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Sonrió para sí mismo cuando vio el sol comenzar a salir, el cielo comenzaba a tornarse de un color anaranjado, uno que le transmitía mucha tranquilidad y calma. Podía mantenerse todo el día admirando las vistas, pero sabía que no era posible, ya que ese espectáculo duraba poquitos minutos.
Siempre se levantaba temprano para poder ver el amanecer, su cuerpo automáticamente se agitaba entre sueños para comenzar a despertar y poder admirar a través de la ventana.
Jungkook siempre había tenido la oportunidad de ver el amanecer por la ventana que estaba sobre su esquina en su casa, tomaba una de las sillas del comedor y la arrastraba lo más suave posible sobre el sucio suelo, para poder treparse en el asiento y admirar cómodamente el arte naranja y celeste que decoraba el cielo por las mañanas.
Sus padres siempre estaban dormidos o fuera de casa a esa hora, por lo que tenía total libertad de admirar el cielo hasta que el sol se quedara quieto en lo alto del cielo y no hubiera más colores en el cielo, ningún otro color que no sea el típico celeste de siempre.
A Jungkook le gustaban mucho los colores, en especial los brillantes. Lastimosamente con el tiempo comenzó a asociar los colores con las cosas que pasaban por culpa de los objetos que mantenían ese color, por ejemplo, la pelota naranja.
Se había sumado la puerta también, por lo que ahora el morado le generaba un poco de conflicto.
Suspiró y colocó su pulgar dentro de su boca, mirando el cielo con sus redondos y brillantes ojos, totalmente relajado.
Sabía que no debía chuparse el dedo, había sido castigado muchas veces por eso, pero era algo que no podía evitar. Se sentía extrañamente inseguro cuando tenía sus dos brazos al aire, por lo que tener un dedo dentro de su boca le ayudaba a sentirse más tranquilo.
Ya que sus padres no estaban más, comenzó a retomar la costumbre.
El cielo comenzaba a volverse más naranja y el pequeño admiró cada segundo, tomando algunos sorbos de agua sin despegar sus ojos de la vista, totalmente maravillado. Por eso, cuando el sol por fin llegó a su posición y los tonos celestes retomaron el cielo, Jungkook se decepcionó un poco.
Se había mantenido parado al lado de la cama, sin tocarla ni siquiera un poco. Sabía que si se subía a ella podría haber tenido una mejor vista, pero no quería arriesgarse, no le gustaban las camas. Por lo que prefirió el mantenerse de pie por muchos minutos.
Perdió el interés por el paisaje y enfocó su vista sobre su esquina, en donde había una nueva mancha de orina, producto de la noche.
Se sentía muy mal cuando se orinaba encima, pero era algo que no sabía cómo controlar.
La puerta fue tocada dos veces, dos toques suaves, haciendo que el menor diera media vuelta sobre su lugar para ver. Hyejin asomó la cabeza por la puerta con una enorme sonrisa, sorprendiéndose al ver al pequeño despierto.
―Buen día, Jungkook―la mayor abrió la puerta con suavidad, intentando que el menor no se perturbara por su entrada. Al ver que el pelinegro no reaccionó de mala manera, entró por completo― ¿Dormiste bien?
Jungkook asintió, acercándose a la esquina que había reclamado como su cama, dejándose caer de pompas sobre su orina. No quería que Hyejin la viera. La mayor no tomó en cuenta el movimiento, por lo que se acercó para ver que todo estuviera en orden en la habitación, sabiendo que el pequeño no había tocado la cama en toda la noche.
Jungkook miró con atención a la mujer, no le tenía miedo, pero aún se sentía cohibido ante sus acercamientos repentinos.
―Me alegra mucho que durmieras bien―Hyejin se hincó frente al menor, comenzando a notar un olor extraño. ― ¿Quieres comer primero o tomar un baño?
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Safe place 🌸 KookTae
FanfictionEl oficial Jeon Donghae jamás creyó en el destino, pensaba que aquello no existía y todo era mera casualidad, ya que nunca había visto o experimentado algo que le hiciera creer en él, por lo que se mantuvo en su postura durante muchos años. El pensa...