En el capítulo anterior, llegué a la Isla Futanari en un avión siguiendo a una chica en un avión. Supestamente debía conectar con otro vuelo pero logré escapar del aeropuerto para cumplir mi objetivo: una mina. Ahora me encontraba con Jazmín en un restaurant llamado Femboy Hooters y teníamos delante nuestro a una camarera con un bulto en su ajustado pantaloncito.
No podía correr mis ojos del enorme bulto de la camarera.
Camarera: ¿Veis algo que os guste?
Jazmín se río. Yo la miré e intenté discimular.
Yo: Eh... no... nada, quisiéramos, que... nos trajeran la... carta.
Camarera: Claro, aquí la tienen.
La (o él) camarera apoyó sobre la mesa dos libritos en donde estaba la carta antes de retirarse.
Camarera: Volveré en unos minutos. Cuando sepan qué quieran, no duden en llamarme.
Quedamos los dos solos.
Yo: No sabía que este lugar era... así.
Jazmín: ¿Así cómo?
Yo: No, nada... yo... no me hagas caso.
Miré mi menú e intenté discimular. Jazmín no sabía qué opinaba hacerca de las mujeres trans y toda esta nueva movida, no sabía el asco que me producían estos hombres disfrazados y sabía que, si se lo contaba, seguramente se lo tomaría mal.
Jazmín: Ya sé lo que voy a pedir.
Camarera: ¿Ah, si? cuéntame.
La camarera volvió a aparecer casi que por arte de magia.
Yo: ¡Ah! ¿cómo...? ¿de dónde saliste?
Camarera: Es que volví porque noté que hay un problema con la bombilla de luz en esta mesa.
Miré para arriba. Efectivamente, nuestra mesa tenía una bombilla quemada. La camarera apoyó sobre la mesa una cajita con una bombilla nueva.
Jazmín: Para desayunar voy a pedir un zumo de naranja y una tostada con mermelada.
Camarera: Vale, lo recordaré ¿y tú?
Yo: Eh... pero... no me diste tiempo de pensar.
Ambas se rieron: la camarera y Jazmín.
Camarera: Vaya, parece que tenemos a un curioso indeciso por aquí.
Miré a la camarera indiferente.
Camarera: Que nada, es broma, tío, te estaba tocando los cojones.
La camarera me frotó el pelo de manera casi infantil.
Camarera: ¡Oh! ¡por dios! ¡mira! ¡se ha puesto colorado!
Yo: ¿Qué? ¡no! ¡no estoy colorado!
Parecía un tomate. Cuanto más pensaba en eso, más colorado me ponía.
Jazmín: venga, Cristian ¿quieres que te recomiende algo?
Yo: No ¡no! ¡ya sé que pedir!
Abrí el menú y elegí lo primero que encontré: una opción que estaba promocionada, separada al resto. Era el plato más caro de todos.
Yo: Esta, quiero el desayuno futa completo. Café con leche doble y dos donuts bañados con crema especial de la casa.
Jazmín: eh... Cristian... ¿estáis seguro de eso?
Cristian: Si, no me importa lo que salga, traénos el desayuno de una vez ¿si?... por... favor.
Camarera: En seguida, pero primero arreglaré la bombilla de luz.
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Femboy Hooters
RandomLejos de aquí, existe una isla poco conocida. Se trata de una nación formada casi únicamente por futanaris. Si estás leyendo este relato ya sabés de que estoy hablando: mujeres con pene y un sobredimensionado libido. Una isla en donde peligra la het...