Eres increíble

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"Por más fuerte que aparentamos ser, llega un punto donde simplemente necesitamos un abrazo que le ponga fin a la melancolía

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"Por más fuerte que aparentamos ser, llega un punto donde simplemente necesitamos un abrazo que le ponga fin a la melancolía."

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Ser piloto de una de las mejores escuderías de la Fórmula 1 no es fácil, tienes que cumplir con las expectativas de las personas y tolerar los comentarios inapropiados, tanto de la prensa como de los aficionados de la F1 y sobre todo de las personas que trabajan contigo.

Puedo decir que tuve suerte al tener a Lewis a mi lado en casi todas las entrevistas ya que cuando estaba él no hacían esos típicos comentarios de: “Es un deporte solo para hombres”

Fue triste dejar la Ferrari Driver Academy. Después de tres maravillosos años tuve que decir adiós. Recuerdo la gran fiesta de despedida que me hicieron, en la cuál hubo más lágrimas que música. Pero prometí que íbamos a mantener el contacto.

Volví a ver a pilotos que hace mucho tiempo no sabía absolutamente nada de ellos. Por ejemplo, no hablaba con Daniel Ricciardo desde el funeral de Jules y poder estar otra vez junto a él me hizo recordar viejos tiempos.

Ahora Max si podía usar su típica frase de “Te haré comer polvo” debido a que casi siempre nos tocaba pelear en la pista, pero en vez de enfadarnos, como decían los medios, nos felicitamos por tan buena defensa que tenemos al momento de proteger nuestra posición.

Poder competir con grandes pilotos es una de las mejores experiencias. Pensar que un día los veías a través del televisor pero ahora eres uno de sus rivales, es algo increíble.

Recuerdo que en un Gran Premio me tocó pelear con Seb para tratar de quitarle la P1 y así poder ganar mi primer GP, pero no lo logré porque estaba tan concentrada en obtener la P1 que no vi el monoplaza de Kimi tratando de quitarme mi segunda posición. Y ahí estábamos los tres, cruzando la línea de meta en los primeros tres lugares. Poder subir a podio con mi familia fue lo mejor que me pudo haber pasado. Seb ganó el Gran Premio, Kimi quedó de segundo y yo de tercera. Ese día sonó dos veces el himno de Alemania. No tengo palabras para describir lo feliz que fui en ese momento. Los tres en el escalón del primer lugar, sosteniendo nuestros trofeos, señalando al cielo dedicándole nuestras victorias a mi padre.

Y como olvidar las fiestas después de cada carrera, las veces que tuve que cuidar a Kimi y las veces que Seb tuvo que cuidarnos a Kimi y a mi, las escapadas en la madrugada con Daniel y Max para la piscina del hotel.

Los regaños de Toto hacia Lewis y a mí por llegar tarde a las reuniones y tacharnos de irresponsables.

Cuando iba a apoyar a mis amigos en F2 o F3 y la presa apenas me permitía respirar porque según ellos eso es “traición”. Cuando hacíamos noche de películas con Marcus Armstrong, Arthur Leclerc, Mick Schumacher, Antoine Hubert y Emma. Terminamos durmiendo abrazados por qué se nos ocurría la maravillosa idea de ver películas de terror.

[Recuerdos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora