[1] Capitulo 3 *

31 8 2
                                    

"Incluso si mi destino estrágico, no dejaré que posean mi alma y mucho la atormenten hasta dar la estocada mortal"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Incluso si mi destino es
trágico, no dejaré que posean mi alma
y mucho la atormenten hasta dar la estocada mortal"
.

.

.

Desde la discusión con mi hermana, no nos hemos vuelto a hablar y ya ha transcurrido unas semanas.

-Aquí,- le dije para que se detuviera.-está bien, gracias Carlos.-le informe a carlos el chófer, al cuál para mí era como un tío. Sabiendo que había un parque a dos cuadra de aquí.

-Segura Rachelle.-dijo viéndome por el retrovisor. Me miro con duda y preocupación.

-Si, muy segura.-necesito pensar un poco respecto al tema y que mejor cosa que caminar un poco,¿no?

-Pero si falta unas dos calles para llegar...-le corté.

-Si, lo sé...-necesito escoger las palabras adecuadas para que no se preocupe más de lo que ya todos lo están.-solo quiero caminar y tomar un poco de aire...-suspire. Le sonreí para que no se preocupara.-eso es todo.

-¿Estás segura? ...-su preocupación era palpable.-No quiero que nada malo te pase, enana.-terminó dedicándome una tierna sonrisa por el pequeño espejo.

-Si.-dobló la esquina, le dije que me dejara en el parque.-Gracias Carlos...-abrí la puerta del vehículo.-Adiós.-para luego finalmente salir de él. Me detuve cuando escuche que me llamaba.

-Adiós enana, cuídate.-negué sonriendo.

Carlos era prácticamente de la familia, el perdió a su familia cuando tenía veinticuatro años ahora tenía treinta y cinco.

Conoció a mi papá de la forma más espontánea posible, se volvieron amigos, mi papá le dijo que podía trabajar en la empresa pero el dijo que quería ser chófer, mi padre no lo cuestiono y he nos aquí.

El arranco y se fue dejándome en la entrada del parque. Había unas rejas negras en la entrada.

Pase estás; Un ambiente serenó se poso sobre mi piel dándome la bienvenida. Para estar en la cuidad el parque estaba tan lleno de paz que cada vez podía venía aquí a olvidarme de las cosas, rodeado de césped, de un camino de cemento en el suelo que te indicaba por dónde caminar, de personas llenando el ambiente de murmullos, risas y paz, árboles evitan que el ruido y el viento azotaran la zona y bancas a su alrededores ayudan en la decoración.

Así que me permiti poder pensar un poco dejando el camino de lado y adentrandome entre los arboles.

Tocaba cada árbol que pasaba dejándome poder sentir la dura corteza de estos, así estuve un buen tiempo cuando me detuve, sentí que se me había clavado una astilla en el dedo índice.

Lexia.✓ [El Origen De Los Sagrados Cristales 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora