Capítulo 32: El castigo

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Sin pensarlo, fui a donde estaba Nigel tirado en el suelo y empecé a golpearlo más fuerte, pero en una de esas bloquea uno de mis golpes, y agarrándome del cuello, me lanza a uno de los casilleros.

- Durante mucho tiempo, he esperado que fueras lo suficientemente hombre como para enfrentarme - dijo Nigel.

Entonces yo me avalancé sobre él, y mientras me sujetaba a su cuerpo usando mis piernas, empecé a golpearlo más fuerte sin piedad.

Estando ambos en el suelo, lo tenía totalmente contra las cuerdas, cuando escuché una voz antes de dar el golpe final.

Levanté la mirada y vi que era el entrenador Collins de pie frente a nosotros como si fuera uno de los compañeros de mi padre.

- Trousdale, Hamilton, a mi oficina - dijo.

Me levanté del suelo, mientras Nigel se quedó un momento ahí, al final, los dos entramos a la oficina del entrenador.

- ¿Qué creen que es esto? ¿Un circo? - dijo el entrenador totalmente furioso - Trousdale, aquí no hay ningún otro responsable más que tú y tu ego, por lo que quedas oficialmente expulsado del equipo.

Después de decirle esto, Nigel se fue molesto, mientras el entrenador me daba mi castigo.

- Hamilton, te necesitamos más de lo que crees, la Final de Copa se acerca, por lo que lo menos que puedo hacer, es mandarte a la banca.

Traté de responder, pero entendí que era lo menos que podía aceptar, y finalmente, me fui de ahí.

- ¿Qué es lo que te pasa? - dije al ver a Nigel en el pasillo.

- ¿Qué me pasa de qué?

- Eras mi amigo, y de un día para otro, me dejas de hablar y no sólo eso, sino que también tratas de arruinarme la vida.

- Yo nunca quise arruinarte la vida, yo siempre traté de volver a ser tu amigo. Pero después de que me junté con los populares, empecé a sentir que cuidar mi reputación sería más importante que una amistad.

Al escuchar esto no lo podía creer, Nigel Trousdale después de tanto tiempo, quería volver a ser mi amigo. Entonces, estreché su mano y nos perdonamos después de tanto años.

Cartas al CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora