Capítulo 05

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—Lisa, se supone que debes comer algo —murmuró Jennie.

—Lo comeré después, ya, pero... Tu olor, me calma, quédate.

Jennie se ahorró el suspiro, se quitó los zapatos y se acercó a la chica con lentitud, sus ojos se abrieron de más y su corazón latía con fuerza cuando la omega la abrazó y hundió el rostro en su cuello, llenando sus pulmones de su olor.

La rubia quedó sobre ella, su mejilla apoyada en su hombro, una pierna enrredaba en la suya, y los brazos rodeando su cintura, su nariz dejaba cosquillas en su cuello.

El olor a tristeza comenzó a bajar a los minutos, el olor a flores y a fresas de la omega aparecieron, y cuando estuvo tranquila, Jennie se sorprendió de encontrar otro aroma.

—Miel —susurró—. También hueles a miel...

Lisa soltó una débil risa.

—Jungkook decía que olía a miel sólo cuando estaba feliz... Es raro que lo sientas, ya que me siento como la mierda por dentro.

—Lis... —acarició su espalda suavemente—. Tú no te preocupes... Tu alfa te está cuidando desde un buen lugar, ¿sabes? Él está velando por ti, y te espera con toda la paz y tranquilidad del mundo, puedes tomarlo con calma que él estará allí para ti. Y hasta entonces, puedes disfrutar del mundo que queda aquí.

Lisa permaneció unos cuantos segundos en silencio.

—Voy a extrañar a Jisoo —murmuró.

—Puedes pasar todo el tiempo que quede con ella, no tendrá problema.

—Sabes... Antes de todo esto... Con Kookie teníamos muchos planes futuros, pero ahora... Ya no quiero hacer nada.

—Es algo normal sentirse así después de algo como lo que te está ocurriendo.

—Siempre quise tener un cachorro, Jennie —continuó desahogandose, la enfermera
la dejó hablar, mientras acariciaba sus cabellos suavemente—. Jungkook nunca fue muy fanático de la idea de tener un hijo, aunque ya lo estaba convenciendo...

Jennie sintió las lágrimas de la omega caer sobre su piel.

—Supongo que ahora él no va a poder conocerlo —una de sus manos dejó la cintura de la beta para ir a su vientre.

Las cejas de Jennie se alzaron, se giró hacia ella para mirarla, atónita.

—Lisa... ¿Estás embarazada?

La otra tembló del llanto y Kim la atrajo más a su cuerpo como consuelo.

—No importa igual —murmuró—... Ya ni siquiera yo lo voy a conocer.

—Lisa sabes... Puedes vivir, por tu cachorro.

—¿Para que no tenga padre? ¿Para que yo no tenga alfa? ¿Para que estemos solos? —su tono sonaba algo enojado.

Jennie suspiró mentalmente, era todo lo que una omega pensaba y sufría, por más que pudiera darle todos los argumentos y fuerzas para seguir viviendo, simplemente no podría contra la depresión de un lazo roto, así que no lo intentó, la dejó llorar.

La puerta fue tocada suavemente.

—¿Jennie Kim? ¿Lisa? —Jisoo preguntó suavemente—. Yo... Hice la cena y ya se está enfriando. ¿Todo va bien?

—Jisoo, pasa —habló la castaña, se irguió un poco, sosteniendo a Lisa junto a ella—. Pero despacio.

La azabache entró con duda, la expresión de su rostro fue de pura sorpresa al verlas compartir un nido.

—Lisa, escuchame —tomó sus mejillas y vió sus grandes ojos—. Debes cambiarte e irás a comer, ¿de acuerdo? No puedes dejarte estar.

Lisa apenas enfocó su vista en ella un momento, su nariz se movió un poco cuando olfateó el aire, se acercó a su cuello para oler su aroma a madera.

—Jisoo, no liveres muchas feromonas, podría afectarla —murmuró Jennie, esta asintió—. ¿Le traes algo de ropa?

Jisoo fue hacia los cajones, sacando un par de calzoncillos, unos sorts y una remera holgada, que dejó suavemente a los pies de la cama, sin querer acercarse y perturbar el nido de su amiga.

Jennie tomó la pequeña pila y quitó la toalla que cubría la desnudez de Lisa, con eso Jisoo cerró los ojos, pero la enfermera estaba totalmente normal, ayudó a la omega a pasar la remera y Lisa tomó sus bragas para colocárselas ella misma, sintiéndose avergonzada de la ayuda.

Apenas terminó de vestirse, se levantó con lentitud sobre sus pies, y la beta se acomodó a su lado sin dudar, antes de mirar a Jisoo para que fueran a la cocina.

La alfa había cocinado algo de pasta para Jennie y ella, y un té de manzanilla que sabía que Lisa disfrutaba, había encontrado un mix de frutos secos que seguramente Jungkook había comprado y eso explicaba la expresión triste de la omega al verlos.

—En verdad no tengo hambre —musitó Lisa.

—Tomate al menos la mitad y come algo y te acompaño a la cama de vuelta —habló Jennie.

— ¿Sabes que puedo ir sola, verdad?

—Sabes que quieres que te acompañe —dijo—. Debo acompañarte —se corrigió.

Lisa suspiró con cansancio y tomó un sorbo de su té, pensando que debería colocarle más azúcar.

Jisoo parecía pensativa, y no habló nada en la cena, apenas si echó unas miradas a alguna de las dos, pero una parte de ella no sabía si debía quedarse o irse.

Necesitaba su tiempo también, para llorar con tranquilidad, pero también quería acompañar a su amiga, aunque le parecía absurdo, porque para eso había contratado a Jennie.

Our last days | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora