Otro día lleno de revuelo en aquel café, como ya era costumbre. Y el centro del alboroto se encontraba en una mesa donde se reunía un gran grupo de amigos que gritaban, reían y discutían muy escandalosamente. De entre ellos destacaba cierto pelinegro risueño que portaba un sombrero de paja y vestía el uniforme de mesero del local, pero estaba sentado sobre una silla volteada con las piernas abiertas a lado y lado del espaldar, como si fuese el cliente más descarado del lugar.
— El director casi me atrapa, estaba hecho furia como siempre — exclamó dando risotadas.
— ¿Qué ganabas robando su puro? ¡Ni siquiera te gusta fumar! — lo reprendió una chica de cabello naranja.
— Es que Usopp me dijo que necesitaba un puro para hacer un experimento divertido, pero como estábamos en la escuela no podía salir a comprar y me dijo que los cigarrillos que lleva Sanji a escondidas no servían — explicó el pelinegro
— Experimento divertido ¿Qué tiene de divertido hacer una mini bomba casera y usarla contra los bichos del jardín? ¿Cuantos años tienen? ¡Le dieron al profe Kuzan con eso! — se quejó la chica
— A mi si me pareció divertido, imaginé como le volaban los sesos con eso — comentó tranquilamente una mujer pelinegra que los acompañaba en la mesa.
— No, eso no hubiese pasado, la bomba no era tan potente — explicó un chico moreno de nariz larga, alarmado del sadismo de la imaginación de la mayor; él había sido quien hizo la bomba.
— Robin, no deberías decir eso, se supone que eres nuestra profesora, deberías llamarles la atención — mencionó una chica peliazul dirigiéndose a la pelinegra, aunque mientras decía aquello aguantaba una leve risa.
— Jimbe es el que debería decir algo ¿No eres el consejero escolar? — siguió alegando la pelinaranja.
— Bueno, es verdad que deberían tener cuidado, saben que Sakazuki los tiene en la mira desde hace rato y puede usar cualquier excusa para expulsarlos — explicó un hombre moreno de contextura gruesa.
— No es que me importe mucho ser expulsado — dijo el despreocupado chico de sombrero de paja — aunque sí fue muy divertido cuando le cayó la bomba al profe vago — comentó riendo — estaba durmiendo tranquilo y se despertó de repente por la bomba, Usopp y yo salimos corriendo y no se dio cuenta de que fuimos nosotros, el cabello le quedó muy gracioso.
— Sí, sí — agregó Usopp riendo también — fue algo así — "¿Me lanzaron algo a la cabeza?.... Duele" — imitaba las expresiones del profesor.
— En serio son unos niños — suspiró la pelinaranja.
— Ay Nami, no deberías alterarte tanto, sabes que ellos son así — dijo la chica peliazul tratando de calmar a su amiga.
— A la bruja le gusta alterarse por cualquier cosa — murmuró cierto peliverde.
— ¿¡Qué dijiste, Marimo de mierda!? — exclamó un rubio de cejas rizadas poniéndose de pie.
— ¿Y a ti que? Deja de meterte cada vez que se trata de una chica ¡Estaba hablando de la bruja de Nami no de ti! — alegó el peliverde levantándose también.
— ¡A Nami-san la respetas! ¡No dejaré que le llames bruja!
— ¿No te cansas de andar lamiendo las botas de las chicas? Creo que ella se puede defender solita, no necesita que tú intervengas.
— Y ya van a empezar a pelear — dijo Nami suspirando, normalmente ella intervenía y los golpeaba a ambos para detener su pelea pero no estaba de ánimos.
— ¿Por qué Zoro y Sanji siempre pelean? — preguntó un chico de cabello castaño, el más joven de todos los presentes.
— Creo que es su forma de demostrar lo mucho que se quieren — respondió Robin
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Café ASL
FanfictionBuena comida y diversión asegurada con cierto trío de hermanos alborotados, especialmente con el alegre e impulsivo hermano menor. Su sonrisa atrae cada vez a más clientes, personas peculiares con historias diferentes: romance, amistad, dramas de fa...