Mix iba a ponerse brillo de labios cuando sonó el timbre de la puerta y puso cara de horror al ver el estado en el que había dejado la balda del cuarto de baño, con todo su pocos artículos de arreglo personal esparcidos y algunos incluso abiertos.
Su dormitorio estaba aún peor. Había prendas de ropa hasta en el suelo, como si un drogadicto lo hubiera revuelto todo en busca de una dosis.
Cerró las dos puertas de camino hacia la de la entrada, y la abrió con una forzada sonrisa
–Hola.
Earth le dedicó una mirada que lo sacudió como si lo alcanzara un rayo.
–Hola. ¿Cómo podía una sola palabra alterarle el pulso? ¿Cómo podía un hombre tener un efecto tan poderoso sobre él? Earth vestía un traje azul marino, camisa blanca y una corbata plateada y negra que le daban un aire sofisticado letalmente atractivo. Mix retiró el pie hacia la pared del estrecho vestíbulo para poder abrir la puerta completamente.
–¿Quieres pasar? Todavía no estoy listo.
Ni lo estaría en cien años. Earth entró sin rozarlo, pero el cuerpo de Mix reaccionó como si lo hubiera hecho, como si le enviara una señal de radar que activara cada célula de su piel. El olor cítrico de su loción de afeitado alcanzó su nariz, evocando instantáneamente imágenes de la noche que había pasado en sus brazos.
Aquel olor se había quedado impregnado en su piel durante horas; Mix había sentido la huella de su musculoso cuerpo contra el de él. Con cada movimiento había revivido las sensaciones de tenerlo en su interior, deslizándose, empujando. La intimidad que habían compartido aquella noche se había convertido en una presencia fantasmal. Desde entonces el aire estaba electrificado, vibraba.
Earth deslizó la mirada sobre su cuerpo como si lo acariciara.
–¡Estás precioso!
Mix odiaba su tendencia a ruborizarse. Se retiró un mechón de cabello tras la oreja y cambió el peso de un pie al otro.
–¿Quieres tomar algo o...? Earth dio un paso hacia él, posó las manos en sus caderas y acercando sus labios a unos centímetros de los de Mix, susurró: –Lo primero es lo primero.
Haciendo acopio de fuerza de voluntad, Mix apoyó las manos en su pecho y retrocedió un paso.
–¿No íbamos a cenar? Ha pasado un mes y me siento un poco...
Earth le dedicó una de sus tenues sonrisas, una leve curva de los labios, que aun así provocó un temblor en el vientre de Mix parecido a la danza de las hojas de otoño al ser impulsadas por la brisa.
–No tienes por qué estar nervioso.
«Me temo que sí».
Mix desvió la mirada, concentrándose en el nudo de la corbata de Earth.
–¿Quieres sentarte? Voy por...Mi bolso.
«Y a recuperar el valor, aunque no sé si conseguiré encontrarlo».
–Tómate tu tiempo. La reserva no es hasta las ocho.
–Enseguida vuelvo –Mix se golpeó con la pata de una mesa que tenía a la espalda -Vaya, Lo siento. No tardaré.
Fue al cuarto de baño precipitadamente y se aseo al lavabo. «Puedes hacerlo, puedes hacerlo, puedes hacerlo».
Se miró en el espejo y contuvo un gemido. Estaba más pálido que un vampiro.
Quizá debía ponerse un poco más de maquillaje. Al alargar la mano, golpeó un frasco de perfume, que se hizo añicos al caer al suelo de baldosas. Mix se quedó mirando los trozos de cristal unos segundos antes de agacharse a recogerlos, y se cortó un dedo.
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Deseo sin control - Earth Mix
Storie d'amoreEl conocido y reconocido Playboy Earth Pirapat no conseguía sacar de su cabeza su noche con el dulce e inocente Mix Sahaphap. Pero cuando llegó a encontrarse con el, para ofrecerle una relación pasajera, descubrió que su noche de pasión había tenid...