Semana Otaku

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En capítulos anteriores comencé a trabajar en Femboy Hooters como camarera luego de llegar a la isla Futanari. No tengo a donde ir y, ahora, me tocará compartir casa con las diferentes camareras del restaurant. La primera es Sakura: la pequeña chica otaku que me ayudó a adaptarme a este lugar pero que ya sé que guarda un enorme tiburón entre sus piernas.

LUNES

Primera noche en la casa de Sakura. Entramos a un apartamento con ventanas con un diseño japonés, varios posters de animé y frases niponas. Me sentía en la casa de una verdadera otaku. Sakura me dejó dormir en su habitación y ella se quedó con el sillón. Muy considerada de su parte. Una vez en el cuarto, me saqué el ajustado uniforme del trabajo y me quedé en pelotas tirado sobre la cama. Finalmente podía descansar. Me tiré un pedo y rasqué un huevo. No tenía porqué disimular mi forma de ser en mi tiempo libre. Sakura me prestó un poco de ropa de hombre que pertenecía a un anterior inquilino pero, ahora mismo, no tenía ganas de vestirme. Estaba agotado.

MARTES

Me desperté con un delicioso olor a desayuno. Abrí los ojos y noté que me había dormido desnudo con el culo mirando para arriba. En la puerta, se asomaba Sakura con una bandeja con un delicioso desayuno que me había preparado. Parecía contenta de servirme. Enseguida me senté y me tapé con las mantas tapando mis genitales. "No es nada que ya no haya visto antes, ya conocí bien tus diminutos genitales la otra noche" dijo Sakura con una risita que me hizo sonrrojar.

La chica apoyó la bandeja sobre mi falda y me encontré con un elaboradísimo desayuno japonès. Pescado humeante, arroz, palillos y un bote de leche a punto de chorrear.

Sakura: Te recomiendo que empieces con la leche así no se te volcará.

Le hice caso y acerqué la lechita a mis labios. Estaba tibia pero deliciosa.

Yo: ¡Mmmm! ¡qué rica que está! ¿cómo la hiciste?

Sakura: Es secreto de la cocinera.

Sakura se fué y me dejó solo. Yo sonreí y pasé mis labios sobre el bigotito de leche que se me había formado. Era una leche pegajosa y dulce. Muy adictiva. Me la tomé toda sin parar. Extrañamente, tuve una erección involuntaria. No le presté atención y terminé el desayuno. Salí de la cama y me vestí para salir a trabajar.

Juntos tomamos el tren hacia el trabajo. Estaba tan lleno que tuvimos que viajar parados y Sakura quedó atrás mío. Si bien era pequeña en relación a todas las demás futas de la ciudad, tenía prácticamente mi tamaño. Mientras que en otros países yo tenía una altura promedio, aquí parecía un pequeñito indefenso. Cualquiera de estas mujeres enormes podría someterme con mucha facilidad, pero el hecho es que ahora tenía a Sakura atrás mío y eso me hacía sentir protegido. Podía sentir su cuerpo rozando: Sus manos, sus pechos y más abajo, cerca del mi culo... era... ¿ese era el pantalón?... llegamos a destino y bajamos.

Trabajamos durante un turno agobiante y volvimos para casa una vez más. Esta vez recibimos visitas de algunas chicas que estaban realmente increíbles. Me dieron ganas de cojérmelas arriba de la mesa pero, con mi uniforme, tenía que discimular. Ahora, ya en casa, terminamos de cenar juntos con Sakura y ella se quedó dormida viendo un animé. Aprobeché para ir al baño a saciar mis necesidades más íntimas. Hace varios días que no tenía sexo con ninguna mujer y estaba muy cachondo. Tomé el celular de Sakura (el mío lo había perdido en el aeropuerto) y me puse a buscar porno.

Entré a Xvideos y miré videos de diferentes actrices, géneros, edades. Todo heterosexual, como siempre me gustó. Esta experiencia con Femboy Hooters no iba a cambiar  mi sexualidad. Cambié de un video a otro con entusiasmo y empecé a acelerar mi ritmo. Finalmente, me corrí con un video de un hombre atado mientras una mujer lo masturbaba y le metía un dedo en el culo. Acabé y me manché todo el estómago. Agobiado, levanté la mirada y pude ver que la puerta del baño estaba entreabierta. En ella, pude ver claramente la mirada de Sakura que inmediatamente cerró la puerta del baño. Mierda, me había visto.

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