Anahí tragó saliva con dificultad tras escuchar las palabras de Alfonso. Su voz había sonado dura y peligrosa, pero también había usado cierto tono aterciopelado que había hecho a Anahí desear más, y odiarse por ello. Su noche con Alfonso había sido maravillosa y única. Y como bien indicaba la palabra, no se volvería a repetir porque había descubierto que el sexo por sexo no era lo suyo. Sobre todo después de quedarse embarazada la primera vez que lo hacía.
No había dejado de mirarle de manera desafiante, porque sabía lo fácil que podía rendirse a él. Lo había sabido aquella noche y lo seguía sabiendo ahora, cuando todavía tenía su calor en sus labios y sentía un hormigueo por todo su cuerpo como si la siguiese tocando.
— ¿Por qué lo has hecho?
— Al parecer, es la única forma de callarte y relajarte.
— Tampoco has intentado mucho más. Además, me has llamado terca.Alfonso puso los ojos en blanco y la acercó a la cama para sentarla. Cuando lo hizo, se sentó a su lado y agarró una de sus manos entre las suyas.
— Tenemos que hablar.
— Bien, habla entonces. Yo ya te dije todo lo que tenía que decirte —se deshizo de su agarre, cruzando los brazos bajo sus pechos, haciendo que estos se alzasen. Alfonso suspiró, llevando brevemente ahí la vista y después la miró a los ojos.
— Mira, siento haber sido un idiota, ¿vale? Pero no eres la primera mujer que se presenta en mi oficina jurando que va a tener un hijo mío.
— Pero sí soy la primera que no quiere saber nada de ti, ¿no?Alfonso sonrió de lado, negando con la cabeza.
— No sabes lo que es ser un Herrera.
— Está claro que tengo bastante con ser una Puente —contestó ella, irritada por su soberbia.
— Las mujeres se acercan a mí por lo que represento, Anahí.
— Yo no sabía quién eras antes de acostarnos.
— Lo sé, al principio pensé que me tomabas el pelo. Pero vi tu cara cuando te dije mi nombre, normalmente veo como los ojos de la mujer con la que estoy comienzan a brillar. Imaginándose una vida de lujos y sexo que creen que les voy a dar, pero tú te quedaste igual. Como si te hubiese dicho que me llamaba Luis, o Ricardo, Mike... Cualquier nombre, te habría dado igual.
— Me sigue dando igual —aseguró. Aunque no podía dejar de pensar en cómo la había hecho sentir esa noche.
— Pero a mí no.
— ¿Por qué no?
— Porque por eso sé que es verdad. Por eso sé que llevas a mi hijo ahí dentro.Anahí se llevó las manos a su vientre inconscientemente, sin dejar de mirarlo. Alfonso sonrió con cariño.
— Quiero hacerme cargo. Tengo que hacerlo, Anahí.
— Pero... —se mordió el labio. No sabía cómo contestar, si respondía que sí, pensaría que era una oportunista y, si contestaba que no, pensaría que se estaba haciendo de rogar. Suspiró, frustrada, y lo miró con los ojos húmedos— No sé que decir sin que suene mal.
— ¿Qué podría sonar mal? —preguntó curioso, inclinando la cabeza hacia un lado.
— Diga lo que diga, sonará como si fuese una oportunista.
— No te estoy dando opción, cariño. Me voy a hacer cargo, te guste o no.Anahí lo estudió en silencio, levantando una ceja y cruzándose de brazos.
— Haz las maletas, nos vamos.
— ¿Cómo?
— He dicho que hagas las maletas. Aunque si necesitas ayuda, no me importa empezar con el cajón de la ropa interior —Anahí se ruborizó con fuerza.
— De ninguna manera.
— Venga, ¿dónde tienes las maletas?
— Alfonso, he dicho que no.
— Que no, qué.
— No voy a hacer las maletas, no voy a ir a ningún sitio. Vivo aquí.
— ¿No crees que es un poco raro que un matrimonio viva separado?
— ¿Matrimonio? Alfonso no...
— Es la única opción que hay, Anahí. El niño es mío y debemos casarnos, no tendré ningún hijo fuera del matrimonio.
— Debes estar de broma —rió nerviosa.
— No es ninguna broma. Haz las maletas, nos vamos. Tenemos muchas cosas que hacer.

ESTÁS LEYENDO
Embarazo inesperado
FanfictionCon el corazón destrozado y el orgullo destruido, Anahí decide salir a divertirse de una vez por todas disfrutando de la noche neoyorquina junto a su mejor amiga y compañera de piso Susi. Semanas después se entera que está embarazada nada más y nada...