En capítulos anteriores conté mi experiencia en la isla Leche Negra, lejos quedó mi experiencia trabajando en Femboy Hooters. Tras trabajar como mucama en un hotel, secretaria de una enorme empresa de semen y ser abandonada, me transformé en la pareja de un político y le ayudé a comenzar el camino hacia la cima: la presidencia de Leche Negra. Mi hombre ganó las elecciones y me transformé en Doña Tragona: la Primera Dama de un gobierno que buscaba someter a todos los hombres beta.
Mi cabeza subía y bajaba en las pelotas de mi hombre. Hacía un año que cumplíamos esta rutina: desde que mi papi consiguió la presidencia, terminaba la noche con mi boca en su jugoso instrumento succionando mi postre nocturno mientras el señor miraba la tele.
Nos habíamos casado por Iglesia y habíamos logrado muchos avances en términos de reducción de derechos para las putitas sissys. Yo mismo era la portavoz de un movimiento que buscaba aprobar la "ley golosa": una normativa con una serie de cambios polémicos. La idea era que los hombres blancos se vean como propiedad absoluta de sus amos negros y que tengan que usar un tatuaje en el culo con el nombre de su dueño, que no puedan negarse a tener sexo con quien sea y aún así que no se considere violación bajo el lema "ni siquiera 'no' es 'no', putita" y obligaba a los varones beta a usar un estimulador anal además de que todas sus comidas debían tener un considerable porcentaje de espermisodia.
Esa noche previa a las elecciones estaban transmitiendo un debate televisivo sobre la ley que yo misma había impulsada pero mi Presidente, por supuesto, no me dejaba verlo hasta que termine con mi comida. Yo estaba contenta de servir cumpliendo el lugar que correspondía, sin embargo, algo me hizo levantar la mirada. Escuché una voz en televisión que me resultó familiar. Habían dos personas en el debate: un hombre negro llamado Jerome Black que defendía la ley y una putita blanca llamada Kity Cumswallower de vestido ajustado que decía ser varón y venía de un pequeño grupo que se oponía a dichos cambios.
Kitty: Eh... lo que el señor Black está diciendo son sólo mentiras. Es cierto que me sissyficado en este país pero ha sido sólo para adaptarme a las terribles normas de esta isla. En realidad soy un hombre hetero y siempre lo fui... jamás me ví interesado en usar apretaditas bragas, en depilar mis piernas... en masturbarme pensando en hombres negros o oliendo sus... ge... genitales...
El Presidente me miró extrañado.
Presidente: Sigue chupando, puta ¿qué te pasa?
Yo: Espera, creo que la conozco de algún lado.
Jerome: ¿Realmente vas a decir que nunca probaste semen negro? ¿y qué hay de la cantidad de veces que te metiste en la habitación de tu amo a tomar un "desayuno lácteo"?
Kitty: No... n... no sé de qué me hablas.
Yo: ¡ES MAURO! ¡DIOS MÍO! ¡ES MAURO!
Presidente: ¿quién?
Yo: ¡era amigo mío en mi país! ¡en España! ¡antes de venir para acá! ¿pero qué está haciendo acá?
Me dí vuelta y me acerqué a la TV en cuatro patas para subir el volumen. En la TV, Jerome se bajó el cierre y apoyó su enorme pene sobre la mesa. Kitty demoró en responder pero terminó cediendo y comenzó a chuparle la pija desenfrenadamente frente a las cámaras.
Jerome: Ya lo ven, familia: esta es la verdadera putita blanca. Así de rápido se convence y se debate con estas mentiras de libertad y derechos igualitarios.
Yo: Guau, qué puta que se convirtió. Es increíble.
Presidente: Me dan ganas de follármela.
En la TV, Mauro... o Kitty... ya estaba cabalgando arriba del pene de Jerome.
Kitty: por favor, señor, quiero que se corra dentro de mí.
Jerome: ¿vas a votar este domingo?
Kitty: No... n... no puedo... soy... una blanquita...
Jerome: Pero si pudieses votar ¿qué eligirías?
Kitty: eligiría la...ley golosa ¡la ley golosa! ¡si! ¡quiero ser tu putita y la de todos en este país!
Quedé con la boca abierta, sorprendida. No podía creer lo que estaba viendo: uno de mis mejores amigos estaba siendo penetrada en televisión cuando trató de enfrentarse a la ley que yo mismo impuse y fue vencida por un sabroso pene negro. Qué lejos que había quedado nuestra heterosexualidad.
Yo: Tenemos que traerla un día a la Residencia Presidencial, tenemos que ¡AAAAAAH! ¡¿QUÉ HACES?!
Me la estaba metiendo por el culo, sin lubricar.
Presidente: Me cansé de tanta charla. Encárgate de mi erección de una vez.
os días pasaron y finalmente pudimos traer a Kitty a la Residencia Presidencial, sin embargo, no fue la conversación que imaginaba porque el país estaba revuelto en asuntos urgentes y tuvimos que irnos inmediatamente. Tuvieron que pasar varias semanas para que, luego de que se apruebe la ley, pudiera volver a encontrarme con mi viejo amigo. Fui a una plaza de gafas negras vestida muy elegante y me la encontré a ella. Era una persona totalmente distinta: una madre de familia de clase media. Embarazada, vestida de rosa y blanco y paseando con un niño negro. Me senté al lado de ella y comenzamos a hablar.
Kitty: Te tardaste demasiado en aparecer.
Yo: La realidad es más compleja de lo que crees, Kitty. Tuve muchos asuntos que resolver después de la votación.
Kitty: No tienes idea de la cantidad de gente que te extraña en nuestro país.
Yo: ¿y qué me dices de tí? yo no tengo familia en España que me espere pero tú tienes a tu hermana y tu madre.
Cómo olvidarme de esas dos putitas que tan adictas estaban a mi pene tantos años atrás.
Kitty: A mi familia le costó entender los motivos de mi transición pero de todas formas esperan volver a verme cuando vaya de visita en navidad.
Yo: Me parece muy bien. Tienes una familia adorable.
Miré a la mujer a los ojos.
Kitty: ¿cómo lo has hecho? ¿cómo fue que a esta isla llegó el amigo más masculino que tenía y años después se convirtió en la primera dama, opositora de los hombres sissys?
Yo: Bueno, en algo te equivocas... no llegué a esta isla siendo hombre.
Kitty: ¿de qué estás hablando? me acuerdo cuando te fuiste.
Yo: Pero no vine directo a Leche negra. El avión tuvo que parar de emergencia en otro lugar y mi estadía... digamos que se extendió. Luego de eso llegué a Leche negra como toda una señorita.
FIN
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Femboy Hooters
De TodoLejos de aquí, existe una isla poco conocida. Se trata de una nación formada casi únicamente por futanaris. Si estás leyendo este relato ya sabés de que estoy hablando: mujeres con pene y un sobredimensionado libido. Una isla en donde peligra la het...