Capítulo 23

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Sentí como mi cuerpo se convirtió en cristal y se agrieto al escuchar eso, se rompía poco a poco, las paredes me comían, el ruido se hacía silencio, la noche borraba la claridad, mis manos se hacían frías, mis ojos derramaban lágrimas, mis labios formaban una línea recta, el aire escapaba de mi y no regresaba. Quería pensar que era una broma lo que me decía, que estaba jugando, pero su rostro de angustia me decía que era real, que estaba pasando y que era duro. La abracé, la abracé con todas mis fuerzas, la abracé con la intención de quedarme ahí para siempre, de sentirla y protegerla, que sintiera que no estaba sola y que ella podría con todo porque es más fuerte de lo que piensa, porque mi Moni es una guerra y hay batallas que se pierden, pero no la guerra.

-Está bien, Vanesa, ya, ya no llores.
-Perdón, es que... —Me ganó el llanto y no pude terminar lo que iba a decir—.
-Mi tratamiento va bien no tienes porque llorar, o ¿Te pone triste que me cure?
-¿Cómo crees tonta? —Le dije con mi voz quebrada—.
Tomó mi rostro lo alzó y limpió mis lágrimas, me miró fijamente. Quité sus manos de mi cara y gire mi rostro hacia un lado.
-Y...
Tu tratamiento... ¿Es en algún hospital de Madrid? Me refiero a que, bueno... ¿Has viajado hasta acá por el concierto?
-Vanesa jaja siempre quieres ser el centro de todo
-No, no jaja no me refiero a eso
-Yo sé, yo sé. No, no he viajado hasta acá por un concierto de la gran Vanesa Martín, llevo algunas semanas aquí en Barcelona, pasa que aquí se encuentra uno de los mejores médicos de España, es por eso.
-¿Semanas?
-Sí, ¿Por qué?
-No, no por nada. Vas a estar bien Mónica y en lo que yo te pueda ayudar créeme que lo voy hacer.
-¡Gracias Vane!
-No hay nada que agradecer.
-Hay 2 cosas en las que si me puedes ayudar jaja
-¡Dime!
-Me he traído a Camarón y no le he podido dar paseos porque no puedo salir al sol, entonces...
-Pero claro, claro que si.
-Me he venido sola, es decir Tatiana se ha quedado por... por trabajo, si, eso
-Oh, pero ella te visita ¿No? Digo, debe ser una situación difícil y triste para las dos.
-Vanesa —Me tomó de la mano— Tatiana no sabe que tengo cáncer, piensa que me he venido por trabajo o yi que sé... Joder
-¿Qué?
-No quiero preguntas al respeto, por favor, sé que hablar con la verdad es lo mejor, pero prefiero que está vez no sea así.
-Está bien —La solté y me di la vuelta, dándole la espalda—.
‐Aún no te he dicho la segunda cosa que puedes hacer por mi.
-Y ¿Qué es?
-Pues hace un rato podría decir sin temor a equivocarme que he vivido uno de los mejores conciertos de mi vida, ¿Me cantarías un poco?
-Si tu me lo pides, claro que sí

Sonó su teléfono, camino para alejarse un poco, habló y regresó.
-Lo siento, mi médico, no puedo estar expuesta tanto tiempo a las luces, puede ser, ¿Qué estoy diciendo? Seguro mañana ya no estarás aquí.
-Si, mañana nos vamos
-Lo imaginé, bueno, ¡bonita vida Vanesa!
-Bonita cuando sepa que estás fuera de peligro y perdón por no poder cuidar a Camarón, me ganó el sentimentalismo.
-¡Ya! No pasa nada.

Me abrazó, nuestros cuerpos no querían soltarse, pero terminamos por separarnos.
-Todo va a estar bien Mónica
-Eso espero...
Me acerqué y le di un beso en la frente. Me miró con sus ojos verdes desconcertada, pero me sonrió y se fue.

-Tu no quieres tomar ese vuelo Vanesa. —Dijo Ana—
-Me cagó en toda tu... ¿Cuánto llevas ahí?
-Lo suficiente para ya haber cancelado tu boleto de avión.
-¿Me estás jodiendo?
-¿Te quieres ir?
-No, no me quiero ir, ¡Ay, Ana! Es que tía, la viste, es que si le pasa algo no sé que haría. Mira yo sé que no tenemos nada, pero al menos sabía que ella andaba para ahí, sonriendo, llorando, jugando, viviendo.
-Si, Vane, tranquila, ella estará bien y tu también.
-Lo quiero yo Ana
-Lo que te quiero yo a tu guapa.

Y así fue, todos partieron en la mañana y yo me quedé.

-Listo Mónica, la sanción de radioterapia ha terminado.
-Ahh al fin.
-No te muevas, ya sabes...
-Si, si, 30 minutos recostada en la cama y ya viene la enfermera para decirme cuando debo irme a la habitación.
-¡Muy bien! Bueno, compermiso.
-¿Cómo te sientes?
-¿Quién habla? ¿Enfermera?

Tengo hábito de ti, me siento en deuda
Como lo hago con el mundo que guardé para enseñarte
Si tuviera el poder de darle a todo la vuelta
Ganaría tiempo para ir a buscarte...

Sí, fui directo a el hospital, solo quería ayudar, no quería dejarla sola ni un segundo, solo quiero que esté bien.

-Bueno la segunda cosa era que te cantara jaja, ya he cumplido.
-Pero ¿Qué no te ibas?
-¿Y dejar a Camarón sin sus paseos?
-Jajaja ¡Ay Vanesa!
-Y lo más importante dejarte a ti.


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