Atascado En Una Ventana

2K 53 14
                                    

En capítulos anteriores, llegué a la isla Futanari atrás de una chica llamada Jazmín y fuimos a un restaurant que no conocía: Fenboy Hooters. Allí nos atendió una camarera trans que me hizo sentir muy incómodo y, cuando fui al baño, me encontré con la propia Jazmín orinando parada. Con mi repulsión a las mujeres trans, me fui del restaurant sin pagar y volví al aeropuerto. Allí me intentaron arrestar por haberme escapado de una zona que no debía y terminé volviendo al centro de la ciudad perseguido además por una taxista que no le pagué. A la noche, volví a pasar frente al Femboy Hooters y me reconocieron. Ahora, una de sus empleadas me persigue. Es una mujer alta, negra y atlética.

Corrí por unos minutos pero sabía que era inútil: esta mujer trans era mucho más rápida que yo. Decidí entonces subir por una escalera de un edificio y llegué hasta una azotea oscura. Encontré una especie de depósito abandonado al que intenté entrar pero no podía abrir la puerta. Estaba trancada. A lo lejos podía escuchar los pasos de la camarera de Femboy Hooters. "La puta madre, me la van a dar" pensé para mis adentros. Dí una vuelta al lugar y encontré una ventana entreabierta que daba con el pequeño depósito. No estaba seguro de si entraba pero tenía que intentarlo. Primero metí los brazos, luego la cabeza y empecé a meter el tórax. Comencé a empujar con los pies pero no fue suficiente para pasar. Decidí entonces abortar la misión y quise volver para atrás. "No te puedo creer, no me digas que me tranqué" maldije para mis adentros.

La puerta de la azotea se abrió y pude escuchar una voz.

Camarera negra: Bueno ¿pero qué tenemos aquí?

Yo: Ah... ayuda... por favor.

Camarera negra: ¿de quién es este culito tan sabroso?

Dijo eso y me azotó una nalga.

Yo: ¡AY!

Lancé un pequeño gemido poco heterosexual.

Camarera negra: No sabes cómo me ponen los culitos traviesos como el tuyo.

Me pellizcó la raya del culo y metió con fuerza uno de sus dedos através de mi pantalón tocando mi ano. Mi pene empezó a cosquillear.

Yo: ¡NO! ¡no! ¡por favor! ¡yo no soy puto! ¡a mi me gustan las minas! ¡las mujeres! ¿entendés? no me hagas nada, te lo pido por favor.

Camarera negra: uff ¿un culo hétero y virgen? ¡dios! ¡me lo pones cada vez más divertido!

Yo: En serio ¿qué querés? ¿plata? ¿mi pasaporte? decíme que querés.

Camarera negra: Es tan divertido ver a un machito como tú rogando por su culito ¿qué te hace pensar que no lo vais a disfrutar?

Empezó a acariciar mi ano con su dedo índice.

Yo: ¡No! ¡por favor! ¡no! ¡te lo suplico!

Empecé a sollozar.

Camarera negra: Venga, no te pongas así, joder. Que sólo estaba bromeando. Te ayudaré a salir de ahí.

La mujer me agarró de la cintura parada atrás mío y tiró con fuerza para atrás.

Camarera negra: Vaya, sí que la has liado parda.

Tiró otra vez hacia atrás. Mi culo pegó con su cintura.

Yo: Intentá varias veces, creo que está funcionando.

Me hizo caso, pero hacía pausas.

Yo: No, pero hacélo seguido. No pares.

La mujer comenzó a moverme para atrás. Parecía que me estuviera bombeando. De pronto, pude notar que mi cintura iba cediendo y lograba moverse de la ventana. Sin embargo, no era lo único que sentía. Entre las dos nalgas de mi culo, podía notar algo que se estaba poniendo duro. Era grande, muuuy grande.

Femboy HootersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora