Estaban mirando algo en el cielo y no pensaron que eso sería el inicio de todo.
Definitivamente, encontrarse no estaba en sus planes y mucho menos imaginaron que aquel sentimiento que experimentaron al verse sin previo aviso se repetiría una y otra...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
☆ Capítulo 133 del manga ☆
⋆⋅⋅⋅⊱∘────────────∘⊰⋅⋅⋅⋆
"He amado a las estrellas con demasiado cariño para tener miedo de la noche". —Sarah Williams
⋆⋅⋅⋅⊱∘────────────∘⊰⋅⋅⋅⋆
Seis meses después
Pasaron unos cuantos días desde que volví a Japón. Una refrescante sensación se instauró en mí luego de haber vuelto aquí tras pasar medio año.
Ya era abril y hoy empezarían mis clases.
"La preparatoria Kisai". Parece chiste, pero la elegí por el uniforme, es muy genial y elegante, se ve como de una escuela élite para mafiosos o millonarios, a diferencia del deprimente uniforme de mi anterior escuela. Además, se encontraba lo suficientemente cerca de donde vivía como para ir y venir caminando.
En esta ocasión, me levanté muy temprano con la idea de ser puntual, o bueno, por los nervios, en realidad.
Mentiría si dijera que no me sentía algo ansiosa por este cambio que implicaba bastantes cosas: gente nueva, clases nuevas, toda una etapa nueva... A pesar de ello, lograba encontrar confort al recordar todo lo que pasé la primera vez que vine. Pude sobrevivir a eso, así que mi primer día de clases no tendría por qué ser distinto.
Me hacía feliz.
Con un repentino buen humor, procedí a terminar de alistarme, até mi cabello en una coleta y me rocié perfume, fui a desayunar saludando de paso a mis padres a los que tranquilicé diciéndoles que estaría bien, por último salí de casa motivándome a mí misma.
En medio de mi camino a la escuela, hice una pequeña pausa para tomar una profunda respiración y poder calmarme, cosa que conseguí gracias a que mi mente retornó a mi ya bastante usado punto de confort.
Brisa fresca meciendo mi cabello bajo el atardecer, unos sorprendentemente bonitos pines de un tierno ajolote, cabello violáceo, ojos de un oscuro morado y una persona bastante apática portadora de esos rasgos.
Suspiré.
Si fui capaz de superar aquel festival lleno de desenfreno, debería ser capaz de tranquilizarme ante las adversidades que me da la vida, como por ejemplo...
Perderme.
...
«Mi buen humor se está yendo a la basura»
Ni siquiera sabía qué camino había tomado mal, solo era consciente de que faltaban quince minutos para que empiece la ceremonia de apertura de mi nueva escuela, en la que quería causar una buena impresión y que mi oportunidad de llegar temprano se fue por la borda.