Lexia.✓ [El Origen De Los Sagrados Cristales 1]

[1] Capitulo 12*

"Aún si no te tengo a mi lado siempre estarás en mi corazón y en el dije de mi medalla hecha corazón"

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Charlotte  Parks Thompson.

—Es imposible que allá desaparecido sin dejar algún rastro.— gritó completamente enojada, ya estoy más que arta que no me digan nada ella es mi hermana y no puedo seguir de esa manera.

Me encontraba en el despacho de papá, mientras mamá estaba en una esquina  de la habitación leyendo un libro que decía 'como superar la tristeza de perder a un ser querido', ese lugar de lectura se lo hizo papá cuando yo tenía trece año de edad. Por otro lado papá estaba leyendo unos papeles que los sostenía con la mano derecha, mientras bebía una taza de café con la otra mano.

Toda la habitación estaba decorada de manera sencilla.

Estaba el rincón de mamá, la mesa de papá y unos no libreros detrás de él y aldo de el, desde el suelo hasta el techo del mismo.

—No sabemos nada de ella.—es como si se la hubiera tragado la tierra.

—No esto es que hicieron algo con ella.— papá se levantó en un ágil movimiento y golpeó fuertemente la mesa de madera con las palmas de sus manos.

—¡Por Dios!,— gritó.—estas oyendo lo que dices, charlotte.— por inercia voltee a ver a mi madre y ella simplemente introdujo más su cara en el libro, mientras tanto arrugaba más el frágil encuadernado de esa estúpido escrito.

—¿Cómo es que tú estás tan tranquila?—dije susurrándole ai madre. Miro como arranca las hojas del texto, también observó como una vena se hace presente en su frente y como sus ojos se cristalizan a medida que pasan los segundo en tanto desahogaba su irá contra lo que alguna vez fue un libro con el título 'como superar la tristeza de perder a un ser querido'.

—Estoy más que arta de esto,—inicio, durante ese tiempo tiro lo que tenía en sus manos. Camino hasta quedar enfrente mío, aquello me dejó atónita y hizo aquel movimiento tan rápido que no pude retroceder.— tampoco te quiero perder a tí,— me abrazó para continuar diciendo.— por favor cálmate y te contaré todo.— un estruendo hace que nos separemos.

—No puedes,— dice mi padre. Noto como el está al borde de romper en llanto.— ya sabes que ella están curiosa que es probable que no vuelva.— observa a mi madre y luego me observa a mi y allí permanecen sus ojos color miel.