Capítulo 23

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Tae.


—Nene —silbó Jaehyun mientras besaba su tenso estómago lleno, lamiendo entre los valles y colinas de sus duros músculos. Tras el parche de pelo que llevaba a su ropa interior, bajé su cinturilla, su longitud saltando hacia delante sólo al lado de mi boca. Al levantar la mirada, los ojos de Jaehyun estaban a medio cerrar, sus dientes mordiendo el anillo de plata que estaba en su labio inferior.

—Tae... joder... —jadeó.

Sonriendo por cómo le podía poner de rodillas, me incliné y lamí a lo largo de su carne rígida. Un largo gemido escapó de su boca.

—Se siente tan bien, nene. Tan malditamente bien —murmuró, sus brazos tatuados flexionándose a los costados.

Plantando una mano a cada lado de sus caderas, me arrastré a horcajadas sobre sus muslos, envolví mis labios alrededor de su longitud y lo chupé profundamente en mi boca. Me encantaba su sabor almizclado salado. Su mano se envolvió en mi pelo y sus caderas comenzaron a levantarse, hundiendo lentamente su erección en mi boca.

—Nene... nene... —dijo, cada palabra sincronizada con cada embestida.

Estirándome, extendí mi mano sobre su pecho, hundiendo las uñas en su piel, tomando ritmo, su áspera respiración jadeante, cada vez más rápido.

—Tae...Tae, ¡Cristo! Te amo...

Liberando a Jaehyun de mi boca, me senté, envarado por sus palabras, levanté las caderas y lo arrastré en mi entrada, empujándolo hasta el fondo.

Su pecho se arqueó fuera del colchón.

—¡TAE! —rugió.

Palmeando mi trasero, me molí con furia contra su dureza, el movimiento golpeando ese lugar, ese lugar allí mismo.

—Yoon Oh... oh, sí... —maúllo. —Yoon Oh... Yoon Oh... —gemí, tensando el estómago, apretando los muslos. Cuando tiré mi cabeza hacia atrás, me rompí en pedazos, el placer iluminándome desde adentro hacia afuera.

—Tae. Nene... estás ordeñándome tan bien... tan... fuerte... ¡argh! — Jaehyun se quedó quieto y cada uno de sus músculos se crispó, su cuerpo duro tensándose. Sus venas del cuello sobresalieron, su boca se abrió y una inundación de calor se extendió dentro de mí.

Empujando hacia atrás el pelo húmedo en la cara de Jaehyun, presioné mi frente contra la suya mientras me quedaba sin aliento. Sonreí mientras su mano se movía por mi columna vertebral y se agarraba a mi nuca, sosteniéndome en mi lugar.

—No tartamudeaste —comenté casualmente, una feliz sonrisa en mi cara.

Él se echó hacia atrás con incredulidad, una profunda V entre sus cejas.

Me moví y besé ese pliegue.

—¿No lo hice?

Negué con la cabeza.

Jaehyun exhaló y una sonrisa irónica apareció.

—Es como... si no pudiera... respirar a tu alrededor... es... cada vez más fácil... se me olvida que no puedo... hablar... cuando estamos solos... me haces sentir... normal.

Jaehyun habló cada palabra con una claridad cristalina. Se detuvo varias veces, sus ojos se movieron mientras hablaba y respiró hondo varias veces, pero no había tartamudeado. Positivamente sonreí con orgullo hacia él.

El infierno de JaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora