Todos saben, todos conocen el desenlace menos yo.
Yo quería ser yo, ridículo pero si... Si tan solo me hubieran dicho, me hubieran adiestrado de todo lo que venía hacía mí sin siquiera enterarme. Greenville pensé que sería mi solución más sin embar...
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—Me llamó Ivonne Dęvêrnáty Cõltė.— este toma mi mano, acaricia está, para luego besar el dorso de mi mano.
De reojos puedo notar como Jhonny y Mónica están furiosos mientras que Loreta tiene una cara un tanto graciosa ya que tiene achicados sus ojo y sus cejas juntas como si necesitara lentes para ver claramente lo que pasaba.
A lo que simplemente sonreí por la ternura de esta.
Luego mis ojos llegan a aquellos par de hermanos, y pensé que en cualquier momento estallarían por la rabia. Me levanto de mi asiento.
—Un placer.— hago el saludo de Dräcks, miro a aquellos hermanos, les dedico una sonrisa para que no se preocupen y procedo finalmente a contar todo lo que me había sucedido.
—¿Cómo es que sabes hacer eso?— dicen Mónica, Loreta y Jhonny al unisono. Sonreí nuevamente.
—Ni yo lo sé,— le confieso cuando llegó a la conclusión que yo tampoco sabía.—pero no se preocupe no hay de que preocuparse. —Me senté en mi lugar.
Algo desde el fondo de mi interior, surgió haciendo que todos retrocedieran o que por lo menos sus vestimentas y cabellos se alborotaran por aquello.
—¿Lexia?
—No.
—No crees...
—¡No!,—grite desesperada. Miro como todos están asustandos así que salir de allí. —lo siento pero tendré que retirar me.— Me levanto de mi asiento, mientras creo una conexión con mis más allegados.— 'Síganme'— y cerré la conexión.
Los pasos apresurados de ellos me hizo apresurar más los míos.
Pasillo tras pasillos pasábamos.
—¿No pregunten?
—No lo pensábamos hacer.—dice Loreta. Mientras sonreía.
Creé un portal y ellos me siguieron sin más.
Aquella barrera de enormes y frondosos árboles, arbustos pero tampoco dejar de lado el gran valle en dónde muchas batallas de había llevado acabó, quien diría que sobre aquellas bellas tierras había corrido un gran ríos de color carmesí y olor a hierro.
A lo lejos en un cúmulo de tierras y rocas yacía el árbol que muchas veces en mis sueños ví.
—Ārcądî.— pronuncie en un susurró cuándo estaba frente al gran y frondoso árbol. Todo estaba como en el sueño, la mesa de madera oscura en forma circular con un corazón tallado en el centro y con incrustaciones en el, las sillas de madera oscura igual que la mesa y en el respalda de esta, estaba es flor marchita de color rojo sangre y las hojas de oro adornando todo el respaldar y resto de toda la sillas.
El suelo era de color verde como simbolizando de alguna manera a la naturaleza misma una pasillo del lado izquierdo llamo mi atención ya que no había visto antes.