Capítulo 9

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XTaeyong.X

Tae.

Un golpe suave sonó en la puerta, y me pregunté si Jaehyun había cambiado de opinión. Caminando hacia la puerta, apreté mi bata y desbloqueé la cerradura. Mientras la abría una fracción, el hombre de la barba de antes se paró frente a mí. Sus grandes ojos marrones fijos en los míos y movió su barbilla.

―¿Puedo entrar?

Retrocediendo de la puerta, traté de permanecer de pie, pero el dolor de demasiado caminar hizo que mi lesión palpitara.

―Siéntate ―ordenó, al ver mi malestar. Con cuidado descendí en el extremo de la cama y, moviéndose delante de mí, él se puso en cuclillas. Levantó la mirada a través de sus pestañas imposiblemente largas―.¿Puedo revisar tu pierna?

Mis ojos se ampliaron. Tendría que levantar mi bata, exponerme.

―Soy un doctor. Me ocupé de ti, te arreglé. Mi nombre es Strony. 

Debió haber detectado mi shock.

―En una vida anterior, era un soldado y un médico. Estás en buenas manos. No voy a hacerte daño.

Agachando la cabeza, casi al borde, se enfocó de nuevo a su trabajo.

Parecía tan preocupado por mí, tan sincero. Él no era tan severo como Jaehyun, no tan brusco en su forma de hablar. Me sentí extrañamente a gusto en su presencia, pero su corta barba se parecía demasiado a los discípulos para ser un gran consuelo. Sin embargo, la personalidad de Strony era completamente diferente, sus acciones hacia mí eran cuidadosas.

―Mi nombre es Tae ―dije en voz baja.

Él levantó la cabeza, con una sonrisa tímida apareciendo en sus labios.

―Encantado de conocerte, Tae ―dijo educadamente. Entonces, con una mano firme, cepilló hacia atrás su cabello color marrón, largo hasta los hombros. Se sentó atrás y preguntó en voz baja―: ¿Puedo revisar tu pierna, ahora que sé tu nombre?

Asintiendo en silencio, levanté la bata, hundiendo mi barbilla en vergüenza. Revelando mi vendaje, pude ver pequeños rastros de sangre filtrándose. Las grandes manos de Strony eran tan suaves como plumas en mi pantorrilla y desenvolvió el vendaje, permitiéndome ver mi herida por primera vez desde que había despertado.

―Se está curando muy bien. Voy a aplicar un poco más de pomada; vendarla de nuevo. ―Strony se levantó y se acercó a la bolsa de médico grande que había dejado sobre la mesa. Él aplicó la pomada, el olor fuerte quemando mi nariz. Luego aplicó nuevos vendajes, la medicina ya quitando algo de mi malestar.

Cuando cerró la bolsa, se volvió, apoyado en la mesa, con los brazos cruzados, y me miró. Me concentré en el suelo, sin idea de qué decir, cuando él habló:

―Te voy a llevar a mi habitación, Tae. Voy a cuidar de ti mientras Jaehyun está fuera.

Obviamente, él pudo ver el shock en mi mirada y se acercó lentamente hacia mí, descendiendo hasta sentarse en la cama.

―Jaehyun y yo hablamos sobre ello. Él estará fuera desde mañana por la mañana en un recorrido largo. No va a estar para protegerte. Así que vendrás a mi habitación y voy a cuidar de ti hasta que vuelva.

Mi estómago cayó.

―Si soy una carga tan pesada, puedo irme ahora. No quiero quedarme donde no soy querido.

―No va a suceder, Tae. La poli está sobre nuestras espaldas, los federales solo muriéndose de ganas por arrastrarnos sobre las brasas. Tenemos agentes estacionados veinticuatro-siete de aquí hasta el centro de Corea. Explicar sobre como estás amoratado y maltrecho, sin saber una mierda acerca de la vida, no nos va a hacer ningún favor. El club tiene demasiados enemigos para arriesgarse a ser atacado en estos momentos. Demasiados hijos de puta que desean circular en nuestro territorio. Estás aquí hasta que Jaehyun lo diga. Y conociendo a Prez, mejor haces lo que él te diga.

Lo miré con incredulidad. Realmente no sabía quién estaba vigilando las instalaciones y no entendí mucho de cualquier cosa que dijo, pero sabía una cosa: estaba atrapado... otra vez. Había cambiado una cerca perimetral por otra. Strony solo se encogió de hombros en respuesta a mi reacción fría.

De pie, me tendió su mano.

―Vamos.

―No, no estaré durmiendo contigo. Eres un extraño. No esperes nada de mí ―le advertí con voz temblorosa.

Él se echó a reír, con una enorme sonrisa iluminando su rostro.

―Por muy tentador que parezca, cariño, eso no está en mi agenda. No estoy a favor de la violación de jodidos cabrones que no conocen una mierda sobre esta vida. Este es el apartamento privado de Jaehyun y te estoy moviendo fuera de aquí. Te quedas en mi habitación. Yo me quedaré en mi casa. No estoy queriendo entrar en tu trasero.

Mi boca cayó abierta. Fue realmente sorprendente lo burdo que hablaban todos los hombres. Sus palabras eran duras, pero hasta ahora, sus acciones no fueron más que amables.

Con un profundo suspiro, me levanté y seguí a Strony de nuevo a la casa club y dentro de su habitación. Era estéril pero limpia. Él deshizo la cama y, de un cajón, sacó una limpia pero descolorida vieja ropa de cama.

Strony se encogió de hombros como disculpándose.

―No es mucho, pero servirá.

Envolviendo mis brazos alrededor de mi cintura, le pregunté:

―¿Por qué haces esto?

―¿Qué? ―preguntó confundido.

―Ayudarme. ¿Cuidar de mí?

Strony se movió a mi lado, su barba corta y áspera disfrazando lo que me imaginaba que era una cara amable.

―Me lo ordenaron.

Mi estómago se revolvió. Odiaba sentirme como un problema con el que todos tenían que tratar.

Strony suspiró y se apoyó contra la pared.

―Digamos que estoy pagando por adelantado. ―Tiró una pequeña sonrisa por mi ceño confundido―. Me encontré en una situación similar a la tuya años atrás. Este club me sacó de ella. Tengo mis razones para ayudarte que no son de tu incumbencia. Todo lo que necesitas hacer es sanar. ¿Eso está bien?

Exhalando un aliento resuelto, asentí y arrastré mi cuerpo cansado a la cama grande, dejándome caer.

―Parece que no tengo otra opción. Pero estoy agradecido por tu ayuda, sin embargo.

Después de un tiempo, Strony se fue y yo me recosté en una cama de verdad por primera vez en la historia. Como Maldecido, se me ordenó dormir en un colchón duro en el suelo.

Rodeado de confort, rápidamente caí en un sueño perturbado intermitente. Traté de convencerme que eran las visiones del Profeta SooMan, ChangMin, o incluso mi pobre Ten que me impedían un sueño tranquilo. Pero eso era una mentira.

Jaehyun.

No podía dejar de pensar en Jaehyun.

El infierno de JaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora