Capítulo 24

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Jaehyun


Un golpe sonó en mi puerta. No respondí, demasiado perdido en mis pensamientos cuando me senté en el borde de mi cama, preparándome para la mierda a punto de suceder. Siempre me pongo así antes de ir a la guerra, pero esta vez, tenía mucho más que perder.

Un momento después, la puerta se abrió. Yuta.

—Prez, todo el mundo está aquí. Todos estamos esperándote —dijo, entrando en mi habitación.

—¿C... cuant... tos vinieron?

Yuta se paró delante de mí, vestido de cuero completo, su cabello rubio recogido atrás, listo para la batalla.

—Cerca de cuatrocientos

Levanté las cejas, impresionado de que tantos hermanos hubieran logrado llegar aquí a tiempo. Respirando hondo, me puse de pie, echando una última mirada a la puerta de mi armario. Yuta siguió mi línea de visión.

—Él va a llegar a usarlo, Jaehyun —afirmó Yuta con convicción. Me quedé mirando el chaleco de Tae, el que había hecho especialmente para su condenada pequeña talla, Propiedad de Jaehyun cosido en la espalda. Iba a entregárselo cuando los bastardos irrumpieron en mi habitación, arrancándolo de mí.

Yo sólo esperaba que mi VP estuviera en lo cierto.

—Te voy a en... encontrar fuera en el f... frente —informé.

Yuta me dejó solo y me moví para vestirme: de cuero completo, até mi cartuchera sosteniendo mis Uzis, mi 9mm, mi cazador Bowie, y mi cuchillo favorito Bundeswehr. Yo iba a tallar a unos pocos cabrones con estos, dejándolos con algunas sonrisas de por vida.

Caminando hacia mi silla de cuero negro, pasé la mano por los cueros de Tae colocados sobre el brazo. Su camiseta de los Hangmen todavía olía como él, todo dulce y completamente follable Tae. Tomando este pequeño pedazo de algodón negro, lo traje a mi nariz e inhalé profundamente antes de meterlo en la cintura de mis cueros.

Sería mi talismán.

Mientras entraba en el patio, un mar de Hangmen en sus motocicletas me veían expectantes. Mi capítulo estaba al frente y al centro, todos a la espera de mi orden... todos esperando a que yo hablara.

Yuta se paró a mi lado en la parte superior de la escalera y preguntó en voz baja:

—¿Tú gesticulas y yo traduzco?

Asentí de manera cortante y di un paso hacia adelante, señalando con un gesto de la mano a los cientos de hermanos para que callaran. Todo lo que podía oír eran grillos. Todo lo que podía ver era cuero y cromo. Todo lo que podía sentir era a la pitón envuelta alrededor de mi puta garganta.

Dejando a un lado mis preocupaciones, levanté mis manos y empecé a gesticular.

—Hermanos, todos ustedes han sido llamados aquí, porque nosotros vamos a la guerra. Una nueva organización, una jodida secta religiosa extrema ha estado amenazando a este club. Amenazando nuestro nombre. Amenazando nuestro territorio.

Los Hangmen comenzaron a moverse en los asientos de sus motos cuando Yuta dijo mis palabras. Los dientes fueron desnudados; los puños fueron flexionados. Estaban enojados. Bien.

—La comuna a donde vamos está fuertemente custodiada, un verdadero campo de concentración de mierda. Acres de tierra. Cerca perimetral enorme. Conseguimos las tomas aéreas del senador, no es nada como lo que hemos enfrentado antes. Vamos en equipos. Divididos en distritos, trabajando nuestro camino hacia el centro de la comuna, la fortaleza. Yuta les ha dado los puntos de entrada y mapas.

El infierno de JaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora