Capítulo 8 [1/2]

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"Dulce"

Su nariz se frotó contra la suave piel del cuello de la omega, aspiró su aroma, llenándose el pecho de su olor, miel, fresas y suaves flores...

"Cómo antes... Igual que antes..."

Su loba estaba dando vueltas de felicidad en su interior, Jennie curvó sus labios hacia arriba entre sueños, abrazó a la rubia con calidez.

"Eres mía de nuevo"

—¿Jennie? —Lisa abrió sus ojos un poco, sintiendo su pecho adolorido al respirar—. M-Me está asfixiando...

Llevó sus manos a los brazos de la beta, que la sostenían con firmeza en un envolvente abrazo, no le dolía, no era bruta, pero no la dejaba aspirar profundamente y eso la desesperaba.

La enfermera soltó un quejido y se separó rápidamente al despertarse, Lisa sintió una oleada de frío y el aire escapó de sus pulmones en un suspiro que la hizo sentir un poco vacía.

—¿Lisa? L-Lo siento, a veces yo... Abrazo las cosas muy fuerte cuando duermo.... ¿Te lastimé?

La omega negó, se giró sobre las sábanas y miró a la beta, ella frotaba uno de sus ojos, su cabello estaba despeinado y le quedaba muy bien.

—No importa —murmuró, mirándola algo embobada sin poder evitarlo.

Sus ojos se encuentran por un segundo, y esa sensación extraña las invade a ambas de nuevo, aunque no saben que sea, y ambas lo ignoran.

—Dime, Lisa, ¿qué desayunarás?

La mencionada negó.

—No tengo hambre.

—Lo diré de nuevo —se sentó un poco más cómoda en la cama, inclinándose hacia ella—. ¿Qué vas a desayunar?

Lisa se contuvo un segundo para mandarla a la mierda en su interior.

—Veré qué hay —murmuró algo molesta, antes de levantarse de la cama de golpe, su cabeza pareció dar una sacudida y sus piernas se debilitaron, cerró sus ojos con fuerza y se sintió caer.

—Omega.

Jennie había ido hacia ella incluso antes de que el vértigo la atacara, porque sabía que ocurriría, así que había llegado a tiempo a abrazarla de la cintura, tomó su nuca con una mano y acomodó su cabeza sobre su hombro, recostándola sobre su cuerpo, sosteniéndola antes de siquiera comenzar a caer.

—Despacio, Lisa —murmuró.

Lisa se sentía a gusto entre los brazos de la enfermera, así que se tomó segundos de más, después de que el mundo dejó de girar se quedó aún en aquel cómodo lugar, antes de alzar su rostro del hombro de la beta, mirándola como si pidiera disculpas.

Jennie notó su expresión, acarició su cabello y mejilla con una sonrisa, separándose unos centímetros.

—¿Todo está bien? —preguntó, y la menor asintió.

Fueron hacia la cocina en silencio, despacio, pasando con cuidado por la sala para no despertar a Jisoo, quien seguía dormida, abrazando la frazada que Jennie le había dado en la noche.

Dejó a Lisa sentada en la mesa, mientras ella iba a preparar el desayuno, calentó agua primero, ya que de todas formas la usaría para su café, y preparó con gusto el té con leche que le pidió la otra al rato.

Se sentó a su lado, ambas calentaron sus manos con las tazas.

—Jennie... —la castaña hizo un murmullo afirmativo para que continuara—. ¿Podría conocerla un poco?

—¿Qué quieres conocer?

Ella se encogió de hombros.

—No sé... ¿Por qué decidió ser enfermera? ¿Por qué esto?

—Pues, siempre me parecieron admirables, los enfermeros, y a la vez muy poco valorados. Digo, somos los que estamos doce horas, o más, cuidando pacientes de cerca, haciéndonos cargo de ellos muchísimo más tiempo que los doctores o que los mismos familiares... Ponemos el cuerpo y el alma en el trabajo, y tenemos mucha más actitud y humildad que los médicos... Y supongo que lo hice por eso, porque los admiro —se encogió de hombros—. Y con lo de ser acompañante de omegas en tu situación, fue porque necesitaba dinero, no hubo una razón personal. El primer año, haces tres materias de más y ya te dan un título para esto, y bueno —se volvió a encoger de hombros—. Además ganas experiencia, y un poco más de reconocimiento. Por eso estoy contigo ahora, aunque todavía no terminé la carrera, me queda un último examen.

Lisa sonrió mínimamente, unos pequeños dobleces surguieron debajo de sus amables ojos azules.

—Se escucha genial.

—La verdad es una puta mierda.

Lisa no resistió la carcajada, y cubrió su boca para ahogar su risa mientras Jennie le hacia señas para que se callara mientras miraba a la alfa removerse en la sala.

—¡Shhh! —Jennie alzaba un dedo sobre sus labios para que parara, aunque ella también quería reír.

—¡Haces más ruido con eso que yo! —se quejó Lisa en un grito-susurro.

—¡Shht!

Manoban tapó la boca de Jennie con ambas manos, y tardó unos segundos en sentir los labios de la beta en su palma, apartadose lentamente y con las mejillas encendidas.

Suspiró para intentar calmarse, pasó varios minutos en silencio, tomando pequeños sorbos de su té.

—¿Y tú, Lisa? — preguntó la mayor, quien no parecia afectada en lo más mínimo, no como la omega—. ¿Estudiaste algo? ¿O te hubiera gustado?

La chica negó, apretando un poco los labios.

—Quería ser profesora de Historia, pero nunca estudié, ni siquiera empecé.

—¿Alguna razón en especial?

—Jungkookie me dijo que no me iban a tratar bien, porque soy una omega, y estaría sola porque él estaba en la academia y eso... Él prefería que me quedara en casa, y me encargara de limpieza y mantener el orden, y cocinar y esas cosas —se encogió de hombros, se sentía dolida por mencionar a su alfa, pero intentó no enfocarse en el dolor para que no creciera—. Y él llegaba tarde a casa y cansado porque también trabajaba de profesor de baile, a demás de tener sus clases, y así estaba casi todo el día. Yo estaba haciendo mi parte aquí mientras él nos mantenía, era mi aporte, no hubiera sido lo mismo si yo estudiaba.

Jennie se tragó las palabras, no quería que Lisa se ofenderia con su opinión, pero internamente sabía que todo eso estaba mal, que era todo una romantizacion de la antigua visión de los papeles del alfa y la omega en la casa.

Ella la hubiera "dejado" estudiar lo que quería. Ella hubiera cocinado o limpiado sin problemas. Ella la hubiera ayudado y alentado a seguir sus sueños.

Apretó sus labios y asintió.

—¿Te gusta cocinar? —preguntó de forma sutil.

Lisa asintió con una sonrisa.

—Lo disfruto muchísimo, bueno, ahora. Hace unos años era un desastre —río un poco—. Pero lo disfruto en verdad, yo estaba todo el día sola aquí en casa así que cocinaba cosas muy elaboradas, podía estar toda la mañana marinando las carnes o preparando los ingredientes, así me entretenía.

—Entonces creo que mis habilidades culinarias van a quedar en vergüenza —Jennie rió con pena.

—¿Planeas cocinar?

Kim asintió sin dudarlo.

—Puedo cocinar aún, Jennie —dijo Lisa, con una sonrisa.

—Ahora yo estoy a cargo, Lisa —respondió—. Pero seguro vas a querer participar.

La rubia asintió, y Jennie se distrajo con el movimiento de su largo cabello, y le pareció bonito.

"Ella es bonita"

Our last days | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora