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Hyunjin venía regresando de su segundo día de clases del año, eran casi las cinco de la tarde pero estaba bien, entre más tarde pudiera llegar a su casa, mejor.

En la esquina de la vieja parada de autobuses estaba un niño sentado, aferrándose a su mochila como si su vida dependiera de ello.

—¿Estás perdido, niño? —Hyunjin se burló al pasar y ver a aquel niño que daba energía a Golden Retriever con ese pelo castaño.

—¡Dios, sí! ¡Qué gusto ver una cara conocida!

Se supone que lo estaba molestando, no dándole una invitación a que se pegara como garrapata a él. Invadiendo su espacio personal, cabe decir.

—¿En verdad me conoces?

—Bueno, no —le dió una sonrisa apenada—, pero me parece que usted y yo somos de la misma escuela.

Hyunjin no contuvo su bufido exagerado, viéndolo de arriba abajo.

—¿Usted? —el chico era realmente educado e inocente como para hablarle a cualquiera de usted.

—Pues, sí, usted ha de ser mayor, ¿no? Si no fuera por su uniforme, yo diría que debería ir en bachillerato ya —el cachorrito siguió caminando, dejándolo atrás.

¿Acaso el niño…?

¿Lo había llamado viejo?

—¡Yah! —el niño abrió los ojos asustado por el grito, queriendo saber qué había hecho mal.

Oh, genial, lo había espantado.

Trató de calmarse a sí mismo, practicando ejercicios de respiración.

Respira, respira, es lo que la orientadora dice, piensa en cosas lindas… Soltó un suspiro antes de calmarse y hablar.

—No soy tan grande —Hyunjin recalcó, haciendo comillas con sus dedos—, soy de tu grado. Eres el nuevo, ¿no?

Ignoró su pregunta y se emocionó cuando lo reconoció como el nuevo.

—Oh, ¿en serio? ¡No recuerdo haberte visto! Probablemente no recuerde ni a la mitad, una disculpa por haberte confundido.

Ok, el cambio drástico en el que lo había tuteado lo había molestado más que cuando le había dicho de usted.

—¡De igual manera soy tu hyung! Soy un año mayor que tú.

Hwang se cruzó de brazos, dejando en claro su disconformidad al ser tuteado, ¡como si él no fuera la persona de la que todos se alejan en la escuela!

—¿Y qué edad crees que tengo? —un juguetón mocoso acaparó su visión al tenerlo justo frente a él.

Rodó los ojos, moviéndolo a un lado.

—¿La edad de un niño normal de tercero?

—Ah, entonces no hay problema, tengo tu misma edad, no pude terminar el año en mi ciudad antes de venirnos para acá entonces al inscribirme en la escuela no quisieron validarme el año, así que no hay de qué preocuparse.

Se estaba preocupando más por su propia sanidad al estar con aquel niño.

—Como sea, ¿cómo terminaste acá, niño? Claramente no eres de aquí —siguió caminando hacia su casa, haciendo un lado una roca que se interponía en su camino.

El chico fue detrás de él, tropezando con dicha roca.

—Oh, bueno, es que tomé el autobús pero me quedé dormido y el conductor me despertó hasta que llegamos aquí. En realidad, fue bastante grosero, casi me quería sacar a patadas —por el rabillo del ojo vió cómo hacía un puchero.

No pudo evitar burlarse nuevamente. Por todo lo que había hecho y dicho en tan sólo esos segundos, desde el tropiezo hasta el puchero. Parecía más torpe de lo que creyó en un principio, de verdad estaba sorprendido de que alguien no lo hubiera asaltado.

De repente el chico se había puesto todo tímido e incluso se estaba sonrojando, parecía nervioso.

¿Qué pasaba con este niño?

—Oye, ¿te podría pedir un favor? Es que ya llevo como media hora en esa estación pero no ha pasado ningún autobús que vaya para el centro, ¿crees que me podrías decir dónde tomarlo?

Hyunjin rodó los ojos incrédulo, él de verdad estaba perdido.

Se compadeció un poco, viendo esos ojitos de cachorro abandonado.

—Hay que caminar un poco para la otra estación, vamos —apenas terminó de hablar, el niño le sonrió brillantemente y empezó a seguirlo como perro fiel.

Mierda, seguía comparándolo con un canino, en su defensa, realmente lo parecía. Su cabello saltaba dando la apariencia de unas orejas.

—¿Cuándo llegaste a Daegu? —preguntó al verlo entretenido viendo las calles, nada bonitas por cierto.

Parece que le prendió un botón de encendido al castaño para hablar y hablar.

—¡He estado aquí desde diciembre! Pasamos Navidad y Año nuevo aquí, fue una bonita manera de empezar una nueva vida, aunque papá y mamá no estaban tan emocionados.

Lo pasó del lado de la pared en la banqueta por la que iban, sentía que en algún momento que le ganaga la emoción se bajaría y no es como que los carros ahí les importen los transeúntes.

—Y bueno, no he podido ver mucho porque estuvimos arreglando varios detalles de la mudanza y todo eso. Lo más difícil fue cuando tuvimos que subir todas las cajas, te juro que estuve tentado a simplemente quedarme sin cosas antes de tener que subirlas… pero lo que he visto de Daegu es lindo, un bonito lugar para pasar la secundaria.

Pareció satisfecho con su relato, dándole una bonita sonrisa cerrando sus ojos.

—¿Sólo la secundaria? —preguntó curioso.

—Bueno, sí, realmente no sabemos qué podría pasar mañana… y aún no decido qué estudiar en la universidad ni a cual iré, es audaz de mi parte asumir que siquiera terminaré aquí la secundaria, ¿cierto? —un tono apagado cubrió la voz del chico.

Hyunjin se preocupó por el drástico cambio de humor, queriendo preguntar qué pasaba. En lo que llevaba conociendo al niño, que no eran ni cinco minutos, ya había pasado por cinco estados de ánimo más rápido de lo que él fumaba un cigarro.

—Ahí está el autobús, hay que alcanzarlo —señaló Hwang, a lo que el castaño frunció el ceño.

—Pero ya salió de la parad-

No pudo terminar cuando Hyunjin lo había arrastrado en una carrera hacia el autobús. En la siguiente parada del semáforo se subieron, jadeando y con la mirada reprobatoria del chofer, fue que tomaron asiento.

—¡Gracias por ayudarme a encontrar el autobús! Aunque no era necesario que tú también subieras —el chico se aferraba a su mochila mientras iban en el camino.

—Te acompañaré hasta el centro, algo me dice que sólo pediste el centro porque no sabes cómo llegar a tu casa, sino me hubieras dicho la línea exacta.

Un carmín pronunciado subió por las orejas del chico, tocándose el lóbulo de la oreja.

—B-b-bueno, es que no recuerdo bien cuál era el autobús a mi casa —admitió con vergüenza—, ¡pero sé cómo llegar desde el centro! Ahí sí estoy segurísimo de cómo irme.

Aquella seguridad que había inundado su semblante rozaba lo gracioso, todo lo que hacía simplemente era demasiado inocente.

Sería un largo camino.

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hola buen día me presento soy Ly y por alguna extraña razón dije sip, hoy es el día y ps aquí andamos veah

Si hay algún error no duden en hacérmelo saber y pido su comprensión pq es la primera historia que publico, gracias :)

Les tqm, Ly.

12:05 a.m - 2022, 19 de junio

astray - h.hj + k.smDonde viven las historias. Descúbrelo ahora