Miró las amplias llanura, sentado cómodamente sobre aquel corto acantilado, admirando como los primeros rayos de luz iluminaban el territorio y cambiaban ligeramente los tonos de verde de la naturaleza, un par de árboles solitarios cada tanto, los cachorros jugaban entre ellos, correteando libres y felices.
—¿Tan temprano y ya aquí? —preguntó, una voz grave y familiar, al voltear encontró a Jennie, pero claro que aquel no era su nombre, no en esa vida, tal como ella no era Lisa.
Joohyun se sentó a su lado y la omega se apoyó en ella, acomodando la cabeza sobre su hombro, su abrigo hecho de piel siempre le había resultado cómodo.
—Jackson dijo que yo soy el sol de la manada y tengo que despertar con el sol del mundo.
—Mi hermano no sabe de qué habla, sigue siendo un cachorro llena de cursilerías.
—A mí me pareció tierno.
—Eres hermosa y brillante, pero nadie puede brillar cuando se madruga —dijo la beta, y la rubia rió, principalmente porque le parecia absurdo que lo dijera si ella también había madrugado—. Sooyoung, ayer te quedaste hasta tarde, ¿cuánto has dormido?
—Ni un aullido de luna —dice, a lo que recibió una mirada de reproche de la castaña, Joohyun alzó las cejas como preguntando si hablaba en serio—. Me quedé con Jackson toda la noche, no dormimos.
—¿Haciendo qué? —preguntó, en tono chismoso.
—Haciendo esto —Sooyoung tuvo que girarse un poco para mostrar la marca pobremente cicatrizada, por ser tan reciente, de tan solo un par de horas.
La omega no notó ese algo que se rompió en los ojos de la beta, tal como la beta no lo notó tampoco en los de la omega.
—¿Ya te uniste a él? ¿No es muy pronto? Ni siquiera era tu destino, o eso dijiste.
—Ya hace como mil lunas que me presenté, no puedo estar soltera, sino, me quedaré sin un mate, Joohyun —tenía lágrimas en sus ojos.
—Fueron dos ciclos, no mil lunas, serán... ¿Veinticinco? ¿Treinta como mucho?
—Joohyun... —tomó la mano que la castaña estaba usando para contar, siendo envueltas fácilmente por las contrarias—. Ya soy una adulto, lo soy desde que me presenté y hasta ahora... Sólo sigo siendo una omega esperando un destino que nunca llegó, y pues, ya es hora de que tenga crías y esas cosas, no voy a estar aquí para siempre.
—Pero no es esta la forma en que quieres que sea —murmuró.
—No tengo opción, es lo que esperan de mí, soy una omega al final de todo, Joohyun, para esto vengo al mundo, puedo hacer que la manada crezca, y que perdure, ya soy muy grande. ¿Cuánto más voy a esperar? No puedo permitirlo, y el resto de la manada tampoco.
Joohyun apartó la vista, suspiró, asintió y se rindió, todo al mismo tiempo y la menor hizo casi lo mismo, volviendo a mirar el paisaje, sus manos seguían unidas en un gesto normal para ellas, pero con un anhelo oculto.
Ambas no eran nada más que compañeras, tal como los alfas estaban para liderar, los omegas para dar vida, los betas eran destinados a acompañar.
Cada vez que nacía un alfa u omega, se les asignaba un compañero, un beta, quién sería su mejor amigo, su cuidador, en el caso de los compañeros de alfas, debían quedarse con ellos hasta su lecho de muerte y en batalla, dar la vida por ellos.
Los compañeros de los omegas eran distintos, se quedarían con ellos hasta que consiguieran pareja, después se irían y los acompañarían si su alfa faltaba, si necesitaba protección de más, pero casi siempre se separaban en cuanto el omega conseguía un alfa que lo cuidara. Y ese era el caso ahora.
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Our last days | Jenlisa
PoetryLalisa Manoban es una omega que perdió a su alfa en un trágico accidente, con su lazo roto y su loba deprimida, le quedan pocos días de vida. Jennie Kim es una beta y enfermera a domicilio, es contratada para cuidar a la omega en sus últimos días. A...