Capítulo 13 [1/3]

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Maratón 1/3, pq los quiero.

El día pasó bastante rápido, al poco rato de aquella charla, Jisoo volvió con bastante cantidad de comida que sabía que a Lisa le gustaba, y por supuesto, un pote de un kilo de helado de chocolate con trocitos de chocolate, el favorito de su amiga.

Jennie las dejó solas un buen rato, las escuchó hablar y reír un par de veces, y aprovechando que su loba no molestaba para ir con la omega, se quedó en la sala leyendo de nuevo uno de los tantos apuntes para su prueba final, y quiso golpearse cuando su loba se burló de que se estaba quemando las neuronas mientras estudiaba neuronas.

Por la noche, Jisoo se despidió de Lisa con un abrazo, le dijo que volvería mañana y que usaría esa noche para descansar, pero que cualquier cosa que necesitara, a todas horas, por más tonto que fuera, la llamara.

Jennie estaba feliz que estuvieran bien, Lisa sonreía y se veía cómoda, Jisoo aún estaba con esa aura melancólica pero se notaba que hacía un esfuerzo.

La alfa también se despidió de Jennie con un abrazo cómodo.

—Traje para hacer onigiri —dijo la azabache—. Es la comida favorita de Lisa, a la pequeña le gustan bastante picantes así que haz con bastante wasabi.

Jennie sonrió encantada, asintió.

—Cuídala bien, tú sabes cómo hacerlo mejor que nadie —Jennie tuvo que convencerse de que aquel comentario no tenía ningún mensaje oculto.

Estaba bastante paranoica desde que había hablado de esos sueños raros con Lisa, y ya dudaba de la leyenda que le había contado Jisoo, y estaba bastante sorprendida de sí misma que ya no negara totalmente ese loco cuentos para niños.

—También les traje algo de alcohol-

—Lisa no está en condiciones de beber —Jennie negó automáticamente.

—¡Pero Jennie~! —la rubia hizo un puchero desde el otro extremo de la sala.

—Ya hablaré contigo —la señaló, frunciendo el ceño hacia ella.

Cuando Jisoo finalmente se fue, ambas quedaron solas y terminaron en la cocina, Lisa sentada cómodamente frente a la mesa sin poder levantarse para ir a corroborar la comida, bajo las órdenes de Jennie, mientras preparaba el wasabi, en tanto la mayor se encargaba del arroz.

—Jennie~~ Dejame beber —pidió, por al menos quinta vez.

—No puedes beber durante el embarazo, Lisa.

—Igual no voy a vivir para tenerlo.

—No digas eso —su tono fue amenazante, la miró con el ceño fruncido, la omega puchereó.

Cuando tuvieron listo el arroz y el relleno, y fue el momento de preparar las bolitas con el relleno dentro, Jennie quedó en ridículo porque sus onigiris eran del todo menos bonitos comparados a los de Lisa. Y eso que la tailandesa era bastante mala cocinando.

—Si me dieran eso en un restaurante lo lanzo contra la pared como si jugara al béisbol, o se lo meto en los calzones al camarero.

—¡Lis~! Eres mala —hizo un mohin y ella rió.

—¿No que tenías habilidades culinarias?

—Las tenía antes de estudiar.

—¿Y eso fue hace...?

—Como seis años.

—Estás oxidada —dijo, mientras acomodaba los feos bollos que la beta había hecho.

Ya cuando tuvieron todos los onigiris hechos, Lisa estaba más que feliz de que habían salido tan bonitos, y no puedo evitar tomar una foto, en la cual Jennie posó con un gesto raro de sus manos como si fuera un gangster que a la rubia le pareció ridículo y no pudo evitar reír al ver cómo había quedado, se la mandó a Jisoo y tomó los palillos, tomando el primer onigiri y empapándolo de salsa de soja.

Jennie miró con disgusto el uso de tanta salsa, a lo que la omega le dijo que no la molestara.

La beta tomó uno para sí, y cuando apenas lo estaba llevando al pequeño cuenco con la salsa, miró el onigiri que Lisa le extendía hacia ella, sin entender.

La chica comenzó a hacer expresiones raras para que abriera la boca, hasta que con una risa la castaña lo hizo, y de inmediato Lisa prácticamente metió todo el onigiri hasta su garganta y rió de forma malvada mientras Kim estaba entre tragarlo entero o escupirlo para respirar.

—¡Te la metí hasta el fondo! —dijo, la mayor quiso golpearla—. ¡Jennie Kim no se desperdicia la comida! ¡Te lo tragas! —le gritó cuando la otra se apartó, entre risas.

Con dificultad, y ya roja, terminó de tragar todo el onigiri, y la insultó en voz alta al sentir el picante del reyeno, sólo para más gracia de la omega, quién no había parado de reír en toda la escena.

—Eres muy mala, Manoban, muy mala... —murmuró, tosió por el picante.

—Jennie, ¿estás llorando?

—Esto pica, mierda, coño, cómo no llorar... Ahhh, te odio eres la peor paciente que tuve en mi puta vida, Lisa, la peor...

La rubia sólo reía por la situación, y fueron varios minutos hasta que Jen se recompuso, y la miró con el ceño fruncido, mientras la otra comía de pequeños bocados con una sonrisa enorme en su rostro.

—Ahora te odio —Lisa volvió a reír.

—Ni siquiera está tan picante... Eres una debilucha.

—¿Es porque no te dejé beber?

—Qué comes que adivinas.

—Onigiris del infierno, tonta —dijo la beta, la risueña omega volvió a reír—. Sabes, sólo por esto, voy a beber frente a ti para presumirte —añadió, levantándose de la mesa.

—No quiero ebrias en mi casa.

—Bebo como ángel, Manoban, no voy a estar ni cerca de estar ebria —respondió, mientras llevaba un vino que había comprado Jisoo y una copa, se sienta frente a Lisa para beber lentamente con una sonrisa vengativa.

Our last days | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora