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Tardó unos minutos más en unirse con Seungmin porque tuvo que pasar a su salón por el dinero del almuerzo.

Comenzaba a odiar verlo ensimismado cada que estaba solo. Llegó a su lado y sonrió de nuevo.

Podría asegurar que tenía algún problema con cambiar de emociones rápidamente.

—Te compré el almuerzo —deslizó una bandeja llena de comida hacia él.

—Oh, no tenías porqué hacerlo.

—En agradecimiento por lo de ayer —le dió una leve sonrisa.

Comieron tranquilamente entre comentarios al azar que hacía el castaño y que trataba de seguir el otro.

Al momento de sonar el timbre, Seungmin tenía poco menos de la mitad de la bandeja terminada, lo cuál le hizo arrugar la nariz.

—Realmente tenía hambre, ya ni modo —suspiró antes de dejar su bandeja junto a la pila.

—¿Cómo regresarás hoy? —Hyunjin le preguntó de camino a sus salones.

—Papá vendrá por mí, en realidad siempre lo hace, ayer fue la excepción.

Hwang asintió, despidiéndose de su amigo cuando llegaron a las puertas paralelas.

Cada uno se fue por su camino.

En el segundo receso, se dejó caer sobre la superficie de su pupitre. Estaba un poco cansado, no había podido dormir bien por los gritos de una pelea al lado de su casa.

Tenía que admitir que el chisme estaba bueno. Ambos se habían engañado con sus mejores amigos y cuando se dieron cuenta que fue el mismo día, increíble.

Aunque tuvo que admitir que le dejó de llamar la atención al poco rato cuando seguían llorando y se pedían perdón mutuamente.

Hasta que al abrir los ojos, se encontró con la cabecita de cierto castaño del salón contrario viendo hacia él.

Hyunjin alzó las cejas, como preguntándole un “¿qué?” bastante rudo que Seungmin se tomó a pecho al fruncir el ceño y voltearle los ojos.

Se rió de la expresión del chico, que no tardó en sonreír también.

Decidió que era mejor ir al otro salón y pasar un rato con Kim, de todas maneras estaba aburrido.

—¿Por qué me volteas los ojos? —llegó sentándose en el mismo pupitre de la mañana.

—¿Tú por qué me alzas las cejas? —Seungmin le daba una mirada desafiante.

Hwang rió ante la absurda situación y se dejó caer en el pupitre de nuevo quejándose de que tenía sueño.

—Oh, mira, el chico malo que se duerme entre clases porque no le interesan —molestándolo con la misma narrativa, Hyunjin rodó los ojos.

—Que no soy un chico malo.

—Eso es justo lo que un chico malo diría.

—No, eso diría un chico que no es malo —insistió hasta hacer que el castaño cediera un poco—. Quería preguntarte algo.

—Dime.

—Creí que tu personalidad sería más como la primera vez que nos conocimos y serías así con todos. Pero pareces más tímido.

Un gran suspiro se escuchó a su lado, Seungmin se encogió de hombros con una mueca desilusionada en su rostro.

—No sé, me acobardo cuando quiero entablar una consulta con alguien, siento que me juzgarán muy feo —murmuró Seungmin por lo bajo.

—¿Y por qué conmigo fuiste diferente?

—Tú me inspiras confianza, no sé, hay algo en ti. Además, me ayudaste sin conocerme.

No tuvo el corazón para explicarle que le había preguntado con sarcasmo si estaba perdido.

Nadie le había dicho que le daba confianza.

Sin lugar a dudas, lo más bonito que alguien le había dicho.

Aclaró su garganta en busca de su voz, aunque como no sabía qué decir, simplemente desvió el tema.

—Quiero dormir un rato, pero no sé.

Kim se ofreció a despertarlo unos minutos antes para que regresara a su clase, Hyunjin aceptó rápidamente y se acomodó para una siesta rápida.

Seungmin se recostó sobre su pupitre de manera que ya no veía a su acompañante de lado, sino de frente.

Pasaron todo el descanso de esa manera, hasta que Seungmin tuvo que despertar a Hyunjin, el cual se despertó totalmente acelerado y corrió hacia su salón sin siquiera decir adiós.

Le dio gracia hasta que la maestra de matemáticas le preguntó de qué estaba tan sonriente frente a toda la clase y decidió guardarse su sonrisa para sí mismo.

astray - h.hj + k.smDonde viven las historias. Descúbrelo ahora