i. one

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—¡Es tan hermosa! No tienes idea

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—¡Es tan hermosa! No tienes idea. Y no solo me refiero a su físico, sino que también a su bellísima personalidad. ¡Dios, es perfecta!

Amelia ojeaba una revista de moda mientras oía a Steve hablar sin parar de la castaña. Se sentía incómoda ante la situación, ¿pero qué iba a hacerle? Era su mejor amigo y debía apoyarlo en todo, aunque eso incluyera traicionar sus propios sentimientos.

Observó de reojo a su amigo. Sus ojos brillaban cuando se trataba de hablar de Nancy Wheeler, compañera de clase de ambos. Steve tenía un gran crush en ella que no podía ocultar en lo absoluto. A la pelirroja le hacía genuinamente feliz ver a su amigo tan enamorado, pero no significaba que no le doliera en lo profundo de su corazón.

Ellos se conocieron cuando apenas eran unos críos. Amelia se había mudado a la casa de alado y mientras desempacaban las cosas un revoltoso castaño se había presentado en la puerta de su nuevo hogar para preguntarle si quería ser su amiga. Desde ese momento, ella supo que él tenía algo especial.

Siempre lo vio como un hermano mayor: cariñoso, protector, servicial. Sin embargo, al llegar a la adolescencia, la pelirroja empezó a desarrollar otros sentimientos por el chico. Al fin y al cabo, Steve era todo lo que alguien podía buscar en una persona.

Tristemente, Amelia sabía que el sentimiento no era mutuo. Una parte de ella siempre lo supo, pero otra le decía que esta podía ser la historia de una típica novela de amor, donde el interés romántico de la protagonista termina enamorándose perdidamente de ella y viven una historia llena de amor. Pero cuando Steve le confesó que estaba enamorado de Nancy, vio esa lejana esperanza alejarse cual tren de la estación.

Era imposible ganarle con Nancy.

—¡Deberías volverte su amiga!— la pelirroja volvió a la realidad al escuchar este comentario y recibir un codazo de su amigo. Lo miró extrañada.

—¿A qué te refieres?

—Ambas son chicas, inteligentes, sensibles, puede que hasta con gustos similares. ¡Podrían volverse buenas amigas!

—¿No crees que sería más fácil que tu le hables?— a la pelirroja no le agradaba la idea. No por Nancy Wheeler en sí, sino porque ella era el crush de su crush, lo cual haría el ambiente un poco raro.

—Por más de que he intentado hablar con ella, no parece querer abrirse conmigo. Quise saber sobre sus gustos pero es muy reservada, por lo que cuando estoy con ella no sé qué decirle.— se rascó la nuca. Tal vez por cómo sonaba lo que decía, tal vez por el recuerdo de esa escena. Sea cual sea la razón, a Amelia le destrozaba de la misma forma.— ¿Podrías aunque sea intentar saber algo de ella? Por más mínimo que sea.— juntó sus manos, rogándole.

La chica suspiró. Le hubiese encantado que él se sintiera de esa forma con ella, pero la realidad era distinta.

Tal vez podía decirle "no, hazlo tú" e irse, al fin y al cabo era su problema no poder hablar con la chica. No obstante, su amigo merecía lo mejor de lo mejor. Quería verlo feliz y con la persona que ama, aunque no sea ella.

Le gustaba mucho Steve, tanto que era capaz de ceder su corazón y sentimientos con tal de que él sea feliz.

—Está bien, lo haré. Pero dame unos días, sabes que no es mi fuerte socializar

—¡Eres la mejor, Melia!— revolvió su cabeza con cariño para luego abrazarla.— Y tranquila, la prioridad es que te sientas cómoda. Lo mío puede esperar.

Ella correspondió al abrazó, reteniendo las lágrimas que amenazaban con salir.

𝐀𝐋𝐓𝐑𝐔𝐈𝐒𝐓𝐈𝐂 | 𝐬𝐭𝐞𝐯𝐞 𝐡𝐚𝐫𝐫𝐢𝐧𝐠𝐭𝐨𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora