice histérico— yo digo que saltemos el mural.

— Creo que sé cómo podemos pasar, pero deben... —Itzan se ríe.

— ¿Saltemos? —mira a su hermano incrédulo— a la primera que hagamos eso nos cocinarán vivos.

Yael le resta importancia al comentario de su hermano haciendo unos movimientos con su mano. Dasha e Itzan siguen discutiendo sobre qué plan es mejor, mientras que yo intento hacerlos callar para que me escuchen, aunque sean solo unos segundos.

— ¡Mal nacidos! —grito y los tres se callan— ¡llevo diciéndoles más de unos siglos que sé cómo acceder!

Sigo pataleando como una niña pequeña, ya que mi frustración opaca la estancia. Los tres hermanos se miran entre sí y asienten apenados por no haberse percatado que yo estaba hablándoles.