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Cuando conoció a Seungmin creyó que sería extrovertido en la escuela, justo como se había comportado con él.

Grande fue su sorpresa al encontrarlo solo al pasar por su salón, que estaba justo frente al suyo.

Sería tonto decir que no se preocupó al ver la carita decaída del castañito jugando con sus dedos en el pupitre, además de ver cómo los demás lo señalaban o susurraban después de barrerlo con la mirada.

Así que se hizo camino hacia su amigo, empujando a una niña que había señalado a Kim para después mirarla mal.

—Hola —murmuró sentándose a su lado.

Una sonrisa bien grande acaparó el anterior semblante triste, aunque creyó que sería más explosiva, supuso que intentaba reprimirse para no llamar más la atención que de por sí ya tenía sobre él.

—Holaaa —extendió la sílaba, haciendo reír a Hyunjin—. Sabes, hoy tuve una buena mañana, viniste a mi salón —le empujó sus pies.

—Yo tuve una mañana terrible, vine a tu salón —contrarrestó.

Seungmin hizo un puchero y empujó sus pies un poco más fuerte, haciendo que retrocediera y casi cayera del pupitre. Cuando se dio cuenta de eso, lo ayudó a estabilizarse con ojos preocupados hasta que volvió a estar con los pies firmes en el suelo y sin tambalear.

Se rieron después de la casi caída, que se hubiera visto fatal porque justo ese pupitre estaba lleno de lápices y hojas sueltas, hasta que Kim recordó que estaba haciendo una escena y se dió la vuelta de nuevo.

Hyunjin empezó a molestarlo picándole en su costado hasta que Seungmin dejaba salir pequeñas risas y darle manotazos para que dejara de hacerlo.

—Hyunjin, ¿qué haces acá? Tu salón es el de al lado, ya empieza la clase —fueron interrumpidos por la maestra de física.

Hwang rodó los ojos con molestia, sin notar el sonrojo que tenía su amigo a un lado suyo debido a todas las miradas confundidas que les dedicaban.

—Nos vemos —el chico interrumpió el tren de pensamientos del otro.

Cuando pasó a su salón pudo ver cómo el profesor que daba al lado también había llegado, resignado, se dispuso a pasar otro día de clases aburridas de secundaria que ya había visto el año pasado.

Como era de esperarse obtuvo otro castigo por no llevar el uniforme. Esta vez debía limpiar el patio después de la clase de gimnasia y acomodar las cosas en los almacenes.

Cortesía del profesor Baek, de gimnasia.

Así que fue al patio principal para encontrarse con los conos esparcidos, todos ellos tenían que ser recogidos por él.

Genial, genial.

Y a pleno sol de mediodía.

Genial y genial.

Empezó a hacer su camino para recoger los conos, hasta que vio unos tenis que había visto esa mañana. Fue subiendo la vista hasta llegar al perteneciente de dicho calzado.

Un castañito con cabello sudado lo saludó con esa sonrisa brillante, podría acostumbrarse a verla.

—¿Eres ayudante del profesor de gimnasia?

—Uh, más como que fui castigado por el profesor de gimnasia —aclaró Hyunjin, siguiendo en su tarea.

Seungmin asintió comprendiendo la situación.

—Suena más como tú, aunque también que seas ayudante del profesor de gimnasia

—¿Por qué eso sonaría a mí? —se burló.

—Bueno, tu pecho es bastante duro —al decirlo, probó su punto al tocarle los pectorales sin vergüenza alguna.

Lo agarró tan desprevenido que se quedó estático hasta que Kim alejó sus manos de él.

Todavía se tardó unos segundos en reaccionar ante el suceso.

—Yah, ¿qué fue eso?

Cruzó sus manos sobre su pecho para protegerse a sí mismo del reciente tocador de pectorales.

—Sólo digo, ayer que me abrazaste sentí tu pecho y dije “woah, de seguro es de esos tipos que lo dan todo en gimnasia y son los favoritos del profe”. Apuesto a que eres de los que hace más barras en la clase sólo por ser pretencioso.

Hyunjin trató de asimilar todo lo dicho mientras seguía apilando conos con su amigo detrás de él, estaba un poco ofendido porque le había dicho pretencioso, sinceramente.

—¿Te parece que me gusta llamar la atención? —con una mirada desafiante, volteó a ver a Seungmin.

—Lo amas, es obvio, tienes esta aura de chico malo atlético que castigan pero que en realidad se rinde ante una linda sonrisa, como la mía —el castañito revoloteó sus dedos debajo del mentón para mostrar su punto.

Bufó sin creer que el chico fuera tan egocéntrico.

—Bueno, tú tienes esta aura de niño feliz por levantarse a las cinco de la mañana para estudiar, que se rinde ante al chico malo atlético que castigan —Hwang remató con una sonrisa.

Kim lo miró con la boca abierta siendo espectador de la audacia que había tenido.

—Pfff, quisieras —rodó los ojos—. Considero que soy una persona mañanera pero no tan estudiosa, es decir, me gusta la escuela pero no me preocupa realmente.

Tenía sentido si veías a Seungmin, parecía más un alma libre que alguien que se estresa porque sacó 9.9 y no 10 en su tarea que no cuenta para evaluación.

—¿Y tú? —preguntó el chico.

—¿Yo qué?

—¿Sí eres lo que dije? —la duda estaba sembrada en aquellos orbes cafés.

—No creo que sea un “chico malo” —se burló Hyunjin—. Pero me gusta la clase de gimnasia aunque no le caiga del todo bien al profesor. Y odio la atención.

—Seguro —Seungmin se burló de esa última frase.

—Hablo en serio, me molesta ser el centro de las miradas, no me gusta —explicó en un tono serio.

El castaño pareció darse cuenta del cambio en el ambiente que se sentía, por lo que sólo se quedó siguiéndolo por la última fila de conos en silencio.

—¿Puedo comer en la cafetería contigo? —le pidió Seungmin cuando terminó de apilar los conos.

Era extraño que quisiera sentarse con él, por un momento creyó que quería sentarse con él por lástima.

Hasta que recordó cómo había estado sentado solo esa mañana. Y quien se estaba sentando por lástima con el otro, era él.

—Claro, aún quedan unos minutos, te veo ahí.

Se despidió de Seungmin, quien corrió rápidamente hacia las regaderas.

Sin querer su mirada se desvió un poco más abajo de su espalda.

Hey, Seungmin tenía un bonito trasero.

No, esperen, ¿qué?

Se dió dos golpes en la cabeza antes de distraerse pensando en otra cosa, de reojo lo volvió a ver, también tenía bonitas piernas…

Bien, dos golpes más en la cabeza y tal vez sería suficiente. Sólo era un adolescente hormonal, tranquilo, adiós pensamientos intrusivos sexuales acerca de cualquier cosa que se le pusiera enfrente.

O más que una cosa, Kim Seungmin en shorts de gimnasia.

¡Cuatro golpes no bastaban!

astray - h.hj + k.smDonde viven las historias. Descúbrelo ahora